OPINIÓN

La otra Cuba

por Luis Marín Luis Marín
Cuba

Foto EFE

La Cuba que se conoce en Venezuela es la oficial, la comunista, que tanto ha contribuido a la imposición de la tiranía, rechazada al extremo que unos jóvenes tuvieron la desatinada idea de quemar la bandera cubana, lo que ofendió a patriotas de aquí y allá, porque lo que estos jóvenes ignoran es que esta bandera fue diseñada por un venezolano, Narciso López, quien fue ejecutado en La Habana, por garrote vil, el 1º de septiembre de 1851; pero, como advirtió a los verdugos, su muerte no cambiaría el destino de Cuba, que es la libertad.

La bandera fue bordada por Emilia Teurbe Tolón, la primera mujer cubana en alzarse contra la opresión, quien por una extraña ironía de la historia es la heroína epónima del Proyecto Emilia que, junto con el Partido Unión por Cuba Libre, incitó la protesta de San Antonio de Los Baños, la chispa que prendió el estallido social del 11 de julio, fecha de nacimiento probable de otra Cuba.

El coordinador del Proyecto Emilia, Oscar Elías Biscet, miembro del Grupo de los 75 presos en la llamada Primavera Negra de marzo de 2003, es de los que se negaron a salir de la isla a cambio de la excarcelación; las madres, esposas, hijas de este grupo fundaron Las Damas de Blanco, la organización de mujeres más emblemática de la resistencia.

La líder de las Damas de Blanco, Laura Pollán, fue asesinada el 14 de octubre de 2011 y la organización sometida a la más insidiosa campaña de difamación, infiltración, promoción de rencillas internas, reales y supuestas, de que haya memoria en los anales de las guerras irregulares; pero sigue siendo un bastión de inquebrantable firmeza.

Estado de Sats, de Antonio Rodiles y Claudio Fuentes, es otra organización blanco de las más abominables calumnias, intrigas y zancadillas que no obstante se mantiene en pie dentro de la isla; es de las pocas que procura tejer vínculos con la resistencia en Venezuela, como el Frente Antitotalitario Unido (Fantu) de Guillermo “Coco” Fariñas, tal vez porque entienden la realidad geopolítica de Venecuba o Cubazuela.

Jorge Luis García Pérez (Antúnez) coordina el Frente Nacional de Resistencia Cívica y Desobediencia Civil Orlando Zapata Tamayo, este víctima de “un asesinato premeditado” el 23 de febrero de 2010, siguiendo la memoria de Pedro Luis Boitel, a su vez dejado morir en huelga de hambre un ya remoto 25 de mayo de 1972, poeta y pacifista cristiano, estuvo exiliado en Venezuela luchando contra la dictadura de Pérez Jiménez.

La Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) afilia al menos cuatro partidos cubanos: El Partido Demócrata Cristiano, Directorio Democrático Cubano, Proyecto Demócrata Cubano y Movimiento Cristiano Liberación. Este último promotor del Proyecto Varela, que pretendía introducir reformas legales en el sistema mediante un plebiscito vinculante de acuerdo con la Constitución entonces vigente. La respuesta del régimen castrista fue el asesinato del coordinador del proyecto, Oswaldo Payá Sardiñas y su asistente Harold Cepero, el 22 de julio de 2012.

Por contraste, la Internacional Socialista nunca ha querido inscribir ningún partido socialista cubano y no porque no existan. Vladimiro Roca, el hijo de Blas Roca, fundó el Partido Socialdemócrata de Cuba en 1996 y ha realizado repetidos esfuerzos por inscribir su partido en la Internacional, pero ésta no lo admite con el peregrino argumento de que ¡no es legal en Cuba! Algo extremadamente curioso porque en Cuba ningún partido es legal, salvo el Partido Comunista, y ahora no solo son ilegales sino inconstitucionales, según el artículo 5 de la espuria Constitución de 2019.

El Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y de Prensa (ICLEP), agrupa numerosas publicaciones y periodistas independientes, denunciando nuevas formas de represión que incluyen además de severas palizas, multas, arrestos exprés, detenciones domiciliarias, allanamientos nocturnos, el robo de equipos y materiales para imposibilitar el trabajo de los activistas de derechos humanos.

Debe mencionarse a la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), de José Daniel Ferrer, otro de los 75 que permanece en la isla. Ángel Santiesteban, prolífico autor que aprendió a escribir en las cárceles de Castro y ahora mismo arriesga su vida en la clandestinidad, con cientos de artistas e intelectuales. Las manifestaciones de la Iglesia Católica y evangélicas, como de sacerdotes y pastores individualmente considerados, merecen un especial capítulo aparte.

Esta breve enumeración que no es ni remotamente exhaustiva sino apenas ilustrativa, pone de relieve el complejo panorama que se encuentra detrás de la explosión social del 11 de julio que no tiene una explicación unívoca, que se limite al reclamo de libertad, hartazgo por el hostigamiento permanente de la Seguridad del Estado, racionamiento, escasez, colas, ausencia de servicios públicos, restricciones suplementarias impuestas con el pretexto del virus chino; hay además una efervescencia social, económica, política, cultural e incluso espiritual, que no puede encontrar cauce dentro de un sistema totalitario.

Y este es el quid de la cuestión: el régimen está desarrollando una campaña muy intensa para realizar el tránsito del castrismo rancio al neocastrismo, el paso de la generación de los llamados “históricos” que bajaron de la Sierra Maestra con los Castro, a otra generación que apuesta a un comunismo más institucional, no carismático, adaptado a los tiempos postmodernos. De ahí todo el andamiaje pseudolegal que sucede a la imposición de la espuria Constitución en febrero de 2019.

La intención es acoplarse a los lineamientos de la izquierda internacional, asociada con el globalismo, las ideologías de género e identidad grupal, como el racismo, feminismo, ecologismo, maltusianismo, animalismo y otras galimatías, para remozar al marxismo leninismo esclerótico pero sin erradicarlo, guardándolo en el arsenal de chatarra ideológica.

Esto admite fabricar una oposición complementaria, maleable, adaptable a las necesidades de preservación de lo medular de la tiranía, el monopolio militar-familiar del castrismo.

El desafío para la oposición no puede ser más serio, exige distanciarse de posturas del tipo “socialismo sí, represión no”, como si fueran cuestiones separables; “no queremos derrocar la dictadura sino construir una democracia”, ¿de qué se trata? ¿De la dictadura democrática del proletariado que quería Stalin? Que la tiranía de Castro Díaz-Canel es racista y oprime a los negros o bien capitalista y oprime al proletariado, un ejemplo de esquizofrenia política.

Como los que inventaron que el régimen de Castro es “fascista” o fascismo de izquierda y lo que procede es hacer una auténtica revolución socialista, de los trabajadores, etcétera. Tiene que decirse alto y claro: el castro-chavismo es comunismo puro y duro, sólo se puede salir de él de una manera radical.

Por lo tanto, a la pregunta de si puede existir una salida al castrismo por la izquierda, la respuesta tiene que ser: No, de ninguna manera. Eso es como si se quisiera escapar de una casa en llamas y alguien señalara la puerta del sótano.

La única salida que hay es hacia la derecha, gústele o no a todo el mundo, por una cuestión física: Ya lo decía el mismo Lenin, citando a Aristóteles sin mencionarlo, que es imposible enderezar una barra que está torcida sino es torciéndola en sentido contrario.

Quien no incorpore en la solución al capitalismo, economía de mercado, reconocimiento y respeto irrestricto a la propiedad privada, reducción del Estado al mínimo indispensable, libertad individual en todas sus manifestaciones, incluso en el aspecto religioso y espiritual, devolviéndole a Dios el centro, sencillamente, está en el error y a un paso del terror.

Cuba llegó de última a la independencia de España y de primera al socialismo. Quizás está signada por la Providencia para sacarnos de este infierno.