El mito de Sísifo es una de las más famosas y conmovedoras narraciones de la mitología griega, y ha sido objeto de numerosas interpretaciones filosóficas a lo largo de la historia. Sísifo era un rey de Corinto, conocido por su inteligencia y astucia; pero sus engaños a los dioses lo llevaron a ser condenado a un castigo eterno en el inframundo. Su castigo fue empujar una enorme roca cuesta arriba hasta la cima de una montaña. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de alcanzar la cumbre, la roca se deslizaba y volvía a caer al pie de la montaña, obligando a Sísifo a comenzar de nuevo. Este ciclo interminable se repetía por toda la eternidad como está ocurriendo en Pdvsa.
Tanto Sísifo como Pdvsa parecen atrapados en un ciclo interminable. Al igual que la roca de Sísifo, Pdvsa vuelve a caer una y otra vez, sea cual sea a quien designen en el cuartel de la campiña. La empresa ha venido sucumbiendo repetidamente nombren a quien nombren a los demonios de la corrupción, politiquería y adulación desmedida, a menudo vinculadas apetencias personales y no del interés del Estado. Se hace realidad el dicho criollo: «No me den, pónganme donde haiga». La analogía entre la figura mítica de Sísifo y la situación de la empresa petrolera estatal Pdvsa, es una metáfora poderosa que captura la complejidad y los desafíos que ha enfrentado esta institución en las últimas décadas.
¿Por qué Sísifo representa la maldición sobre Pdvsa? Está claro, el eterno retorno: al igual que Sísifo condenado cíclicamente a empujar una roca que siempre volvía a caer, Pdvsa viene experimentado periódicamente ciclos de auge y caída. La otrora empresa, motor de la economía venezolana, ha visto cómo sus recursos se han agotado, su producción disminuir y su influencia política fluctuar. Para la otrora reina de la industria petrolera se le ha impuesto la responsable de mantener un Estado de bienestar cada vez más exigente, compuesto por: la corrupción endémica, la injerencia política y las sanciones internacionales. Sísifo sabía que su tarea era inútil, pero seguía empujando la roca. De manera similar, Pdvsa ha continuado operando a pesar de las dificultades, impulsada por la necesidad de mantener un flujo de ingresos para el Estado venezolano.
La «maldición» de Sísifo sobre Pdvsa, se ha conjurado en el “estiércol del diablo” como lo dijo uno de los fundadores de la OPEP, Juan Pablo Pérez Alfonzo. La economía venezolana ha estado históricamente ligada a la producción y exportación de petróleo. El carrusel de los precio del petróleo cuando caen, golpean duramente al país , pero cuando suben la corrupción se crece. De los últimos ocho presidentes de Pdvsa, durante la gestión del presidente Maduro, cinco ha sido acusados de varios delitos entre ellos corrupción y malversación de fondos. La corrupción ha sido un problema endémico en la industria, producto de una mala gestión deliberada para ocultar la corrupción. ¿Dónde ha estado todos estos años, la contraloría interna y la Contraloría General de la República? Otro de los demonios ha sido la interferencia política en la Pdvsa roja rojita de Ramírez. La politización de Pdvsa ha llevado a la designación de funcionarios sin la experiencia necesaria, donde la toma de decisiones basadas más en criterios políticos que técnicos.
La metáfora de Sísifo sugiere que cambiar la situación de Pdvsa requiere de una voluntad política acompañada de un esfuerzo sostenido para lograr una transformación profunda. Para superar esta «maldición» será necesario: -Combatir la corrupción: implementar medidas efectivas para prevenir este demonio y promover la transparencia en todas las operaciones de la empresa; -Despolitizar la empresa: separar la gestión de Pdvsa de la política y permitir que los profesionales técnicos tomen las decisiones clave; -Diversificar la economía: reducir la dependencia del petróleo y fomentar el desarrollo de otros sectores productivos; -Buscar el financiamiento externo: negociar con los acreedores y buscar nuevos recursos para modernizar las instalaciones y aumentar la producción.
En conclusión, la analogía de Sísifo ayuda a comprender la complejidad de los desafíos que enfrenta Pdvsa. Sísifo, representa una figura rebelde que desafía el orden establecido al atreverse a engañar a los dioses, siendo su castigo someterlo a la humillación al igual como ha sido con los expresidentes destituidos, presos o huidos
Si bien la situación es difícil, no es imposible encontrar una salida. Al reconocer las causas profundas de los problemas y tomar medidas concretas para abordar los demonios que han acosado a la industria. Es posible transformar a Pdvsa en una empresa más eficiente y sostenible. Eso sí, sin politizarla.