Este recordatorio, tal vez sea uno de los muchos logros al que nos debemos abocar todos, desde la perspectiva que hoy es Valencia, mañana le puede pasar a usted, ayer le tocó a Canarias, que no nos hemos olvidado nunca de ella, esta mañana Barcelona estuvo amenazada y cada día es una zona de España y del mundo en vilo por los embates de la naturaleza.
Leí la semana pasada, sólo para saber de lo que son capaces los humanos, que en Fujian, China, una región que no sé dónde es y probablemente muchos no sepamos, lograron 1.500 trabajadores levantar una estación de tren en tan solo 9 horas.
Sabemos que las ciudades afectadas por las riadas, lluvias torrenciales en Valencia, y toda clase de catástrofes, en toda España, no son una estación de tren, es un asunto un pelín más complejo, pero es posible la reconstrucción de las ciudades, sabemos que no en horas, tal vez tome días, meses, pero tenemos que ponernos metas, un plazo y emplear toda la mano de obra capacitada o no, necesaria para batir estos récords.
Tenemos que ir en dos líneas, Estado y sector privado, ajustándose a los planes ya elaborados de ordenamiento urbano que prevean estos asuntos de los riesgos de construcción de la naturaleza, a corto, mediano y largo plazo.
Aquí el sector privado tiene que ser visionario, se sabe que ya están los recursos económicos para un primer impulso, de un mercado de consumidores y usuarios, sin nada, que se estima de 800.000 a 1 millón de personas afectadas, no de una nación tercermundista, sino de una nación desarrollada con todos los servicios e instituciones públicas sólidas.
El capital humano existe, de la mejor calidad, capacitados, formados, estas son las visiones que tenemos que analizar en minutos. Dice una célebre frase del siglo XX: “Tanto mercado como sea posible; tanto Estado como sea necesario”, frase poderosa que logra unir dos fuerzas ideológicas que parecen estar en contraposición, cuando en verdad se complementan, precisamente en el Estado de Bienestar, frase que fue llevada a cabo de forma práctica para la reconstrucción de una Alemania que había sufrido la devastación de la Segunda Guerra Mundial y que había que reconstruirla, en la que trabajaron economistas de lo mejor del liberalismo económico y los tratadistas de lo mejor del intervencionismo por parte del Estado.
Bajando los impuestos donde debían ser reducidos o suprimidos, fortalecer y aumentar los sistemas en seguridad ciudadana donde debían ser usados, al punto de que si es necesario militarizar para proteger la seguridad de las personas se llevaba a cabo.
Como bien diría Enrique IV de Navarra y de Francia, que si él dijo que Paris vale una misa; Valencia vale todas las que sean necesarias; en memoria de los fallecidos y como recordatorio de la tarea que se emprende, la cual es su reconstrucción, tarea que también está pendiente luego de detener de manera urgente la guerra en Ucrania y la guerra Árabe Israelí por la misericordia de los miles de niños con sus ilusiones que están padeciendo.
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