El 8 de mayo de 1942 finaliza la Batalla del Mar de Coral con el retiro de las flotas Aliada (no solo era Estados Unidos, sino también Australia) y japonesa. “De esta forma terminó el primer gran encuentro naval que registra la historia, en el que los buques de superficie no intercambiaron un solo disparo”, concluye el informe redactado por el comandante en jefe de la US Navy el almirante Ernest J. King (1944, A Report of Secretary of de the United States Navy). Frase que no se ha dejado de repetir en la historiografía, los documentales y el cine; aunque en este último no conozco ninguna película a diferencia del otro enfrentamiento entre portaviones: Midway (4-7 de junio de 1942). Si el pequeño bombardeo sobre Tokio del general Jimmy Doolitle fue el contragolpe de los Aliados después de Pearl Harbor en la Segunda Guerra Mundial, el primer combate entre portaviones de la historia fue la primera derrota nipona al impedir la realización de la “Operación MO” (plan de invasión de Port Moresby en Nueva Guinea).
Sir Winston Churchill en su obra magna La Segunda Guerra Mundial (1948-1956), dedica al tema el capítulo IX “Las victorias navales estadounidenses: El Mar del Coral y Las Islas de Midway” del “Libro III. La Gran Alianza”. Sus palabras iniciales advierten su importancia: “En ese momento se produjeron en el océano Pacífico unos acontecimientos conmovedores que afectaron el curso de toda la guerra”. Y su explicación es la siguiente: “A finales de marzo la primera fase del plan de guerra japonés había sido un éxito tan completo que sorprendió incluso a sus autores”, tal como afirmamos en la serie de artículo que analiza esta ofensiva: su avance fue mucho más rápido que el alemán en Europa.
Churchill señala que el Japón en vez de consolidar lo logrado, optaron después de grandes debates del Alto Mando, por extender el “perímetro defensivo” e incluso con la temeridad de hacerlo en dos áreas separada por miles de kilómetros: el sur frente a las costas de Australia y al norte en Midway y las Aleutianas (archipiélago de Alaska). Las causas de estas decisiones las identifica en “la convicción de que las potencias occidentales no estaban dispuestas a luchar hasta morir”, la victoria de Adolf Hitler en Europa, “la tentación natural del éxito arrollador” y un diagnóstico errado al no tener en cuenta “las fuerzas mundiales en su auténtica proporción”. Concluyendo: “fue cambiar una ventaja bastante fuerte y firme por un dominio extenso y poco rígido, que no estaban en condiciones de defender”. Era tal su ceguera que muchos soñaron con la conquista de Pearl Harbor, Australia y la India (para incluso entrar en contacto con la expansión alemana por el Cáucaso).
El objetivo estratégico de la “Operación Mo” (comandada por el vicealmirante ShigeyoshiInoue) era el dominio de los mares e islas que bordeaban la costa nororiental de Australia para detener la comunicación directa con Estados Unidos (evitar así la amenaza de desembarcos en el perímetro sur del Imperio nipón). Los medios o tácticas serían el finalizar la campaña de Nueva Guinea al capturar Port Moresby y controlar las Islas Salomón, Samoa, Fiyi y Nueva Caledonia (posteriormente). Las fuerzas de desembarco saldrían de Rabaul de Nueva Bretaña en las Salomón (conquistada por los japoneses el 23 de enero a las fuerzas australianas) la cual se había convertido en una base fundamental desde donde salían bombarderos que apoyaban las campañas en la zona (Nueva Guinea y Salomón). También contarían con la protección de un portaviones ligero (Shoho) y los pesados: Zuikakuy Shokaku (todos acompañados por 6 cruceros y 6 destructores). La isla de Tulagi fue ocupada el 3 de mayo y para el 10 estaba prevista la invasión de Port Moresby.
La inteligencia de la Marina estadounidense había logrado buena parte de los códigos de comunicación del Japón, de modo que conocían sus planes aunque no totalmente. La comprobación de los mismos se lograba con la acción de submarinos e hidroaviones de vigilancia o exploración. En este sentido la película Battle of The Coral Sea (Paul Wendkos, 1959) resalta este papel al relatar cómo un submarino descubre la flota japonesa y después de caer prisioneros (una parte que es bastante incoherente aunque al menos no usa la tradicional visión racista que se tiene en Hollywood de los japoneses en la Segunda Guerra Mundial, y dato curioso: en ella debuta George Takei), logra escapar y entregar la información. El problema del filme es que posee ese nombre ¡y solo le dedica los últimos cuatro minutos a la batalla con pésimos efectos! Es muy lamentable que no exista una película que reconstruya tan importante hecho como se ha logrado con otros. En Air Force (Howard Hawks, 1943) un B17 que participa ficcionalmente en muchos eventos del Pacífico desde Pearl Harbor hasta el Mar del Coral, se encarga de informar de la posición de los barcos nipones de la “Operación Mo”.
El almirante Chester Nimitz (que había sido nombrado comandante de la flota de Estados Unidos en el Pacífico a los pocos días de Pearl Harbor y en marzo de 1942 máximo jefe del Pacífico, lo cual compartía con el general Douglas MacArthur que estaba centrado en el suroeste de Asia y el Pacífico); designó al contraalmirante Frank J. Fletcher con 2 portaviones (el Yorktown y el Lexington o “Lady Lex” como le llamaban popularmente) y 21 naves más para detener los desembarcos enemigos. Los encuentros se dieron el 7 y el 8 de mayo, el primer día los SBD Dauntless (bombardero en picada) y TBD Devastators (torpederos) hundieron el Shoho. Se detuvo la invasión hasta que una fuerza más poderosa (el Zuikakuy Shokaku que estaban previstos para ello) hundiera la amenaza Aliada. En la madrugada ambos pares de portaviones se buscaban entre sí, en un caso hubo tal confusión que un avión japonés aterrizó en la cubierta enemiga. En la mañana el Shokaku perdió la operatividad de su cubierta por la acción de los Dauntless pero no fue hundido. Al mismo tiempo, los aviones nipones atacaron a sus contrincantes recibiendo la peor parte “Lady Lex”, aunque se mantenía a flote hasta que 2 explosiones internas hizo que fuera considerado perdido, al final dos destructores amigos lo remataron (en marzo de 2018 un equipo de búsqueda de pecios lo descubrió a 3 kilómetros de profundidad).
La consecuencia de la Batalla del Mar del Coral fue la primera derrota del Imperio del Sol aunque a nivel de barcos hundidos (cada una perdió un portaviones) y daños podría parecer que ambas flotas quedaron en tablas. El hecho cierto es que la ofensiva y el cúmulo de victorias japonesas se había detenido. Toda esta zona seguiría en manos de los Aliados y solo los nipones intentarían construir un aeródromo en Guadalcanal para amenazar la comunicación entre Australia y Estados Unidos que era el objetivo inicial, razón por la que en agosto el almirante Nimitz centraría su esfuerzo en arrebatárselos. Los portaviones Zuikaku y Shokaku quedaron tan dañados que no pudieron apoyar la invasión a Midway, nunca sabremos si esto habría hecho la diferencia. A principios de junio analizaremos la más importante batalla aeronaval del Pacífico (Midway) mientras tanto volveremos al Frente europeo, retomando la semana que viene la campaña en la Ucrania ocupada por los nazis.