OPINIÓN

La razón y la demagogia compiten el martes en EE UU

por Fermín Lares Fermín Lares
dos encuestas de CNN y New York Times arrojan un empate muy ajustado entre Trump y Harris

Foto: EFE

A menos de una semana de las elecciones presidenciales estadounidenses, ha crecido la incertidumbre sobre quién ganará los comicios.

Los números de las encuestas indican que el margen de la competencia es cada vez más estrecho. Reuters/Ipsos, por ejemplo, pone a ganar nacionalmente a Kamala Harris frente a Donald Trump por tres puntos (48 a 45). The Wall Street, por su parte, pone a ganar Trump también por tres puntos (49 a 46). Para el New York Times/Siena y CNN, los dos candidatos principales están empatados en 48 y 47 puntos, respectivamente.

Pero como ya se ha dicho, es en el nivel de los estados donde verdaderamente se deciden las cosas, porque la suma de los votos de los colegios electorales de cada estado es la que determina la victoria. La gente vota por el candidato de su preferencia en su estado y quien gane allí obtendrá los votos del colegio electoral de ese estado. El número de miembros de los colegios electorales del estado es igual al número de diputados y senadores representando a ese estado en el Congreso. La cifra mágica para ganar son 270 votos de los colegios electorales, porque la suma total de estos es de 538. 

En los años que van del siglo XXI, se han ido consolidando las preferencias partidistas en la mayoría de los estados, con tendencias claramente predecibles. Cada vez más son menos los estados que deciden verdaderamente la elección. Para estos comicios de 2024, la mirada está puesta en sólo 7 de ellos: Pensilvania (19), Michigan (15), Wisconsin (10), Georgia (16), Carolina del Norte (16), Nevada (6) y Arizona (11). La pelea hoy en estos estados hace más impredecible el resultado general. Los dos candidatos, el republicano y la demócrata, están virtualmente empatados.  

La cadena NBC ofreció el domingo un promedio de encuestas con ventaja para Harris en Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin, por menos de un punto. Arizona, Georgia y Carolina del Norte estarían con Trump, con ventaja similar, excepto en Georgia, donde la diferencia fue de 1.3 puntos. La cadena ABC mostró lo que ha sido una tendencia en las últimas seis semanas: Trump parece haber ganado terreno. Este conglomerado televisivo también dice que Harris gana en Michigan, Pensilvania y Nevada, y está empatada con Trump en Wisconsin. Descendió en todos menos en Nevada, donde aumentó a medio punto de ventaja. El New York Times afirma que los promedios nacionales de los candidatos están empatados y que Trump, por primera vez en muchos años para los republicanos, podría hasta ganar el voto popular.

Hay una constante: Trump siempre aparece ganador en Arizona (11) y Carolina del Norte (16), mientras que Kamala Harris lo hace en Pensilvania (19) y Michigan (15). Los números varían para los dos en los otros estados. El porcentaje de indecisos, o que podrían cambiar su opinión a última hora, es de alrededor de 18%, según algunas mediciones. Kamala busca afanosamente votantes masculinos, blancos y negros. Las mujeres la apoyan abrumadoramente. Trump ha atraído hasta a los varones latinos. Al macho por excelencia lo apoyan más los hombres que a la vicepresidenta. 

Además de los inciertos pronósticos de las encuestas para el próximo martes, están los presentados por el profesor de American University, Allan Lichtman, un historiador que ha acertado en sus predicciones electorales presidenciales desde el triunfo de Ronald Reagan en 1980, excepto cuando ganó George W. Bush contra Al Gore, en 2000, quien conquistó el voto popular en aquella ocasión, pero perdió por 537 votos en Florida, estado que le dio a Bush la victoria con los 25 votos de colegios electorales del estado.

El profesor Lichtman se basa en 13 claves para sus pronósticos, con opciones de verdadero o falso para cada una. El candidato con más claves verdaderas, según el profesor, gana la elección. 4 de las claves tienen su base en la política del candidato, 7 en el desempeño y 2 en la personalidad.

La primera (1) es si el partido de gobierno tiene un mandato completo: Falsa para Harris, porque la Cámara de Representantes la domina el Partido Republicano. 2. El partido de gobierno evitó el resquebrajamiento interno por divisiones candidaturales. Verdadera: Biden ganó con facilidad internamente y no hubo problemas en la escogencia de Harris cuando Biden renunció a su candidatura. 3. El presidente compite para la reelección. Falsa, Biden se retiró. 4. Participación de un tercer partido no influye mayormente en la contienda: Verdadera. 5. Buen estado de la economía a corto plazo. Verdadera: no ha habido ni se avizora una recesión. 6. Buen estado de la economía a largo plazo. Verdadera: el crecimiento económico actual es superior al de los dos períodos previos. 7. Cambios importantes de política nacional: Verdadera. Se renegoció el acuerdo climático internacional, se aprobaron leyes como la de infraestructura (la anterior fue de Eisenhower), la ley de producción de chips en Estados Unidos, y la de la reducción de la inflación y el cambio climático. 8. Carencia de disrupción social. Verdadera: ha habido protestas en el país, pero no una perturbación permanente. 9. Escándalo en la Casa Blanca. Verdadera a favor de Harris, porque las acusaciones contra el presidente no han tenido fundamento real. 10. Carisma. Falsa para Harris. Biden tiene poca popularidad y la de ella es más negativa que positiva en lo personal. 11. Carisma del retador. Falsa para Trump, según el profesor, lo cual beneficia a Harris. 

12 y 13 tienen que ver con el desempeño gubernamental de política militar y exterior, que Biden no lo ha tenido bueno en la guerra de Gaza, así como tampoco ha tenido un éxito rotundamente resaltante en el plano internacional y militar. En este sentido, según el académico universitario, Kamala Harris tiene 8 claves a su favor, con lo cual tendría asegurado su triunfo.

Sin embargo, aun cuando la presentación que hace el profesor Lichtman de las claves pudiera ser cierta, la manera como el electorado percibe cada uno de esos factores es especialmente significativa en esta elección presidencial. Por ejemplo, a pesar de que la economía norteamericana está en muy buena situación, tanto en el corto como en el mediano plazo, los electores no la ven de la misma manera. El electorado ha opinado en todas las encuestas que la economía es el tema de mayor importancia y dentro de éste está el precio de los productos que se compran en el mercado, que subieron y no han bajado, aunque la realidad sea que el índice de inflación está alrededor de 2%, tendiendo a la baja. El electorado resiente los precios que mantienen los productos, aunque le digan que el índice de inflación está bajando. Incluso, el índice de salarios ha sido mayor que el de la inflación, y ha habido un aumento en el empleo, que ha llegado a más de 15 millones de puestos de trabajo creados durante la actual administración gubernamental. Cuando se les pregunta, los electores dicen que la economía del país está bien, que también lo está la de su región, pero que la de ellos, en lo personal, está mal.

La campaña de Trump ha hecho mucho énfasis en la “inflación”, además del tema de la inmigración, que la califica como una invasión foránea de delincuentes que están atormentando las ciudades estadounidenses (los índices de crímenes violentos también han bajado). En las relativamente pocas semanas de campaña electoral de Kamala Harris, la vicepresidenta no ha defendido suficientemente la obra de Biden, por temor a que la identifiquen con la mala imagen que el país tiene de él y de su gestión (Biden no la defendió mientras gobernó y como candidato tuvo poco chance). Y tampoco ha reconocido los escollos tardíamente superados por la administración actual respecto al tema migratorio, para poder explicar mejor que al final, hubo una propuesta de ley consensuada (esto sí lo ha enfatizado la candidata) para ponerle coto a la crisis migratoria, que el candidato Trump bloqueó, ordenando a sus parlamentarios que no la aprobaran y seguir explotando la situación como tema de campaña.

El descontento económico de hoy forma parte de una insatisfacción general que existe desde hace más de dos décadas en la clase trabajadora norteamericana, acentuada en los hombres blancos sin educación universitaria. Su poder adquisitivo ha mermado con los años, al igual que otros beneficios, como las pensiones de vejez, eliminadas de los contratos colectivos, y el acceso a la salud. 

Esos son los electores principales de Michigan, Wisconsin y Pensilvania, que votaron primero por Obama, luego por Trump y después por Biden. En el fondo, es la obra de Biden, no muy bien defendida, contra la demagogia de Trump, la que está compitiendo en esta elección; así los mismos votantes no estén conscientes de ello. El martes se verá si por encima de todo, es el profesor Lichtman quien tiene la razón.

@LaresFermin