El futuro político nacional, del muy cercano 2024, se puede reducir a una sola pregunta. Me explico: no dudo que de ser habilitada María Corina Machado ganaría galopando, sonriendo, las elecciones presidenciales que se avecinan. Basta juguetear con los números de las primarias para convencerse, para no dudar. Ahora bien, para que ese triunfo tenga lugar la dama debe ser habilitada, debe anularse su inhabilitación por quince largos años. Si unimos los dos términos de la cuestión, habilitación y segura victoria, podemos reducir la cuestión a una sola pregunta: ¿está Nicolás Maduro Moros dispuesto a dejarse quitar el poder o lo que es lo mismo, está dispuesto a habilitar, en Barbados o donde sea, a la dama que goza del mayor y más sólido apoyo popular? Más simple: habilitación o no.

Para los venezolanos, todos o mejor casi todos, esta pregunta no tiene respuesta cierta. Usted puede elucubrar, claro; además, es sí o no, simple. Que si Maduro no lo hará jamás porque su alma y las de los suyos están plagadas de pecados mortales, es un cuarto de siglo mandando, y dejar la silla presidencial significaría caer en una vida llena de acechanzas y de muy posibles severos castigos. O, más cándido, podría elucubrar que María Corina muy hábilmente transaría con Nicolás, para obtener su habilitación y su presidencia: astutos perdones, gracias, mecanismos de huida lo suficientemente hábiles no para que alcance la paz espiritual del justo, pero sí un razonable margen de seguridad para sí y sus cortesanos. Se puede, hay muchos ejemplos. Claro, no se garantiza algún susto o un tardío castigo, a veces muy tardío… Y así sucesivamente, elucubre. Hay una división en el PSUV, el hombre del mazo vs el psiquiatra. El secreto está en Tareck… Siga, los militares…

En realidad es  inútil, salvo que usted tenga acceso a la minúscula secta de informados. Usted no puede conocer los mecanismos profundos del cerebro de Nicolás y por ende su decisión, su sí o su no. Claro que yo pienso, y probablemente usted también, que no va a soltar el coroto. Pero es pura elucubración.

Mejor dedíquese al juego de bolas o al dominó, que son buenos medicamentos para la psiquis. Porque en política hay cosas que no se saben, muchas. Pregúnteles a los politólogos, que gustan de los grandes enredos. O a los encuestólogos que tanto se equivocan con la claridad de los números. Es que la política es la más intrincada de las acciones humanas, no es que usted es limitado. Fíjese lo que pasa con una simple pregunta, una sola.


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