OPINIÓN

La percepción política de los jóvenes venezolanos

por Carlos Balladares Castillo Carlos Balladares Castillo

“La historia siempre es historia del presente”, así nos enseñó el historiador Benedetto Croce (1866-1962), y es por ello que desde el año pasado comienzo mis clases con una breve revisión de los tiempos actuales. De manera que podamos identificar los “grandes procesos” e iniciar su comprensión en el tiempo. Para ello, en el caso venezolano, realizo una encuesta de tres preguntas (evaluación, causas y aprendizaje) sobre los hechos de los últimos 21 años. Esta tradición la inicié en 2018 y sus resultados pueden leerlos en los siguientes artículos: “¿Qué piensan los estudiantes de la Venezuela del presente?” (14-11-2018) “¿Qué piensan los jóvenes venezolanos de la Revolución cubana?” (24-04-2019) y “¿Qué han aprendido los jóvenes en 20 años de chavismo? (26-06-2019) y “Balance de 2019 junto con mis estudiantes” (18-12-2019). En este artículo solo analizaré los resultados de poco más de cien alumnos consultados el lunes 2 de marzo pasado en dos de mis cursos de una universidad privada de Caracas. Sin duda, no es representativo en el sentido de la elaboración de encuestas, pero algo nos muestra de la realidad: no hay contradicción con los grandes números de las investigaciones nacionales.

En la primera pregunta con respuesta cerrada (de muy buena hasta muy mala) sobre la evaluación que tienen de la vida y la gestión de gobierno bajo el régimen chavista (1999-2020): 85% lo calificó entre “muy malo” o “malo” (aunque a diferencia de la medición que hice en octubre incluyendo a mis alumnos de la UCV: el total era 87% y “muy malo” doblaba a “malo”, esta vez “muy malo” solo representa 51% y “malo” 34% ). El 15% restante los considera “más o menos”.

Las  otras dos preguntas son de respuestas abiertas con una o dos palabras y se refieren a las causas de los problemas que hoy padecemos y el aprendizaje que nos ha generado. Sobre las causas se repiten tres: “socialismo-chavismo”, “mala política o gestión de gobierno (corrupción)” y “mala educación e ignorancia”. Pocos señalaron “egoísmo” y uno solo “el pueblo es ignorante”. En lo relativo a la tercera pregunta sobre el aprendizaje, la inmensa mayoría repite aspectos relacionados con la “supervivencia” como: “resistencia”, “resiliencia”, “valorar lo que tenemos”, “paciencia”, “humildad”; pero muy pocos hablaron del “compartir” y la “solidaridad”. Se repite con cierta frecuencia “el socialismo no sirve”.

El año pasado percibí una mayor pasión en sus respuestas y actitudes a la hora de preguntarles por estos últimos 20 años. Eso no significa que sea posible alguna recuperación de la popularidad del chavismo porque este parece haber llegado a su “piso” de 15% aproximadamente. Y para los jóvenes existe la certeza –“tan clara como la luna”– de que la actual clase política es la causante de los grandes problemas que padecemos y no tienen ni la intención ni la capacidad de resolverlos. Pero observo un alejamiento del tema político, y una mayor tendencia a encerrarse en sus respectivas “burbujas”. Esta actitud peligrosamente se puede acercar a un despertar de la antipolítica y al “sálvese quien pueda”, porque terminan diciendo: “yo me voy del país en el futuro cercano”.

Al concluir tenemos que afirmar que no todo es desesperanza. Porque las respuestas que dieron sobre el aprendizaje en estos años siempre nos sorprenden y alegran. En especial en esta universidad privada cuyos valores se inspiran en la cristiandad, se puede notar que su formación ha rendido frutos. La mirada que tienen de los problemas actuales está iluminada por la mejor conducta: el anhelo de no rendirse ante el mal. Y la gran oportunidad de cultivar –¡lo repetimos!– la paciencia y la humildad. Aspiro, y es mi meta como profesor, a que den un paso más y aprendan (aprendamos) a ser solidarios. No olvidemos, y especialmente en tiempos de Cuaresma, que el Absoluto es amor.