Tener un negocio propio, más allá de los retos indiscutibles que eso representa, es una experiencia enriquecedora a nivel profesional y personal. El emprendedor, por ejemplo, puede desempeñarse con autonomía y flexibilidad, tiene la oportunidad de adquirir valiosas experiencias de liderazgo, construir una red de contactos beneficiosa y aplicarsu creatividad.
Sin embargo, no todos los que desean crear un negocio propiosalen airosos. Algunos emprendimientos no pasan de ideas y otros se quedan en el camino. La razón es que quienes lo intentan y no tienen éxito carecen de eso que llaman la“mentalidad emprendedora”, o no han sabido desarrollarla y ponerla en práctica.
Ahora, ¿qué es una mentalidad emprendedora? Es el conjunto de habilidades que permiten identificar y aprovechar al máximo las oportunidades, así como superar y aprender de los reveses para lograr tener éxito en una variedad de entornos. De manera que para crear o hacer crecer un emprendimiento propio es fundamental tener una mentalidad emprendedora.
En tiempos de crisis e incertidumbre como el actual, ya no solo por la pandemia, sino también debido a la situación económica global y las consecuencias de la guerra de Rusia contra Ucrania, la mentalidad del emprendedor puede ser un factor que incline la balanza hacia el éxito o el fracaso.
En esto, la principal diferencia se encuentra en la actitud con la que los emprendedores se enfrentan a los problemas, bien sea con una mentalidad ganadora o con una mentalidad perdedora.
La mentalidad ganadora es la que permite ver oportunidades donde otros ven dificultades, lo cual se ha convertido en una de las principales premisas al momento de emprender. En este sentido, la búsqueda de soluciones y la ausencia de miedo al fracaso son los principales rasgos que identifican a los emprendedores triunfadores.
Además, aprender de los errores y mantener la motivación a lo largo del tiempo también diferencia a estos profesionales de las personas que muestran una actitud perdedora y que están prácticamente condenadas al fracaso. Ellos suelen dejarse llevar por las dificultades, se limitan por los pensamientos negativos, pierden la motivación en cuanto aparece un obstáculo en el trayecto y asumen los errores como una señal de que no pueden llevar a cabo aquello que desean.
Lo peor es que la mentalidad perdedora también puede contagiar a las personas que se sitúan alrededor, lo que sin duda acaba con cualquier proyecto que se emprenda.
Visto lo anterior, resulta clave la mentalidad del emprendedor, pues influye en el desenvolvimiento de un proyecto y el destino que tendrá. El pesimismo y la baja autoestima son los principales enemigos de los emprendedores; mientras que tener la mentalidad ganadora ayuda a detectar oportunidades, establecer metas y desarrollar proyectos desde cero.
@DavidSomozaM