Quienes tienen la amabilidad de leerme habitualmente sin duda recordarán que he mencionado varias veces en los últimos meses que cuando leíamos la cifra de 30.000 muertos en Gaza estábamos siendo intoxicados con una cifra carente de ningún fundamento, suministrada por un grupo terrorista y presentada en RTVE como dato proporcionado por «el Ministerio de Sanidad de Gaza», organismo que no existió jamás. Con «j» no con «H». La cifra de 30.000 muertos difundida por Hamás tenía la misma credibilidad que si hubieran dicho 3.000 o 300.000.
Pues, ¡oh sorpresa!, ¡oh inmensa sorpresa! Ahora hasta la ONU, cuyos funcionarios en Gaza tienen serias acusaciones por haber fomentado el ataque genocida del 7 de octubre, acaba teniendo que reconocer que las cifras están seriamente distorsionadas y al menos infladas en un 40 por ciento. Que se dice pronto. Todo muerto es de lamentar. Pero la realidad es que hasta el 7 de octubre había un estado de convivencia pacífica. Y eso sólo ha cambiado por un ataque indiscutiblemente genocida: asesinar a todo el que se pueda, por la única razón de ser judío. Desde el nazismo no se había visto algo igual. Y esta inmensa máquina de la mentira mediática al servicio de los terroristas de Hamas está dibujando una inmensa distorsión de la realidad que está produciendo frutos basados en la falsedad. Con un agravante. Suponiendo que las cifras de Hamas hubieran sido ciertas y se estuviese generando un porcentaje muy alto de mujeres y niños muertos, ¿no implicaría eso que Hamas daba protección prioritariamente a sus terroristas y no a mujeres y niños?
Para llegar a esa conclusión no eran necesarios ni la conclusión de la ONU ni ser un Einstein para apreciar la mentira matemática que se estaba difundiendo sin pudor. Ya el pasado 11 de marzo un estadístico de la Escuela de Negocios de Wharton, en la Universidad de Pensilvania, una de las de la Ivy League, explicaba que la progresión del número de muertos en Gaza era simplemente imposible. Las cifras que estaban ofreciendo desde Hamas y repicando desde casi todo Occidente sostenían que se producía en el número de muertos un crecimiento medio y lineal continuo, algo que resultaba obvio para cualquier analista occidental y que es metafísicamente imposible que pueda ocurrir. ¿Cómo va a haber el mismo número de muertos todos los días, sea cual sea el número y la intensidad de los combates?
Esta Guerra de Gaza es terrorífica. Pero ya está bien de culpar a quienes fueron atacados y ahora se defienden en lugar de a quienes provocaron el conflicto. A estas alturas está muy claro que a quien menos importan los palestinos muertos es a Hamás que lanzó el ataque del 7 de octubre sabiendo las consecuencias que tendría para la población de Gaza. Y que hoy se niega a entregar a los rehenes que sigue teniendo, un paso imprescindible para acabar con esta guerra. Pero quien no quiere que esto acabe es Hamás, que, aunque pierde sobre el terreno, gana en los medios de comunicación occidentales. Aunque el muy revelador resultado de la votación del festival de Eurovisión entre el público puede indicar lo que de verdad cree la opinión pública occidental. Incluyendo la española.
Artículo publicado en el diario El Debate de España