Cuando el cáncer que mataba a Chávez ya no pudo ser ocultado, Ernesto Villegas, Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello y Maduro se dirigieron a los venezolanos y nos contaron que el cáncer que lo mataba era producto de una mortífera arma biológica que había sido inoculada en el organismo de Chávez por la CIA, el Pentágono, en fin, por el imperialismo yanqui.
Más tarde, cuando ya Nervis Villalobos y sus secuaces se gozaban los más de 100 millones de dólares que supuestamente se habían invertido para resolver el problema eléctrico y se dedicaba a comprar mansiones en España, se produjo el enorme apagón que nos dejó sin electricidad 6 días, durante los cuales se produjeron feroces saqueos y más de 21 muertos en las emergencias de los hospitales venezolanos.
Entonces, otra vez, ahora sin Ernesto Villegas, con la voz cantante de Maduro y con actores de reparto como Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello se dirigieron al país y nos contaron la historia de que todo lo producido ese 7 de marzo a las 4:55 minutos de la tarde de 2019 había sido producido por un ataque electromagnético y cibernético originado por la CIA o el Pentágono, en fin, por el imperio yanqui, los mismos actores que habían inoculado el cáncer en el cuerpo de Chávez.
En resumen, pudiéramos hacer un esfuerzo y recordar las siete y más plagas que le han caído al país desde 1998 hasta hoy y no hay una sola tragedia, un solo evento desafortunado que haya impactado negativamente en la salud económica, política y social del país que no haya contado, según el régimen, con la autoría externa, bien sea del imperio norteamericano o de sus “lacayos” criollos o, también, de una larga lista de bichos como los rabipelados.
Así, todo descontento, movilizaciones de calle, protestas, intentonas de golpe; pero también la crisis económica y humanitaria, todo, absolutamente todo tiene como responsables a otros (el imperio, los empresarios, los mercenarios, Uribe y Duque, Trump y Biden) pero nunca, nunca, nunca a los que dirigen desde el régimen al país. Así, el gobierno se ha implementado una estrategia en la que, ciertamente, han sido exitosos: la irresponsabilidad organizada, pues los culpables de todo siempre son otros.
Así llegamos a la explicación que da el informe de la Asamblea Nacional chavista a la diáspora venezolana.
Veamos: desde 2014 hasta el día de hoy los venezolanos sintieron una suerte de comezón que les recorría todo el cuerpo, muy parecido a lo que sienten algunas especies (incluyendo la nuestra) cuando se les despiertan una ganas incontrolables de aparearse, en este caso, nadie lo sabía, pero estábamos siendo bombardeandos por un ataque de neurotransmisores que impactan sobre la “corteza cingulada anterior”, que como todos ustedes saben (especialmente la susodicha comisión) es la zona que se involucra en los cambios de comportamiento o cuando se necesita decidir por los caminos a seguir, especialmente si este señala el Tapón del Darién.
“La corteza cingulada anterior” (¡qué nombre!) es una zona que se encuentra encima y alrededor del “cuerpo calloso en el lóbulo frontal”.
Nadie lo sabía, pero, 7 millones de autómatas (incluyéndome) hicimos maletas, juntamos lo que podíamos, vendimos lo poco y mucho que teníamos (todavía siento nostalgia por mi horno eléctrico y mi olla arrocera, un verdadero lujo, que fue lo que pude comprar con las prestaciones sociales que me pagó la universidad después de treinta años como profesor titular). No había explicación para entender la razón por la que algunos, en verdad muchos, sin voluntad alguna empezaron a caminar y caminar y caminar, emularon la hazaña del Ejército Libertador y atravesaron las trece montañas del sistema montañoso de los Andes. Parecían zombis, escalando las cimas más altas: El Ritacuba Blanco en Colombia hasta el Nevado Huascarán en Perú. Otros, como muertos vivientes, se adentraron en la selva del Darién, otros atravesaron ríos, pelearon contra serpientes, cocodrilos y tarántulas. Mientras que otros y otras fueron asesinados. Imagínense.
Ahora se ha revelado todo, gracias a la sesuda investigación llevada a cabo por la “Comisión Especial para Investigar los Crímenes contra los Migrantes Venezolanos en el Extranjero”, que ha llegado a la conclusión de que “la migración venezolana fue motivada por una campaña de neurociencia… (que) manipuló el comportamiento de los ciudadanos haciéndolos emigrar de forma desordenada. Nunca abordan la crisis económica que el país ha sufrido desde 2014”.
La comisión concluye que “la migración en Venezuela no responde a la realidad socioeconómica del país, a la hiperinflación, la inseguridad ni la recesión sostenida desde 2013 hasta 2021, sino que fue producto de un ataque con neurociencia para impulsar a los venezolanos a emigrar… (y que) la neurociencia empleada contra la población del país forma parte de una ‘guerra de quinta generación’ contra Venezuela.”
Así que los venezolanos hemos sido víctimas de ataques cibernéticos, electromagnéticos, virus cancerígenos magnicidas, armas de tercera generación, de cuarta generación y ahora de quinta generación, todas injerencistas y desestabilizadoras.
Y uno se pregunta si no habrá alguien dentro del régimen que alguna vez, aunque sea una sola, vuelva a repetir las palabras del milico que una vez sedujeron a la gente: “Yo soy el responsable”.