Cuando se mira el mapa de las zonas del mundo sometidas a una revolución, incluso en las regiones donde hubo imperios, todas han estado están destinadas de manera ineludible a una purga en derredor de la gobernanza en turno.
Por ejemplo, los imperios prehispánicos no cayeron por ser débiles, incompetentes e indisciplinados; tampoco las dinastías chinas. La causa fueron las pugnas por el poder, entre castas y tribus que socavan la estabilidad de los mismos, a tal punto de provocar las purgas, que dieron paso a alianzas entre aborígenes y europeos para establecer nuevas formas y estructuras de gobierno, para bien o para mal de los mismos.
Pasó en Grecia, Egipto, Persia, China, Roma, Tártaros, así como en los imperios de los mayas, incas, aztecas. Por ejemplo, la Rusia Zarista tuvo su purga; el otrora Imperio Español, la suya. Las democracias también tienen su purga, de forma, más o menos pacífica a través de los distintos métodos y formas propias del sistema; a todas estas, la lucha por el poder se entreteje entre intrigas e instintos bajos u oscuros; es decir, todos los integrantes de cualquier organización viven expuestos a ser objetos de purgas. No obstante, lo que suele no tomarse en cuenta es que los mismos mandatarios y líderes políticos son expuestos a las mismas causas de las purgas. Le sucedió a Julio César, a los zares por parte de los ejércitos bolcheviques comandados por actores políticos, puestos ahí para la destrucción del viejo orden zarista. El mismo Mao, encabezando la Revolución Cultural en la China comunista, luego de tener el control total de los cantones fue anulado del poder.
Cuando se revisa la historia, le ha pasado a innumerables reyes tanto en Occidente como en Oriente, entre los que cabe recordar al Shah Pahlevi del Imperio Persa, que muy cerca de una fastuosa celebración fue reemplazado del poder por un régimen totalitario; también, le sucedió al Imperio Otomano, y no hay imperio antiguo o moderno que esté exento de no caer ante una purga.
Lo que sí ha de llamar la atención de todo el entramado de las purgas democráticas o por parte de cualquier tiranía, es que siempre suelen suceder con la visita de un mandatario o plenipotenciario a las naciones donde se llevan a cabo.
En ese sentido, no es casualidad los hechos acaecidos en Venezuela en el año 1992 con el golpe de Estado al presidente Pérez. Antes de ese año, en 1989 se desarrollan una serie de visitas que en vez de fortalecer la soberanía y la economía de la nación, fueron en detrimento de la misma, al punto de convertir la nación próspera como lo sigue siendo a ruinas comparables con la Cuba socialista o cualquier país de los más pobres o incluso en guerras.
Además, hay que resaltar que los más interesados en devaluar las naciones no son sus nacionales o connacionales, como se suele señalar, o la incapacidad de los mismos, como también de manera ramplón, suele juzgarse; es verdad que, histriones, por cierto muy malos actores, la mayoría de las veces, suele trabajar para los intereses extranjeros de destrucción de una nación, entre los que cabe mencionar estrategias como las de la inflación y todo lo que concierne a esta variable; además, el fenómeno de la escasez, como estrategia para generar la tormenta perfecta de caos social y fomento de la violencia, entre otros de los efectos generales que subyacen en estos escenarios causas.
De ahí que es necesario identificar los elementos que convergen alrededor de la purga para conocer los cilindros que desencadenan las mismas y por qué, muchas de ellas ajustadas a los valores morales de la justicia, para que tras los bastidores del poder no se re-conozcan las verdades que controlan todo.
Sin embargo, la purga revolucionaria viene sofisticándose al punto de que hoy con los adelantos de la Revolución Tecnológica, entre ellos la Inteligencia Artificial (IA), está presumiendo de tener la capacidad de leer los pensamientos y más aún inducir a qué pensar y cómo pensar del individuo masa de la psicología; convertido en verdadero sujeto obediente o autómata, programado a favor del control total por parte del Estado.
De ahí que la Inteligencia Artificial viene convenciendo a todos los sectores de los distintos sistemas ideológicos, al punto de que los libertarios, teniendo como referencias autores como Huxley, o el mismo hombre a caballo, autor de 1984 con su Gran Hermano, el archiconocido Orwell; sean degradados para pensar que un mundo feliz pueda ser administrado por una computadora central, reemplazando al gobernado por humanos.
@aegeovo