OPINIÓN

La ONU y su razón de ser

por Francisco González Cruz Francisco González Cruz

El Consejo de Seguridad de ONU se reunirá el domingo sobre Ucrania

“La razón de ser de la Organización de las Naciones Unidas es mantener la paz y la seguridad internacionales. Si no es capaz de detener esta guerra que representa Putin, ya deja su razón de ser y en consecuencia no se justifica”. Son palabras de Gonzalo Pérez del Castillo, vicepresidente del Consejo Uruguayo para las Relaciones Internacionales (CURI) y vicepresidente del Comité de Evaluación de la Reforma de la ONU.

En el Newsletter del CURI y en separata especial, su presidente Juan Pablo Corlazzoli escribe en su editorial sobre la imperiosa necesidad de un nuevo sistema multilateral. Y acompaña a Gonzalo Pérez del Castillo en la afirmación. “El secretario general de las ONU debe estar en Ucrania, despachando para cumplir su misión”.

No son voces improvisadas las de estos dos expertos, asesores de un gobierno serio como el de Uruguay. Juan Pablo ha sido un funcionario de las Naciones Unidas por más de 40 años, con participación fundamental en 8 guerras, mediando entre las partes y luego en seguimientos posconflictos. Ellos además plantean que allí en el sitio de los acontecimientos debería estar el presidente de la Asamblea General que cuenta con el inmenso respaldo político de 141 países que votaron   por el fin de las hostilidades. Y para mayor peso, plantean constituir un equipo del más alto nivel mundial con las autoridades de las agencias más implicadas en las secuelas del conflicto como el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Acnur por los millones de desplazados, la agencia encargada de los temas atómicos, Unicef por los niños afectados, el PMA para la ayuda alimenticia y así otros órganos.

Esta cruel invasión conducida por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, a Ucrania pone en gravísimo riesgo la paz mundial, más que cualquier otro conflicto que exista en este momento, pues como se ha dicho repetidamente, fue una invasión cínica, negada muchas veces, que viola todos los tratados internacionales sobre el tema, que agrede un país libre y democrático y que se hace de manera tan agresiva que ha movido todas las conciencias y que la califica como una  guerra criminal de bastas proporciones. Una de las víctimas, hasta esta hora, es la Organización de las Naciones Unidas y todo el sistema multilateral diseñada para atender las grandes cuestiones globales.

Uno de los mayores desafíos que ha logrado importantes consensos ha sido la Agenda 2030 y los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible. Este un plan de acción acordado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015, que establece un audaz programa hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental de los 193 Estados que la suscribieron y es la guía de referencia para el trabajo de la comunidad internacional hasta el año 2030. Ya el propio secretario general ha reconocido el incumplimiento de casi todas los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

Con relación al cambio climático se han gastado cuantiosos recursos, efectuado cumbres mundiales, conferencias regionales, congresos, documentos, proyectos y en estos días el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicó un informe elaborado por unos 80 expertos que es una “una grave advertencia sobre las consecuencias de no haber tomado medidas», dijo Hoesung Lee, presidente del dicho IPCC. Estos científicos de la ONU afirmaron que el colapso de los ecosistemas, la extinción de las especies, las mortales olas de calor y las inundaciones, son algunos de los «múltiples riesgos climáticos inevitables» a los que se enfrentará el mundo en los próximos 20 años debido al calentamiento global.

El propio secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó: “Pero a la luz de los compromisos actuales, las emisiones mundiales aumentarán casi un 14% en la década actual. Eso supondrá una catástrofe.  Destruirá cualquier posibilidad de mantener vivo el objetivo de los 1,5ºC». Así mismo dijo que “es reconocido ampliamente las gravísimas dificultades que tiene el sistema creado para velar por los derechos humanos, el cambio climático y otras obligaciones del sistema multilateral”.

En cuanto a las entidades que velan por los derechos humanos, los propios venezolanos sufrimos su lenta burocracia, el lenguaje tibio ante verdaderos crímenes calificados de lesa humanidad y la falta de mecanismos para hacer cumplir sus decisiones. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo reconoce que la pobreza extrema se ha incrementado, la riqueza se ha concentrado y se ha ampliado de manera muy alta la inequidad, concentrando la riqueza en cada vez menos personas. La Unesco reconoce que la calidad de la educación ha bajado, la Organización Mundial del Trabajo que el desempleo ha crecido, Acnur que los desplazados aumentan, la OMS reconoce las dificultades para lidiar con la pandemia y con los monopolios que contralan la producción de vacunas.

Todo esto está recogido en los informes de la propia ONU y sus agencias, así como otras organizaciones multilaterales. Como allí mismo en esas entidades se ha venido planteando, es necesario replantear todo el sistema multilateral, tanto para la paz como para otros frentes prioritarios. La pandemia, los graves conflictos en diversas partes del mundo y ahora esta atrocidad sufrida por Ucrania, ponen de manifiesto las falencias de este enorme sistema, pero también la urgente necesidad de su transformación radical, para hacerla eficaz, más ágil, más innovadora y más comprometida con la humanidad y la naturaleza.