«La mentira y el engaño tienen fecha de vencimiento, al final todo se descubre»
«Nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones»
En estos tiempos que corren, las informaciones circulan como la pólvora, y la inmediatez hace que no se contrasten algunas ,por lo que es fácil discernir entre la verdad y las mentiras.
Existe un antídoto muy potente: la lectura. No es nada nuevo. Ya lo decía el pensador chino Confucio (551 a.C.): «No importa lo ocupado que pienses que estás, debes encontrar tiempo para leer o entregarte a una ignorancia autoelegida»
Para estar bien informado, y poder analizar con criterio cuánta verdad tiene una noticia, no debemos escuchar únicamente a las personas que dicen lo que queremos oír, ni leer solo el medio de comunicación “de nuestra preferencia».
Es necesario tener espíritu crítico. En la medida de lo posible, debemos contrastar todo, lo que vemos, oímos y leemos. Y para ello solo queda recurrir a diferentes fuentes.
Cuando Alemania invade Polonia en 1939, Adolf Hitler era una figura mesiánica, un mito que dirigía el país envuelto en una aureola de divinidad. Y si Hitler era el Mesías, Goebbels era su profeta.
Joseph Goebels fue el padre de la propaganda nazi y encargado del Ministerio de Educación Popular y Propaganda, creado por Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933. Goebbels había sido el director de la tarea comunicativa del Partido Nazi y el gran arquitecto del ascenso al poder. Una vez en el Gobierno y con las manos libres para monopolizar el aparato mediático estatal, Goebbels prohibió todas las publicaciones y medios de comunicación fuera de su control, y orquestó un sistema de consignas para ser transmitido mediante un poder centralizado del, cine, la radio, el teatro, la literatura y la prensa. Era también el encargado de promocionar o hacer públicos los avisos del gobierno.
Los 11 principios de la propaganda nazi creados por Goebbels:
1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10.- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
Cualquier parecido de la situación que vive el país desde la llegada al poder de la mal llamada revolución socialista bolivariana, con la historia hitleriana, no es una simple coincidencia, sino una lacerante realidad que atormenta al país nacional y a los ocho millones de venezolanos que migraron a distintas latitudes del globo terráqueo.
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