Afirmar la posibilidad de la recuperación del agro venezolano no es solamente la expresión de un deseo. Es, sobre todo, la constatación de nuestras enormes fortalezas en este campo, muy especialmente las del potencial humano, técnico y organizativo, ahora profundamente deprimido y limitado en su acción por las políticas destructoras de un sistema estatista que se pierde en la madeja de las promesas y ha conducido a índices alarmantes de desabastecimiento y desnutrición. Esta podría ser una de las conclusiones del foro programado por Analítica y Fedeeuropa sobre la agricultura como eje vital para la recuperación del país.
La dramática declaración de Fedeagro según la cual el campo venezolano abastece solo 20% del consumo de alimentos nacional es un indicativo del estado de gravedad para quien se acerque al problema desde la perspectiva humana y desde la definición de políticas públicas sobre el tema. El caos en la definición y aplicación de estas políticas junto al desmantelamiento del marco institucional y la destrucción de un sistema basado en el mercado explican la reducción histórica de actividad agrícola y la enorme incapacidad para abastecer el mercado y las necesidades alimenticias de los venezolanos.
En el foro de Analítica, los expertos Germán Briceño y Rodrigo Agudo fueron más allá del diagnóstico. Sobre la base de los datos recogidos por las federaciones vinculadas al agro y en ausencia de data oficial, presentaron los principales aspectos del Plan País Agroalimentario en el que han venido trabajando desde hace más de dos años y cuyos retos principales son incrementar significativamente la producción de la materias primas y productos importados y garantizar la disponibilidad, acceso y calidad de los alimentos a toda la población. El establecimiento del SAV (Sistema Agroalimentario Venezolano) permitirá concentrar la ejecución de cada uno de los planes, así como vincular la academia con la producción, ampliar las redes de comunicación, atender los aspectos cruciales de formación del productor agrícola, incorporación de la tecnología y generación o robustecimiento de asociaciones con productores y mercados en el contexto internacional.
Se trata, nada menos, que de potenciar una sociedad agrícola. A su juicio, Venezuela tiene la capacidad, conocimiento, experiencia y voluntad de los trabajadores del campo para alcanzar en siete años su soberanía alimentaria mediante el autoabastecimiento de 70% de las necesidades mínimas nutricionales de la población. Las propuestas contenidas en el Plan País en materia agroalimentaria contrastan radicalmente con la pobreza creativa en la formulación de planes por parte de un gobierno que no ha pasado de la retórica del relanzamiento de la Gran Misión Agroalimentaria, suma de políticas descoordinadas y metas imposibles de lograr con la mentalidad que las inspira y las estructuras en las que se apoya.
La triste historia de nuestro sistema alimentario pone de manifiesto el escaso interés real de los líderes políticos por atacar el caos en el que ha venido convirtiéndose entre nosotros la producción agrícola. La atención al país electoral parece haber reducido la que se espera presten al país real y a la premisa según la cual la democracia es más que votar. Se percibe la urgencia de eso que los autores han dado en llamar cultura democrática y que recuerda lo escrito en 1982 por Michael Novak, filósofo y diplomático norteamericano, cuando define el capitalismo democrático como un sistema social plural en el que confluyen una economía predominantemente de mercado; una organización política respetuosa de los derechos del individuo a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, y un sistema de instituciones culturales movido por los ideales de libertad y justicia para todos.
Para nosotros, en Venezuela, en este momento, resulta vital recordar esta exigencia de espíritu democrático por el cual las sociedades, con sus diferencias, trabajan por resolver los problemas comunes. Hacerlo significa superar simultáneamente el cansancio o la desesperanza de la población y el encerramiento de los líderes en estrategias personalistas.