OPINIÓN

La misma miasma

por Alfredo Cedeño Alfredo Cedeño

A comienzos del siglo XIX, el médico danés Hans Christian Oersted, quien había decantado su formación académica hacia la investigación en el área de la física y la química, demostró que colocando una brújula cerca de un cable por el que circulaba electricidad se cambiaba su indicación, y se situaba perpendicularmente al flujo eléctrico. En otras palabras: la electricidad producía los mismos efectos que un imán. A partir de este descubrimiento el francés André-Marie Ampère estudió la relación entre magnetismo y electricidad, lo cual le permitió encontrar que la dirección que toma la aguja de una brújula depende del sentido de la energía eléctrica que circula cerca, y a partir de ello estableció la llamada regla “de Ampère”: un hombre está acostado sobre un cable conductor; la corriente, que va por convención de más a menos, lo atraviesa de pies a cabeza; mientras observa una aguja imantada. El polo norte de esta aguja se desplaza entonces a su izquierda.

Este brevísimo resumen fue lo que llevó a establecer aquel apotegma de: Los polos opuestos se atraen. Desconozco si en el mundo de la física se ha profundizado más en el tema, porque esa disciplina ha estado con sus ojos fijos en la teleportación cuántica, la creación del primer condensado de Bose-Einstein, la aceleración de la expansión del Universo, la prueba de que los neutrinos tienen masa y el bosón de Higgs. Sin embargo, estoy convencido de que en cualquier momento alguna investigación demostrará que no es que los opuestos se atraen, sino que son lo mismo y siempre van en la misma dirección. Hay expresiones de ello, fundamentalmente en el ámbito humano, pero manifestándose de manera contundente en la esfera política.

¿Lo dudan? Permítanme poner algunos ejemplos. ¿Acaso hay algo más parecido a un revolucionario de pelo en pecho que un reaccionario de escapulario al cuello? Ustedes escriben o dicen algo que a los monigotes chavistas maduristas no les gusta y, de inmediato, los acusan de agarrarse de los temas para volcar su odio; si el ejemplo que utilizan es alguna expresión artística, entonces sueltan, con aires de académicos ultrajados, aquello de: el arte une a la gente sin distingos de clases ni ideología. Si se les ocurre decir algo de esa manada de hienas que se llaman “líderes opositores”, entonces son un instrumento que usa la narrativa del gobierno. ¿Se dan cuenta de cómo van en la misma dirección ambos flujos de energía?

Quiero ponerles otros dos ejemplos. Uno de aguas afuera, en la amada España, donde ese saco de malas mañas, peores olores y bolsillo amplio, llamado Pablo Iglesias se pasea como gallito altanero empeñado en hacer tragar su “progresismo” a como dé lugar. Este mamarracho con ínfulas de personaje acuñó la frase “jarabe democrático” para justificar las agresiones a diferentes dirigentes opositores; incluidas mujeres, como hizo contra Rosa Diez en octubre de 2010, en las instalaciones de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense. Hace pocos días él era la estrella de un jolgorio que tenía montado el Partido Comunista Español en Vistalegre, Madrid. ¡Oh sorpresa! En medio de sus sacras palabras un grupo de asistentes le gritó: “¿Dónde está el cambio?, ¿dónde está el progreso?”. Las reseñas de los distintos medios divulgaron que “la actitud de estas personas obligó a intervenir a los equipos de seguridad”. Luego de la actuación de los esbirros ñángaras, el zarrapastroso regresó más altanero  y agradeció “al servicio de orden proteger el espacio de diálogo; es una obligación militante”. A manera de colofón de su introducción de retorno soltó: “Los que regalan titulares y clics a los medios de ultraderecha española no son más que provocadores que merecen toda la contundencia de la militancia popular y comunista”.

El otro ejemplo que quiero traer a colación es uno revelado hace poco por esos devotos de la comunicación, casi rayan en una labor de apostolado informativo, que conforman el portal Armando Info, quienes son una verdadera piedra en el zapato para tirios y troyanos. Ese centro informativo reveló, datos y cifras en mano, en un contundente reportaje firmado por Marcos David Valverde, las relaciones de cierto sector de la “oposición democrática venezolana” con cierto querubín centroamericano. Respecto a este pichón de sátrapa con apellido de tirano africano, el periodista salvadoreño Óscar Martínez, jefe de redacción del diario digital El Faro, ha escrito: “El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, no va a detenerse en su ejercicio del poder absoluto. De hecho, en las últimas semanas, Bukele ha acelerado su carrera para desmantelar el Estado de derecho salvadoreño”. Al lado de semejante joya está una vasta corte de venezolanos provenientes de Voluntad Popular, entre otras organizaciones, que otrora han clamado por su apoyo a las luchas que buscan el retorno de la normalidad democrática en Venezuela. La cofradía de asesores en Centroamérica proviene de Futuro Presente, y que tal como explica Valverde es “una organización no gubernamental concebida para “promover la formación y la participación en el marco del liderazgo responsable, el trabajo en equipo, el ejercicio de la ciudadanía y la defensa de los Derechos Humanos”. También revela el autor que Yon Goicoechea, es uno de sus fundadores. Pero, y aquí viene un trozo que les copio textualmente: “La lección mejor aprendida por la militancia de Voluntad Popular, al menos en cuanto al trato con la prensa, fue el del hermetismo. “En Futuro Presente, los cursos que nos daban tenían un lema: la entrevista es para exponer tu mensaje, no para responder las preguntas”, recuerda un ex militante del partido en el estado Bolívar”.   En pocas palabras: ¡Mucho cuidado con ser transparentes!

Es justicia escribir que estas son conductas de vieja data. Podría remontarme a nuestra historia colonial para citar algunos casos. Pero retrocedamos un poco más de medio siglo y vayamos al sur de nuestro continente, y les narro una situación conocida ahora gracias a los libros del escritor  dominicano Tony Raful, poeta, ensayista y político miembro de número en la Academia Dominicana de la Lengua. Narra Raful que el general dominicano Miguel Ángel Ramírez Alcántara, vivía en Guatemala donde había casado con una dama de ese país, y en 1957 debió salir para Ecuador por presiones del dictador Trujillo, y allá fue empleado en un centro militar. En ese plantel compartió clases de asesoramiento militar con un joven oficial de la armada chilena del cual se hizo muy amigo. Estando allí, Ramírez Alcántara recibió vía México, una comunicación del Movimiento 26 de Julio, que encabezaba en la Sierra Maestra cubana Fidel Castro, en dicha misiva le solicitaban opiniones técnicas militares vinculadas con el proceso armado para el derrocamiento de Batista. Afirma Raful que este intercambio de opiniones “era usual en la lucha del Caribe contra los dictadores, y Batista era un aliado de Trujillo, mientras Castro, desde su colaboración en el Comité Estudiantil Pro Democracia Dominicana, en la Universidad de La Habana, y su participación en la frustrada invasión de Cayo Confites, era un hombre comprometido con la lucha contra el dictador dominicano”. El general dominicano habló con su amigo chileno y le mostró la carta, así como los dibujos de lugares y acciones militares contra Batista. El chileno, quien había manifestado calurosa simpatía con las acciones revolucionarias, aportó opiniones y señalamientos que fueron enviados a los revolucionarios del Movimiento 26 de Julio. El militar chileno se llamaba Augusto Pinochet…  Es necesario asentar que algunos dirigentes del Partido Comunista de Chile reconocieron que Pinochet estaba considerado como un militar “progresista” dentro de las fuerzas armadas chilenas y había tenido contactos y algún tipo de colaboración con el propio Partido Comunista. No en balde don Augusto fue el edecán militar de Fidel en su larga visita oficial a Chile en 1971.

Repito: Los “opuestos” son lo mismo y siempre van en la misma dirección. Por eso vemos esa nube de hienas hambrientas peleándose por un puesto en las venideras elecciones. Sobran  plañideras que los aúpan y defienden, con dientes y uñas, de quienes osamos pedir honestidad y transparencia. Ellos solo saben crear nubarrones, hasta gestar tormentas, y el comandante difunto es una buena muestra, de las que luego se guarecen con velocidad inaudita. Poco les importa esa ciudadanía a la que exigen una devoción canina.

 

© Alfredo Cedeño

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