El tema fiscal es fundamental en todo país, sobre todo en uno como el nuestro con larga data en ser muy irresponsable en la materia.
En un reciente papel de trabajo llamado “Fiscal Consolidations and Electoral Outcomes in Emerging Economies: Does the Policy Mix Matter?: Macro and Micro Level Evidence from Latin America”, del Banco Interamericano de Desarrollo, Martín Ardanaz, Mark Hallerberg y Carlos Scartascni examinaron los ajustes presupuestarios (o también llamadas consolidaciones fiscales), en América Latina y el Caribe. Encontraron datos muy interesantes, resaltando que si bien es cierto que en cualquier elección hay cerca de 30% de posibilidades de que un gobierno sea reemplazado por otro con una ideología distinta, observaron que cuando un partido gobernante lleva a cabo medidas para reducir drásticamente el déficit fiscal antes de las elecciones, ese partido (y por lo tanto quien está en el poder) tienen una probabilidad de entre 80% y 90% de tener una votación adversa y ser reemplazado por un opositor ideológico. En términos sencillos: si a un partido en el poder se le ocurre emprender una reforma fiscal (encaminada a mejorar la situación económica del país, hacer más sustentable la gestión fiscal de ese país en el presente o futuro, etc.), antes de un evento electoral, va a perder con mucha seguridad esa elección.
La primera duda que surge en la mente es: ¿por qué un gobierno o partido en el poder aprobaría llevar a cabo reformas fiscales a poco tiempo de unas elecciones? La respuesta está en que la situación económica de ese país en ese momento en tan complicada que no les queda más remedio (a quienes manejan la economía) que emprender un cambio de rumbo en lo fiscal para tratar de enmendar los errores cometidos y lograr revertir tendencias negativas en la calidad de vida de los ciudadanos (motivadas por una fuerte recesión, aumento del desempleo, etc.).
El estudio encontró que los ciudadanos serían más proclives a tolerar descensos en el gasto público, pero no incrementos en los impuestos: “Los votantes tienen cuatro veces más probabilidades de preferir un ajuste fiscal mediante una reducción del gasto público que resolver el problema mediante un aumento de los impuestos”. Recordemos que en América Latina y el Caribe la recaudación de ingresos depende en gran medida de los impuestos al valor agregado (IVA), por lo cual parece lógico que las personas de más bajos recursos estén en contra de que les cobren más impuestos por comprar bienes básicos.
El estudio sugiere que los gobiernos de la región necesitan continuar el camino de asegurar la solvencia fiscal, ampliando la base imponible, mejorando la capacidad de las administraciones fiscales para recaudar impuestos y luchar contra la evasión fiscal.
Sin lugar a dudas para nuestro país, estas recomendaciones en lo fiscal deben venir complementadas con revisiones importantes en las tarifas de los servicios públicos, precios de los combustibles en el mercado interno, recuperación de la producción petrolera (aumento de ingresos) y acabar con la hiperinflación (para que cese el efecto Tanzi Olivera). Una reforma fiscal en Venezuela, con adopción de reglas fiscales, fondos de estabilización y ahorro y voluntad política para tener resultados fiscales responsables, es un sueño que los economistas siempre hemos tenido y que ojalá algún día se materialice.