El desorden llega del orden,
la cobardía surge del valor,
la debilidad brota de la fuerza.
Sun Tzu
Gabriel García Márquez, en esa extraordinaria obra, génesis del realismo mágico, Cien años de soledad, ilustra claramente cómo hoy un sector de la oposición venezolana actúa, con algunas razones, pero sin racionalidad:
“¿Cómo está Coronel?, le dijo al pasar.
Aquí –contestó él– esperando que pase mi entierro”.
Desde que salí de los sótanos de la Dgcim el 1° de septiembre de 2020, me he dedicado a tres cosas, reconstituir las fuerzas del Movimiento Democracia e Inclusión en todo el país, a fortalecer la estrategia de la Plataforma Comunicacional Punto de Corte (con su portal principal pdctv.info), y convencer de abajo hacia arriba al pueblo venezolano, que no debemos seguir esperando “que pase nuestro entierro”, y que la lucha por condiciones para un referéndum revocatorio nos unirá inevitablemente como una chispa que prende el pasto.
El chavimadurismo ha logrado dos cosas con un solo instrumento: la ideología. Con ella ha logrado enajenar a un pueblo por 15 años desde el poder, y después, cuando murió Chávez y no pudo seguir generando falsa conciencia al pueblo, logró inocular falsa conciencia a la oposición, dividiéndola, corrompiéndola.
Sun Tzu decía: “Para saquear un lugar, divide a tus tropas. Para expandir tu territorio, divide el botín”.
No soy marxista pero lo estudié durante muchos años, y si un venezolano en el mundo es referencia sobre el análisis de este pensamiento es Ludovico Silva. En su libro Teoría y práctica de la ideología (1971), citando a Engels en carta a Mehring del 14 de julio de 1893, idea que también asumía Marx, dijo lo siguiente:
“La ideología es un proceso que el llamado pensador cumple conscientemente, pero con una conciencia falsa. Las verdaderas fuerzas motrices que le impulsan permanecer desconocidas para él, pues de lo contrario no se trataría de un proceso ideológico”.
La dictadura de Maduro ha logrado que ante el fracaso de la sostenibilidad ideológica de un socialismo petrolero a 140 dólares el barril, un sector de la oposición haga del abstencionismo, el TIAR, el R2P y la “Rebelión Popular” una ideología, una falsa conciencia opositora sustentada en una extensión de la renta petrolera fallida a través del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, y no una serie de alternativas que no nacen espontáneamente ni por condición natural, ni caerán del cielo.
Enajenados atacan a los que hoy plantean como una alternativa complementaria, realista pero no ingenua al referéndum revocatorio, desprendidos de ideología, buscando encontrar un elemento removilizador de las fuerzas opositoras, y sin comer casquillo de un chavimadurismo que juega permanentemente a confundir y, como dice Sun Tzu, a “dividir el botín”.
El referéndum revocatorio hoy es la acción más próxima y definitiva de no permitir que la falsa conciencia nos enajene, es un factor de movilización sin falsa expectativa, sabemos que harán todo para impedirlo, pero que sean ellos lo que lo hagan, no seamos nosotros los que entreguemos nuestros derechos, porque estos se luchan y exigen tanto en democracia como en dictadura, pero más importante aún, el referéndum revocatorio es lo único hoy que podría forzar la unión de todos los factores opositores, desde los militantes del PCV hasta los seguidores de Vente Venezuela, volvamos a ser una nación, y si lo impiden, que sea la chispa que prenda el pasto.
@NicmerEvans