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La mirada de un testigo

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Erckvaldo Márquez en la defensa de su tesis | Foto Carlos «Pancho» Ramírez

Defensa de la memoria de grado en un retén policial de Mérida. Educación y resiliencia

El día 24 de marzo de 2021 tuve la oportunidad y el privilegio, como decana de la Facultad de Humanidades y Educación y en representación de su Consejo, de presenciar, de ser testigo de un acto sin precedentes -creo no equivocarme- en la historia de nuestra Universidad.

En horas de la mañana de este día, el bachiller Erickvaldo Márquez, estudiante de la carrera de Educación Física, Deportes y Recreación de nuestra Facultad, quien desde el 17 de septiembre de 2017 está privado injustamente de su libertad, defendió con valentía, tesón, integridad y excelencia su Memoria de Grado titulada “Programa de actividades físico recreativas para privados de libertad”, en un espacio no universitario: el retén policial de Glorias Patrias. Su tutora fue la profesora Doris Guillén y los otros miembros del jurado fueron los profesores Guillermo Pérez y Luis Albarrán.

Debo dejar constancia del trato digno y amable con que fuimos recibidos, a los efectos de dicho acto académico, por parte de los funcionarios policiales del Instituto Autónomo Policía del Estado Mérida (conocido como Retén de Glorias Patrias), quienes siempre se mostraron cordiales y expectantes ante lo que calificaron, en sus propias palabras, como “algo que nunca antes había ocurrido”.

Además del jurado y de mi persona, estuvieron presentes el profesor Omar Peña, jefe del Departamento de Educación Física; el profesor Habib Tajan, coordinador administrativo de la FAHE; el Dr. Marcos Pino, director de Asuntos Estudiantiles (DAES); y la bachiller Ornella Gómez, presidenta de la Federación de Centros Universitarios (FCU). También estaban la madre, las tías y otros familiares del Br. Erickvaldo Márquez.

Aproximadamente a las 10:10 de la mañana llegó al recinto donde haría su defensa el autor de la Memoria. Para mí fue muy doloroso e impactante ver entrar el joven Erickvaldo esposado; y me hizo pensar en que el pueblo venezolano también lo está porque ha desaparecido el Estado de Derecho, porque no hay Justicia, porque nuestra Constitución se ha convertido en letra muerta, en papel mojado, en letras borrosas que son utilizadas a su antojo por el régimen. La visión de un joven estudiante venezolano, inocente de los cargos que se le acusan, con unas esposas que representan el poder opresor contra la libertad de expresión, contra la libertad de conciencia, contra el derecho de manifestar pacíficamente, se hace más dolorosa porque sé que ya fue declarado inocente y el juez de la causa decretó su libertad plena pues no hay fundamentos ni méritos que sostengan la acusación de la Fiscalía, entidad que ejerció un recurso de apelación contra la decisión del juez para, injustamente, continuar manteniendo privado de su libertad a este joven inocente.

A las 10:20 am, una vez que estuvieron dispuestos los dispositivos electrónicos y el jurado hubo ocupado sus lugares, Erickvaldo se apoderó de la atención total de quienes lo acompañamos en este día que, supongo, será un hito en su vida. Durante 45 minutos nos acercó a la comprensión del sentido humanitario de su investigación. Su trabajo da cuenta de que no importa cuán duro te golpee la vida -o como él mismo lo dijo: “No sé por qué Dios quiere que esté aquí”-, lo que importa no es que nos caigamos, pues “lo que Dios mira es cuando nos levantamos”. Con estas sencillas palabras de un creyente convencido, Erickvaldo nos hizo pensar en la importancia de ser resilientes, en el mérito que hay en que nos levantemos y sigamos adelante en contra de todo lo que entorpece nuestro camino; de continuar luchando por todo aquello que aspiramos y que merecemos.

Pero Erickvaldo fue más allá del querer levantarse solo él. Su trabajo está orientado a que otros también puedan levantarse y seguir adelante. Pudo haber hecho un trabajo documental y, seguramente, en su situación habría sido más fácil. Pero no, él eligió una memoria de corte cualitativo, cargada de humanismo, como ya lo dije, porque se orientó a buscar mejores condiciones de vida, más salud física y espiritual para sus compañeros privados de libertad. Sin recursos, con materiales de reciclaje fue capaz de elaborar cuerdas para saltar, pesas, pelotas, logró la demarcación de canchas ajustadas a los espacios del retén; planificó y llevó a la práctica intercambios deportivos que, además, funcionaron como espacios para el esparcimiento y el juego. Después de su defensa, el jurado reconoció la valía de su trabajo y le otorgó la máxima calificación de 20 puntos con Mención Publicación. Nunca más merecida.

Creo que Erickvaldo no solo ha sido y es resiliente, sino que es un ejemplo para todos, por su valentía y fortaleza para seguir adelante a pesar del dolor de saberse privado injustamente del sagrado derecho a su libertad, en la edad en que los jóvenes ansían volar, tienen los mejores sueños y aspiran a hacerlos realidad. Afortunadamente, ha logrado su caro sueño de terminar su carrera. Ahora, yo espero que la justicia impere y, finalmente, se le reconozca la libertad plena que le ha sido arrebatada, a pesar de que ya le fue reconocida por el juez de la causa, por ser inocente de todo cargo. Deseo que en el próximo acto de grado que se organice en nuestra Universidad, Erickvaldo termine de cumplir su sueño y, gozando de su plena libertad, esté recibiendo su título de Licenciado en Educación, mención Educación Física, Deportes y Recreación, como representación del poder y del sentido de la educación en la liberación y la transformación del ser humano.

 

 

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