El pavo inductivista es una historia propuesta por el filósofo, matemático y escritor británico Bertrand Russell (1872-1970) para advertir sobre los peligros de obtener conclusiones basadas únicamente en observaciones, por muchas observaciones de las que podamos disponer (The Fabric of Reality: The Science of Parallel Universes–and Its Implications, David Deutsch, Ed. Penguin Books, 1998).
Originalmente, Russell hablaba de un «pollo inductivista» pero Alan Chalmers (1939-presente) reformuló la historia desde el punto de vista de un pavo al interpretar que así la conclusión era más fácil de entender (¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, Alan F. Chalmers, Ed. Siglo XXI, 1982).
Chalmers cuenta la historia de un pavo que en su primera mañana en una granja avícola comió a las 9:00 de la mañana; pero al tratarse de un pavo racional e inductivista no sacó conclusiones precipitadas, sino que esperó hasta tener un elevado número de observaciones antes de llegar a una conclusión; el pavo realizó múltiples observaciones (en promedio 175 observaciones, pues los pavos se alimentan para ser sacrificados entre 20 y 30 semanas) en una gran variedad de circunstancias, desde distintos días de la semana, distintas estaciones del año, y distintos tipos de clima. Animado por dichas observaciones, nuestro pavo llegó a la conclusión de que «siempre comería a las 9:00 de la mañana» (subrayo el siempre); sin embargo, la víspera del día de Navidad, luego de 25 semanas (en promedio) de haber sido alimentado a las 9:00 de la mañana, por vez primera no comió a esa hora esperada: en vez de darle comida, le cortaron el cuello, con lo cual queda demostrada la falsedad de su conclusión.
Lo que Russell pretendía con esta historia es mostrar la irracionalidad de la inferencia inductiva, no importa cuántos resultados «verdaderos» se tengan, puede llevarnos a una predicción falsa, y que la ausencia de prueba no es prueba de ausencia. Por supuesto, si nuestro amigo Sherlock Holmes hubiera sido real y estuviera vivo, estaría en total desacuerdo con el bueno de Sir Bertrand Russell.
Para efectos de cultura general, el principio de inducción de Russell-Chalmers se enuncia así:
«Si en una gran variedad de condiciones se observa una gran cantidad de A y todos los A observados, sin excepción, poseen la propiedad B, entonces, todos los A poseen la propiedad B».
Hay que decir que hay otro enunciado modificado evolutivamente como consecuencia del Teorema de Bayes. Sin embargo, con lo anterior y en consecuencia, puedo plantearles ahora la paradoja del pavo al revés: dada la abundante evidencia que indica que los gobiernos de corte dictatorial o autocrático nunca pierden elecciones, mismas que ganan con “alto porcentaje de votos y alta participación», existe la posibilidad de que se produzca un caso que rompa con lo así observado?
La pregunta es para ustedes amigos lectores, y excluye la respuesta relacionada con el “cisne negro” y desde luego, excluye por definición, la respuesta de aquellos que sustentan sus argumentos en actos de fe. Ahora bien, antes de responderla, les ruego salirse de la camisa de fuerza de la paradoja, esto es, cambiar el sistema de referencia, y tener en cuenta que el pavo está siendo alimentado todos los días a las 9:00 de la mañana con un objetivo: sacrificarlo en un determinado instante, ergo, un objetivo totalmente determinista e irrevocable. Igual sucede con las elecciones del próximo 6 de diciembre, el gobierno está haciendo todo lo que hace, con una muy clara finalidad.
Desde tal punto de vista, no importan las discusiones a lo Tomás de Aquino, a lo David Hume, a lo Karl Popper, a lo Bertrand Russel e incluso a lo Sherlock Holmes (y el bueno de John Watson incluido): el pavo, independientemente del número de observaciones, será sacrificado, así como el gobierno dictatorial o autoritario ganará las elecciones. Y si es el caso y abrigan dudas, solamente tienen que esperar, pacientemente, menos de lo que necesitó el pavo, tan solo 93 días hasta el 7 de diciembre de 2020 y en el interin, observar cuidadosamente lo que sucede en Bielorrusia.