Viene una batalla campal sobre los libros de texto gratuitos que en México son de la educación primaria. Como es lógico y previsible, cualquier gobierno que se aprecia de llevar a cabo una transformación revolucionaria, duradera, y si es posible permanente, sabe que debe concentrar esfuerzos en el futuro. El futuro son los niños, es la educación básica, son los libros de texto gratuitos o no, pero obligatorios, en una palabra, es la formación de la mente y de la ideología con la que crecerán esos niños que pronto serán adolescentes, luego jóvenes, luego adultos.
López Obrador es producto de esos libros de texto, los que produjo la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, fundada a finales de los años cincuenta y dirigida inicialmente por Martín Luis Guzmán. Es una visión no solo de la Historia, sino también de Geografía, de lo que en secundaria se llama Civismo y ahora Ética, de Español, en su caso otro idioma, y todo lo que acompaña la enseñanza en los primeros 6 años de educación primaria. Por eso López Obrador sabe que ahí es donde puede imprimirle un sello irreversible a su llamada y supuesta 4ta transformación.
Durante los dos primeros años del sexenio, por distintas razones, las modificaciones a los libros fueron mínimas. El primer año se utilizaron los libros de finales de sexenio de Peña Nieto -los de Aurelio Nuño- y con cambios no muy significativos, el segundo año, impuestos por distintos integrantes de la Comisión. La Comisión la integran funcionarios de la SEP, el director de Conaliteg, el director del Fondo de Cultura Económica, el director de Educal y algunos otros funcionarios. Esteban Moctezuma y sus colaboradores más cercanos pudieron a duras penas evitar cambios mayores en los libros durante esos dos primeros años. Pero la salida de Moctezuma y la llegada de Delfina Gómez Álvarez, marcaron el principio del lanzamiento de la madre de todas las batallas de este sexenio.
Tiene razón el gobierno. Peña Nieto se equivocó al dejar para el final los cambios a los libros de texto. A su manera, Salinas, en 1992, también cometió el error de haber esperado demasiado. El momento es lo más pronto posible para que los libros que se adoptan en un sexenio determinado se arraiguen durante el mayor número de años de ese mismo sexenio y generen una inercia para la administración siguiente. Eso es lo que ahora se propone hacer el nuevo director de Materiales Educativos de la SEP, junto con el nuevo equipo de Conaliteg, y las nuevas influencias-en particular, según todas las versiones, de la doctora Beatriz Müller Gutiérrez de López Obrador, en las próximas semanas.
Se trata, según los anuncios que se han hecho, de 18 libros que abarcan temas como Historia, Geografía, Español y tres o cuatro más. Se trata también de adaptar los libros a lo que se llama “la Nueva Escuela Mexicana”, y a la visión de la historia que ya el régimen actual ha divulgado prácticamente desde el primer día: sobre la época Precolombina, sobre la Conquista, sobre la Colonia, sobre la Independencia, sobre el Siglo XIX, sobre el Porfiriato, sobre la Revolución y sobre los 7 decenios de hegemonía del PRI y luego unos cuantos años del llamado “neoliberalismo”. Pero sería un error pensar que solo se van a modificar los libros de Historia. Más bien las modificaciones a la historia van a permear a los otros temas: por ejemplo a la Geografía, al Español, al equivalente de Civismo o Ética en 4to año de primaria. Ni hablemos de Ciencias de la Vida o temas controvertidos como la sexualidad y demás.
Esta es la madre de todas las batallas del sexenio. Aquí se juega el futuro. Algunos se los dijimos tanto al anterior secretario de Educación como a algunos de sus colaboradores y a algunos otros amigos. Para un régimen de este tipo, ahí se juega lo esencial. Los verdaderos ideólogos del régimen, ahí es donde van a tratar de dejar su huella. Quienes no estén de acuerdo con que así suceda, deben prepararse para esta batalla. Los historiadores desde luego, pero también todos los demás a quienes les interese mínimamente, no la educación de los niños, sino la formación de la ideología de la 4 T.