OPINIÓN

La multinacionalidad de las FARC y el ELN

por John Marulanda John Marulanda

ELN y las FARC / Homicidios

Las FARC-EP sí están cumpliendo con sus promesas. Bástenos recordar el secuestro y el asesinato de varios: hace poco tiempo dispararon y mataron, junto a un Oficial, a algunos soldados. Y aunque suene irónico, las FARC vienen cumpliendo con su cronograma y con su guía política, al tiempo que el ELN viene cumpliendo con el suyo. Miremos con detalle.

Las FARC-EP, que tienen su asiento en Venezuela (recordemos al coronel Chávez, a Piedad Córdoba y al barbudo de marras, en una foto auténtica), pues no hay nada más que hacer o decirse frente a ese momento. Ya tienen un gobernante de sus simpatías y su ingenuidad, pues no mucho hay que clamar.

El ELN tampoco puede solicitar mucho y son, según el alto comisionado, una parte más para la próxima semana. El ELN está pordebajiado. Y aunque ya está subestimado, está con el mango de la sartén en sus manos. No hay más remedio que darles que comer, y para algunos espíritus aventureros, es algo exótico alimentar a esos “bandidos”. Pero, una cosa es Venezuela y otra es Ecuador. En Ecuador, ya se dan la mano entre una y otra organizaciones, aunque allí, en Guayaquil, en la costa del Pacífico, impera más el narcotráfico que las luchas ideológicas. Y si no me creen, miren sus más recientes balaceras, todas hechas a la emoción que genera una baleada.

En Venezuela es de otro color-calor: soldados y policías vendidos, suboficiales comprados, y oficiales vendibles, a su disposición. Recuerdo que durante mis años juveniles, cuando era comandante de la Base Militar de Arauquita, con toda su parafernalia e infraestructura, recibí a un general de la Guardia Nacional y allá fue con su equipo a rescatar a un guardia. Había sido tomado como rehén por parte de una patrulla de las mías que permanecían bajo mi tutela en el pueblo.

Colombia produce la materia prima, Perú la ofrece al otro lado y Bolivia también. Pero, pero, pero, Colombia no deja de producirlas, 950/1.200 toneladas métricas al año, y mientras no deje de producirlas el mundo no será igual.

1.000 migrantes venezolanos se están moviendo a lo largo de la frontera con Estados Unidos, para que puedan ingresar al coloso del norte: partieron de Tapachula, Chiapas, sitio limítrofe con Guatemala y claro, esperan que los mexicanos entren a delinquir con ellos.

Delinquir no significa operar; operar no significa delinquir. Y así marchan las cosas en la tierra del fentanilo.