En derredor tus vecinos murmuran lo peligroso que eres porque te ven con libros, leyéndolos extasiado. En otras ocasiones redactas sentado en algún lugar donde frondosas plantas te protegen de la inclemencia del sol. También lo haces confinado en tu residencia, si tienes la suerte de haber logrado adquirir o construir un hábitat.
Para quienes observan al escritor con malicia o temor no salimos hacia las calles con textos inofensivos sino letales. Qué pretendemos, reflexionamos o discernimos ulterior a la inmersión profunda en la psiquis de otro pensador atreviéndose a formular como nosotros sus ideas o cuestionamientos se convierte en temática de obcecados.
El ignorante se confabulará para buscar la forma de neutralizar al talentoso. Según sus expectativas que jamás alcanzarán preponderancia [porque son efímeras u hostiles] alguien sobra en el mundo y no precisamente ellos, sujetos de interdicciones truncas que arrogan comportamientos deleznables.
El profesor fruncirá su entrecejo tras escuchar prodigios expresivos de hacedores vocacionales temporalmente instalados en aulas, jóvenes para los cuales la respetabilísima Academia [institucionalidad que con mayúscula admiro] sólo es tránsito del formalismo existencialista.
Hasta la Eternidad culmina, lo digo sin aspavientos de un «sabiondo» que no soy como tampoco exhibo «ausencia de conocimientos». Tiene término mi vida y creación de filósofo de facto que igual literato. No querré ser recordado similar al hartazgo sino iluminador en la oscuridad del mundo: Príncipe de Legión de https://archive.org/details/luxfero-revisio-n-2021-por-j.-ure, auténtica providencia.
En recintos académicos, igual a los docentes extinguidores del pensamiento incendiario [según mi diferente acepción] incomoda la presencia de quienes somos escritores profesos del librepensamiento perpetuo: súmmum, sostendré mientras sea percibido.
Pero un día recibí una llamada de quien dirigía la Academia de Mérida en días aciagos que la socavaban, Ricardo Gil Otaiza. Uno de sus individuos -con número correspondiente- había impulsado reconocer mis quehaceres escriturales que hace rato sobrepasaron el medio siglo. En compañía de mis hijas, Venus Kelly–Alejandra Linssey, estuve puntualmente en la https://es.wikipedia.org/wiki/Academia_de_M%C3%A9rida.
Entre mis compromisos estuvo firmar sobre una de las páginas de un libro grande, donde previo a mi rúbrica escribí un pensamiento relacionado con: https://escritores-latinoamericanos.fandom.com/es/wiki/LA_POES%C3%8DA_ES_DESAHOGO_FILOS%C3%93FICO. Así el instante y la gratitud por el reconocimiento académico de mi extramuros actividad que, al cabo, celebrada y blindada de cualquier inescrupuloso intento por criminarla. En el https://es.wikipedia.org/wiki/Aeropuerto_Internacional_Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_C%C3%B3rdova el hermoso pergamino que recibí de manos de los ilustrísimos amigos de la Academia. Somos peligrosos, felizmente.
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