Definitivamente, en la oposición venezolana existen unos seres que se consideran una suerte de clase mitológica en el espacio de quienes dicen ser adversos al régimen.
En tal sentido, existe un conjunto de individuos que de manera inconsciente –¿o consciente?– comete actos de parricidio e incesto en el seno de tal grupo político, lo cual termina por llevarlos hasta la conducta de Edipo de terminar perforándose los ojos para enceguecerse, y en el medio de esa oscuridad política tenemos que la ultraderecha maricorinista ataca a Juan Guaidó por todos las redes y medios posibles, mientras la seudoizquierda llega al extremo de pedir la renuncia del mencionado político como el caso de Enrique Ochoa Antich¹, es decir, para estos “adversarios del régimen” el objetivo no es Maduro como responsable que ha empobrecido a los venezolanos, sino el líder que está al frente de la mayoría opositora desde la Asamblea Nacional.
O sea, si asumimos que la oposición de derecha e izquierda quiere la cabeza de Guaidó es porque ven en este la imagen de Osiris y ellos se consideran, cual Seth, como un hermano lleno de odio, que una vez haya logrado la muerte de su consanguíneo, no le importa qué tanto sea el daño causado, si al final quien ocupa el liderazgo de la oposición concluye como el rey de los muertos, aunque el asesino también termine con una historia similar o peor que la del ejecutado.
Por ello, en las representaciones mitológicas Seth era mostrado como un animal híbrido cuyas dos mitades se distribuyen entre cerdo y burro salvaje. Verbigracia, preguntar quiénes tendrían semejantes estructura mitológica o mental entre algunos opositores que nos hablan de intervención extranjera o de diálogo, la verdad es que ambos celebran con “mayor de edad”² en sus diferentes encuentros. Y si establecemos las analogías correspondientes para encontrar una fortaleza, en esos grupos opositores es precisamente el gusto por las bebidas escocesas y degustar exquisiteces en costosos restaurantes, mientras el pueblo sufre por necesidades básicas, entre ellas el hambre.
En ese contexto mitológico que toma esta seudooposición, su parte guerrerista queda representada en Bodhbh o Badhbh, como la voz que solo genera confusión, terror con sus constantes gritos de guerra y cuya forma de cuervo es lo que termina por ahuyentar y fragmentar a la oposición en virtud de que solo invoca la muerte. Sobre la “oposición” complaciente o benévola que se hacen llamar “socialistas” o “socialdemócratas” vienen a representar los llamados Bannik que aún son parte de la cultura rusa, y son los seres encargados de procesar la bazofia en todos los órdenes que les sean encomendados, en este caso por el “dios rojo” con el nombre de Nkongolo quien era dado a los placeres y borracheras, así como asesinar a sus adversarios mutilándolos, llegando al extremo de perseguir a sus principales aliados, para al final de la historia terminar siendo traicionado por sus propios seguidores y morir decapitado por quienes eran parte de su cúpula y claque.
En síntesis, si bien la mitología solo es una manifestación imaginaria de la historia y las distintas culturas que hemos tenido a lo largo de la humanidad, muchas de esas historias en muy poco difieren de nuestra realidad política, y mientras la seudooposición y lo que sería su propia mitología celebran con “mayor de edad” y llegamos a preguntarnos por la existencia de quiénes serían los cerdos o burros salvajes, tampoco podemos obviar, que el poder de los “dioses” en muchos casos han terminado sus narrativas de delirios en tragedias.
Tal vez, lo que piensan ser parte de una seudooposición o un régimen destructivo en Venezuela concluyan sus tiempos cuales historias mitológicas.
¹ https://www.aporrea.org/actualidad/a282662.html
² https://twitter.com/jvivassantana/status/1174866319306608640