Como siempre sucede en estos tiempos de anti-Patria, el gobierno de maduro finalmente entregó a la Shell el Campo de gas Dragón, ubicado al Norte de Paria, en el Estado Sucre. Como es usual, el país no sabe nada, ni las condiciones fiscales, legales, pero más importante aún, las motivaciones.
Estos contratos, de interés público, deben ser discutidos en la Asamblea Nacional, deben ser informados al país, deben conocerse las condiciones fiscales, impuestos y regalías, el precio de venta de nuestro gas y por qué se decidió entregar a la Shell, quién decidió esto, por qué favorecer a la transnacional, quién la escogió, qué gana el país con ello.
Hoy día, el país está indefenso, mientras el gobierno lo entrega todo, se ha creado una situación absolutamente irregular, donde cualquier transnacional o grupo “empresarial” enchufado al gobierno, obtiene un pedazo de la Patria. El gobierno actúa al margen de la ley, repartiendo el país, como si fuera de ellos.
En la Resolución ministerial N° 0037 del 21 de diciembre de 2023, publicada en la Gaceta Oficial Nº 6.793 de fecha 29 de enero de 2024, el Ministerio de Petróleo entrega el campo Dragón a la “NGC Exploration and Production Limited” (Compañía Nacional del Gas de Trinidad y Tobago) y la Shell, transnacional que controla la producción de Gas Natural Licuado en Trinidad y Tobago.
En la escueta Resolución no se publican los términos y condiciones de la Licencia, solo se indica cómo se repartirán nuestro gas: toda la producción en Campo Dragón va a Trinidad y Tobago, 70% para que la Shell lo exporte como GNL y el 30% para la NGC y sus instalaciones petroquímicas en Trinidad y Tobago.
Se consuma así, otra entrega: la del gas de la Patria, lo mismo que ha venido sucediendo con Pdvsa, el petróleo, el Esequibo, el Arco Minero; es la entrega de la soberanía nacional. Como hemos alertado y denunciado de manera permanente, el país es víctima de una verdadera rebatiña, donde las transnacionales y los “empresarios” asociados al madurismo se llevan los pedazos de lo que queda de Patria. Arrebatandonos nuestras riquezas y recursos naturales y las posibilidades de salir de este abismo.
El Campo Dragón, junto a los Campos Patao, Mejillones y Río Caribe, tienen reservas probadas de 14 TCF (Trillones de pies cúbicos) de gas no-asociado al petróleo, con la presencia –en el Campo Rio Caribe– de condensados, hidrocarburo ligero, de alta calidad.
Esta inmensa riqueza, en los años 90, años de la Apertura Petrolera y entrega, se la pretendian llevar para la exportación, la ExxonMobil, Shell y Mitsubishi con el Proyecto Cristóbal Colón, pagando regalías de 1% y privando al país del gas necesario para nuestro desarrollo petroquímico e industrial.
Luego, entre el 2001 y 2002, con el Gobierno del presidente Chávez, y con la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos del año 1999, desde el Ente Nacional del Gas (ENAGAS) en el Ministerio de Energía y Minas, desarrollamos el Plan Nacional del Gas, detuvimos la privatización del sector que era impulsada por la vieja PDVSA, así como los lesivos proyectos donde se entregaba nuestro gas a la ENRON (empresa norteamericana que luego quebraría, producto de un inmenso fraude) en su proyecto en Jose, y a la ExxonMobil y Shell en el “Cristóbal Colón”.
Desde el Ministerio de Petróleo, propusimos al Presidente Chávez el Desarrollo del Proyecto “Mariscal Sucre”, donde PDVSA desarrollaria los Campos del Norte de Paria (Dragón, Mejillones, Patao y Río Caribe) para producir y llevar este gas a tierra firme, a Güiria y de allí al resto del territorio nacional. Es decir, no era un gas para que se lo llevaran las transnacionales o para desarrollar Trinidad y Tobago, era un gas para el desarrollo nacional, el de Venezuela.
El proyecto “Mariscal Sucre” fue aprobado por el presidente Chávez y sería la base angular del desarrollo del estado Sucre, con la construcción en Güiria del Complejo Industrial Gran Mariscal de Ayacucho (CIGMA), lo cual permitiría el desarrollo petroquímico e industrial de una de las regiones más pobres y lejanas del país, así como para garantizar el suministro al mercado interno.
Se trataba de crear trabajo de calidad, inversiones en el estado y, por supuesto, desplegar una intensa actividad de desarrollo social: viviendas, escuelas, hospitales, aeropuerto, vialidad, cultura, que permitiera sacar a la región del abandono y pobreza a la que estuvo condenada por el modelo rentista petrolero.
El proyecto, además, permitiría fortalecer la presencia del Estado en el extremo oriental de nuestro país, por lo que todas las actividades de perforación se hacían con el acompañamiento de nuestra Armada y el apoyo aéreo del ejército.
En paralelo al desarrollo del CIGMA, el Proyecto contemplaba llevar el gas a todo el país, cambiar nuestra matriz energética, para utilizar el gas como insumo para el sector eléctrico, sustituyendo la quema de diesel y Fuel Oil.
Con el sistema de gasoductos desarrollado, el gas del Mariscal Sucre, del Norte de Paria llegaría a todo el oriente del país: Cumaná, Carúpano, Margarita hasta Puerto La Cruz, donde se interconectaría con los gasoductos existentes y el nuevo gasoducto Centro Occidental (ICO) lo que permitiría transportar el gas desde el Oriente (Paria) hasta el Occidente (Zulia).
Para este propósito se instalaron más de 800 kilómetros de tubería de gran diámetro (hasta 45 pulgadas) fabricadas en nuestras plantas de tubos de Pdvsa Industrial; incluso, se hizo el tendido submarino hasta la Isla de Margarita, el Gasoducto Nororiental G/J José Francisco Bermúdez.
Así el desarrollo costa afuera de gas no-asociado del Mariscal Sucre, en el extremo oriente del país, se conectaría con el otro proyecto Costa Afuera, el Rafael Urdaneta, en el Golfo de Venezuela, donde, en el Bloque Cardón IV, se descubrió otro gigante, el pozo Perla 3X con 17 TCF de gas en reserva, lo que nos permitiría tener suficiente abastecimiento de gas para el occidente y junto al Mariscal Sucre, para todo el país, con un solo sistema interconectado.
La idea estratégica era llevar el gas a todo el país, de un extremo a otro, asegurar las fuentes de suministro y utilizarlo para la industria petroquímica, tanto para las nuevas nuevas como las existentes en el centro y occidente del país; adicionalmente disponer gas para el sector eléctrico, instalando plantas termoeléctricas en base a gas, como se hizo en Aragua, Carabobo, Cumaná, Puerto La Cruz, Jose, Margarita; y atender el consumo doméstico, es decir, sustituir las bombonas con gas directo.
Este desarrollo está plasmado en el Plan de la Patria que presentó el presidente Chávez al país para las elecciones de 2012; era parte de un Plan de desarrollo de largo aliento, estratégico, que junto al Proyecto Socialista Orinoco, basado en el desarrollo petrolero de la faja petrolífera del Orinoco, serían dos poderosos instrumentos para cambiar la lógica del Capital sobre el terreno, la idea era utilizar el petróleo y el gas para cambiar las deformaciones estructurales del modelo rentista petrolero y ocupar el territorio abandonado durante el siglo XX, una oportunidad extraordinaria para el pleno desarrollo de nuestro país, de nuestro pueblo y del socialismo como modelo.
Por ello, cada vez que este gobierno entrega nuestros recursos naturales: petróleo, gas y minerales y cuando entrega nuestra empresa Nacional Pdvsa, está entregando nuestra únicas posibilidades de desarrollo, los instrumentos para el ejercicio pleno de nuestra Soberanía Nacional.
Lo que sucede con la entrega del Gas a la Shell, del petróleo a la Chevron y de nuestro aparato económico a la rebatiña de la nueva burguesía o las transnacionales, es tan grave como la entrega del Esequibo a la ExxonMobil.
Son elementos de un mismo problema: la entrega de la Soberanía nacional. El gobierno sigue “despedazando la patria”, como decía Chávez, cuando se refería a lo que hacía la IV República; no solo cancela el Plan de la Patria, sino que despoja al pueblo venezolano de sus riquezas, sus recursos naturales, entregándolos al saqueo transnacional.
El gobierno actúa como la abuela desalmada del cuento de Gabriel García Márquez, entregando a su Cándida Eréndida (Venezuela) para mantenerse en el poder y satisfacer los intereses de los grupos económicos que lo sostienen.
Nadie en el país discute estos asuntos, ni el PSUV, ni la Asamblea Nacional, ni la oposición tradicional, ni los militares, ni la otrora dirigencia chavista. El pueblo está solo, traicionado por las élites.
Es por ello que la construcción de una vanguardia revolucionaria y bolivariana que le dé un parao a este gobierno y su entreguismo, que cambie la situacion del pais, no puede depender de las élites, de los grupos de poder, de sus negociaciones y mucho menos de los oscuros intereses de las grandes potencias y transnacionales.
El escenario político de devastación de la Patria y las intenciones del gobierno de perpetuarse en el poder para seguir desmantelando las posibilidades reales de salir de este abismo, requiere de una postura radical, chavista y patriota, en todos los frentes, civil y militar, para generar un movimiento político revolucionario, profundamente bolivariano, para dar al traste con esta situación y restablecer la Soberanía, popular, política y económica.
El problema es eminentemente político. Debemos conquistar el poder, tener un gobierno que respete la Constitución y las leyes, que gobierne para el pueblo, para los más sagrados intereses de la patria; sólo así podremos salir del abismo, trabajar en la reconstrucción nacional y reconquistar el futuro, materializar el sueño colectivo de un país que camine con sus propios pies y sea soberano, donde los gobernantes se sujeten a las leyes, a la voluntad del pueblo, para retomar el Plan de la Patria y volver a trabajar por el país posible, una sola Venezuela, orgullosa, fuerte, soberana, bolivariana.