Cómo desconocer que asumimos una serie de transformaciones y procesos, aparte de diversos sumamente complejos que afectan al ciudadano, a la sociedad, a la política, particularmente, la manera de aprenderla, concebirla y por tanto practicarla, cuestión que acarrea de entrada una serie de efectos en lo cotidiano, en el diario vivir y donde los politólogos indiscutiblemente como comunidad, aparte de también ser afectados, debemos producir una serie de propuestas, y en la medida de lo posible, señalar algunas respuestas a una serie de incertidumbres y fenómenos estructurados en torno a la transformación de la política en este vertiginoso siglo XXI.
Lo cierto del caso, y lo hemos señalado de forma reiterada, es que algunos fenómenos rebasan la capacidad de respuesta de muchos sectores y ámbitos. De manera que de entrada estamos convencidos de que algunos modelos, categorías y esquemas que hasta hace poco empleábamos en nuestros abordajes, hoy parecen no dar cuenta de la magnitud y complejidad de lo observado.
Ciertamente profesamos que nos topamos con una realidad enrevesada y donde la política ha perdido su rostro de nobleza y servicio y se convierte en una suerte de mercadería que unida a la debilidad del tejido institucional permite no sólo el deterioro de la democracia sino el surgimiento y desarrollo de personalismos, populismos y autoritarismos de variado cuño y tinte político ideológico.
La política como nunca antes se muestra incapaz, cada vez, es más notorio el aumento de la incertidumbre, el riesgo, el desencanto, el desconcierto y la perplejidad por parte de los ciudadanos en estos tiempos de modernidad líquida y en que en el caso de Venezuela es notorio. Sin embargo, no queremos en lo más mínimo ser apocalípticos o pero aún, huir de la explicaciones y tratamientos que nos corresponde formular en la etapa actual, cargada de dudas pero también de esperanzas. Coincidimos con un grupo de autores que señalan que las agencias más importantes por momentos se niegan a hacer política con mayúscula, contenido y servicio.
La política en Venezuela debe ser refundada frente al proceso de deterioro registrado donde tiende a achicarse, a reducirse y empobrecerse como posibilidad, momento, deliberación y proyecto colectivo. Insistimos en el caso venezolano sobresale la exacerbación de los discursos, emotividades y con la tendencia cada vez más de que hemos sustituido nuestro tradicional lenguaje cívico y deliberativo por el de la confrontación agresiva, vacía y desconcertante, y donde las instituciones se muestran ciertamente incapaces de dirimir esos conflictos y diásporas que anteriormente se solventaban. En parte por esta y otra razones es que acuñamos algunos politólogos que la política se encuentra bajo un fuego constante y desalentador para el ciudadano común que ha visto conculcada sus demandas y anhelos, sencilla y literalmente a ese ciudadano le han expropiado la posibilidad de una vida mejor, menos afanosa y donde acceder a educación, seguridad, salud, justicia sean una realidad y no un espejismo.
Por tanto, creemos que nuestra comunidad profesional -nos referimos a las escuelas de ciencias políticas, asociaciones y colegios- no pueden ni deben desconectarse de estos debates y procesos. Lo traemos a colación por el XLIV (44) Aniversario de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de los Andes. El momento actual es estelar, contamos con un tremendo y riquísimo laboratorio y unas circunstancias que invitan tal vez como nunca antes en nuestra historia y tradición a la necesidad de agruparnos en clave politológica, crítica, académica y reflexiva.
Concretamente celebraremos el jueves 9 y viernes 10 de mayo de 2024 en nuestra Ciudad de los Caballeros de Mérida, un evento que reúne a profesores, investigadores, estudiantes, políticos y ciudadanos. Nos referimos al I Congreso Nacional de Ciencias Políticas (CONCIP I) organizado por el Centro de Estudiantes de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de los Andes, evento que se llevará a cabo en la icónica y majestuosa Aula Magna de la ULA.
Nuestro país, las universalidades y sus universitarios, los políticos y los investigadores tenemos en su conjunto mucho por discutir y decir en un país que reclama debate, propuestas, esperanzas y luces frente al letargo y panorama sobrio que define la Venezuela contemporánea, de forma tal que la política tanto como ciencia y como actividad estará abordada en un clima de deliberación, confrontación y franco diálogo con temáticas vinculadas a la democracia, los autoritarismos, las elecciones, las transiciones políticas, el Estado de derecho, la geopolítica y otros temas con participación de reconocidos invitados y analistas nacionales y locales.
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