OPINIÓN

La mafia del Partido Demócrata

por Ramón Pérez-Maura Ramón Pérez-Maura

Estados Unidos está en muy malas manos. Creo que no se presta suficiente atención a las implicaciones de la renuncia de Joe Biden a su posible reelección. La cuestión no es cuántas posibilidades tenía de ganar o no, por muy relevante que eso pueda ser. Que lo es. La cuestión no es si Kamala Harris es una opción viable o si debería serlo un candidato alternativo que, a estas alturas, todo es posible. La cuestión es en qué manos estamos.

Los corresponsales en la Casa Blanca, incluso los de los medios más abiertamente demócratas, llevan meses, más de un año, planteando preguntas sobre la salud de Biden y la respuesta ha sido, sin matices, que su estado de salud es perfecto y que lo demás son rumores de la ultraderecha. Biden y Sánchez deben de tener muy buena sintonía. Pero la pregunta es el por qué y el cómo de la inmensa farsa de la mafia que dirige el Partido Demócrata. ¿Cómo creyeron que podían ocultar al pueblo americano el verdadero estado de salud de Biden? Franklin Delano Roosevelt ganó sus últimas elecciones en una silla de ruedas que nunca apareció en la fotografía de ningún periódico. En esa época había un respeto reverencial por la figura del presidente. Y, lo que es más importante, no había televisión ni teléfonos con capacidad de grabar imágenes. Era fácil ocultar el estado de salud del presidente, que tampoco tenía que concurrir en un debate presidencial. Eso no sucedió hasta 1960, cuando Roosevelt llevaba quince años muerto.

La grave cuestión que se plantea ahora es el intento que ha hecho la mafia del Partido Demócrata por ocultar a los norteamericanos el verdadero estado de salud mental de Biden. Si, como ellos dicen, Trump es un tipo tan peligroso para la democracia americana, ¿no tenían más que a un anciano demente para impedir su victoria? Y ¿quién ha estado moviendo los hilos de la marioneta Biden en -digamos- el último año y pensaba seguir haciéndolo en el segundo mandato?

Quienes hablan de generosidad por parte de Biden al decidir retirarse, mienten. El partido ha creado un ambiente que no permitió a ningún candidato medianamente razonable competir contra él. En las primarias de 2020 del Partido Republicano, cuando Trump se presentaba a la reelección, tuvo múltiples candidatos alternativos de su partido: Ted Cruz, Marco Rubio, John Kasich… Contra el decrépito Biden no hubo un solo candidato alternativo mínimamente relevante. ¿Cómo es posible que no lo hubiera hace ocho meses y ahora florezcan por todas partes? Tampoco entiendo la lógica de que Biden siga como presidente hasta el 20 de enero. El mejor impulso para la candidatura de Kamala Harris -un ser autoritario, incapaz de formar equipos de trabajo, con mala relación con la prensa- sería que Biden renunciase hoy mismo a la Presidencia. Dejaría a Harris tres meses y medio de Presidencia, un arma electoral muy efectiva. Y como este mandato sería de menos de dos años, si gana todavía podría presentarse a la reelección. Pues yo no sé a qué juegan los demócratas.

Yo creo que Trump tiene hoy más posibilidades de perder la elección de las que tenía el pasado domingo. Con Biden era virtualmente imposible perder. Sin Biden, vaya usted a saber. Pero sigo creyendo que lo primero que debe hacer Trump es denunciar el peligro en el que pone a la democracia americana la mafia que controla las entrañas del Partido Demócrata.

Artículo publicado en el diario El Debate de España