Una encuesta de Sigma Dos y Euroskopa, realizada en varios países ―España, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos y Grecia―, nos cuenta que la inmensa mayoría de los europeos consideran inaceptable la invasión. En España 85,8%; Italia 71%; Grecia 59,7%; Países Bajos 88%; Alemania 82,3% y Francia 78%; la media de todos los países es de 79%. Casi 50% de los europeos de esta muestra cree muy probable o algo probable el uso de armamento nuclear. La mayoría del total de los encuestados creen que Ucrania tendría que ser admitida como miembro de la Unión Europea.
Los europeos son pesimistas con las sanciones contra Rusia, no creen que sean efectivas para parar la guerra y prevenir futuras invasiones. Casi 60% de los europeos cree que su país está en peligro, la mayoría, 46% cree que algo y 11% mucho. En un artículo publicado ayer en el diario El Mundo por Quico Alsedo, se relata cómo una polaca, Anna, dice “nunca hubiera imaginado tanta solidaridad”. Gran parte del mundo está pendiente de la invasión, sufriendo y temerosos, y en contra de esta cruel y perversa agresión, a favor de las víctimas, del pueblo ucraniano y de su presidente Zelenski y en contra del monstruo Putin.
Una encuesta de CBS News/YouGov realizada en Estados Unidos nos dice que 77% de la población está a favor de las sanciones contra las exportaciones de petróleo y gas de Rusia, 63% las apoyaría incluso si provocan un aumento de los precios de la gasolina.
En otra encuesta, también de Estados Unidos, de ABC / Ipsos, 77% de los ciudadanos apoya la prohibición de Estados Unidos a la importación de petróleo ruso, aunque suponga que aumente el precio de los combustibles. Poco más de la mitad de los estadounidenses piensa que las medidas de Biden no han sido suficientemente fuertes. En Japón, 77% de sus ciudadanos cree que existe riesgo de que Pekín haga lo mismo contra Taiwán. La encuesta es de NikkeInc y TV Tokio. Para no aburrir a los lectores con datos y números, podemos decir que el pensamiento global del mundo está en línea con los datos aportados.
La opinión pública mundial está contra la invasión, a favor de Ucrania y en contra de Putin. Como escribí en el ensayo El mercado de las ideas, el pensamiento de los ciudadanos acaba imponiéndose a través de la mano invisible de la sociopolítica y con el tiempo en su forma de pensar. En esta ocasión, son los ciudadanos los que quieren más de todo, más ayuda humanitaria a Ucrania, incluso más presión, armas e implicación de todo tipo a pesar de las consecuencias económicas para el mundo y el riesgo nuclear de Rusia. Lo cierto es que deben de ser conscientes, más allá de la grave situación de Ucrania y del sufrimiento de los ciudadanos, del peligro de Putin a medio y largo plazo. En esta línea, el magnate del petróleo Mikhail Khorkovsky amenazado y perseguido por Putin nos cuenta en una columna en The Economist que Putin fue el autor intelectual del asesinato de Alexander Litvinenko, oficial fugitivo del servicio secreto que junto a otros oficiales de la KGB acusaron a sus superiores de ordenar el asesinato de magnate ruso Boris Berezovski; del envenenamiento de Navalny, líder de la oposición actualmente encarcelado de forma tramposa en Rusia y del encarcelamiento de Seguei Skripal, exoficial de inteligencia militar ruso que fue agente doble del MI6 del Reino Unido, condenado por alta traición.
El magnate cuenta que “los socios extranjeros de Rusia no comprenden quién es realmente”, es “probable que mire hacia otros vecinos como Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, que antes también formaban parte del imperio ruso” predice que “en 2024 habrá elecciones y Putin lanzará una nueva operación especial. Moldavia es demasiado pequeña, así que es probable que sea en los Estados bálticos o en Polonia. A menos que se detenga a Putin en el aire, sobre Ucrania la OTAN tendrá que luchar contra él en tierra”. Afirma que “obsesionado con ser figura histórica como Stalin”, según su opinión ve a los líderes europeos como débiles “parte del problema es que los actuales líderes en los países occidentales nunca han tratado con matones”, el pasado viernes 18 de marzo, el día 23 de la invasión, Biden advirtió a Xin Jin Ping de las consecuencias para China si ayuda a Rusia en su brutal ataque a Ucrania, durante una reunión entre ambos mandatarios mundiales.
El Gobierno chino ha comunicado que “la crisis en Ucrania se ha deteriorado hasta un punto que no nos gusta ver”. Marca como prioridades para atajar el conflicto continuar con el diálogo “evitar víctimas civiles, prevenir crisis humanitaria y poner fin a la guerra lo antes posible”, pide reuniones de la OTAN y EEUU con Rusia. En el día 25 de la invasión, Daniel Ramírez en una entrevista a Javier Solana en El Español, que fue 13 años ministro socialista en los gobiernos de Felipe González, cuatro años secretario general de la OTAN y 10 años alto representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea y comandante en jefe de la EUFUR. En la entrevista, entre muchas cosas bien fundamentadas y descritas, nos cuenta “los europeos saben muy bien que hay momentos en que deben dar la vida por una idea. La Primera Guerra mundial, la Segunda Guerra mundial… hoy enfrentamos un momento muy delicado. La brutalidad y el sinsentido han vuelto”, “China va a acabar jugando la partida en un sentido u otro”, “parte de las armas de destrucción masiva, propiedad de la Unión Soviética, estaban en Ucrania”, “había otro país nuclear en el mundo”, “se fue intentando que Ucrania se desarmara nuclearmente, a cambio se garantizó la seguridad de sus fronteras”, “ese acuerdo también garantizaba que, si Ucrania sufría un ataque, sería defendida por los firmantes del memorándum, entre los que se encontraban Estados Unidos, Rusia Francia y Reino Unido”, «no se ha cumplido”. Eso fue el pacto de Budapest denominado el memorándum de Budapest sobre garantías de seguridad firmado en Budapest, Hungría, el 5 de diciembre de 1994. Fue firmado por Leonid Kuchma, Boris Yeltsin y Bill Clinton, posteriormente China y Francia se adhirieron. Ucrania cedió a Rusia 5.000 bombas nucleares, 220 vehículos de largo alcance, 176 misiles balísticos y 44 aviones bombarderos de gran alcance con capacidad nuclear.
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