Como expresamos en nuestras redes sociales, inmediatamente después de que nos enteramos de la noticia, la liberación del MG Rodríguez Torres constituye un acto que nos alegra y motiva a seguir luchando por la libertad de los cientos de venezolanos detenidos injustamente y por la restauración de la plena vigencia de nuestra Constitución, convertida hoy en letra muerta por el gobierno.
El MG Rodríguez Torres, excompañero y exministro, estuvo secuestrado 5 años por el gobierno, en lo que él mismo califica “la caja gris”. Así, uno de los oficiales históricos del 4 de febrero y hombre de confianza del presidente Chávez ha sido víctima del ensañamiento del madurismo, que le arrebató tantos años de su vida y ahora ha sido enviado a la dura situación del exilio.
La salida del MG de los centros de detención del gobierno nos obliga a todos a tomar conciencia de un hecho grave que ha sido subestimado y olvidado por la mayoría de los factores políticos del país, y es la existencia de cientos de venezolanos presos y detenidos arbitrariamente, encerrados en los innumerables y terribles centros de detención del gobierno.
A estos ciudadanos privados de libertad de manera injusta se les violan permanentemente sus derechos humanos fundamentales, los más importantes de ellos, el derecho a la libertad, a la justicia, al debido proceso y a la presunción de la inocencia.
Así, en un país donde el Poder Judicial y el Ministerio Público carecen de independencia y se han convertido en instrumentos de la política de persecución y las retaliaciones del gobierno, como lo ha denunciado la propia “Fact Finding Commission” del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, cientos de trabajadores, militares, familiares de perseguidos políticos y dirigentes sociales, han sido víctimas de la práctica de detenciones arbitrarias y hoy día se encuentran en una dolorosa situación de privación ilegítima de la libertad.
Son miles los venezolanos que han sido víctimas de esta práctica de violación de los derechos humanos en el país, como ha sido registrado y denunciado también por los más importantes organismos internacionales de derechos humanos; en particular, por la Oficina del Alto Comisionado y el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU.
A las detenciones arbitrarias se suma la aberrante práctica del gobierno, también denunciada por el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU y llevada ante la Corte Internacional de Justicia, del secuestro de familiares de perseguidos políticos, conocida como Sippenhaft, un patrón de conducta de origen nazi, establecido por la Alemania de Hitler, en contra de los familiares de sus enemigos políticos, en virtud de lo cual el gobierno venezolano detiene y secuestra a los familiares de los perseguidos políticos, como medida de presión y retaliación en su contra.
Lamentablemente, este es el caso de la detención arbitraria de mi hermano, el doctor Fidel Ramírez, quien, como he denunciado nacional e internacionalmente, el pasado 13 de septiembre fue sacado de su consultorio médico por funcionarios de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM), y trasladado a la sede de dicho organismo, donde permanece secuestrado. En la presentación ante el juez, ocurrida el pasado mes de diciembre, y a pesar de su compleja condición de salud –atestiguada por la propia Medicina Forense, así como todas las pruebas presentadas por la defensa– le fue expresamente denegado su derecho a la obtención de una medida cautelar.
Al igual que este caso, basta recordar la muerte en custodia del exministro Nelson Martínez y del general Raúl Isaías Baduel, así como la grave situación del comandante Igbert Chaparro, actualmente en huelga de hambre. Existen cientos de casos de abierta violación de los derechos humanos, injusticias y crueldades, cometidas por el gobierno, en contra de los ciudadanos detenidos, en su afán de mantener el control político, mientras la realidad del país le exige un cambio.
Rodríguez Torres, en su primer mensaje al país antes de salir al exilio, y no sin antes expresar su contrariedad por dejar la patria a la que le dedicó toda su vida, agradece a distintos factores que contribuyeron a su liberación: a los organismos de derechos humanos de la ONU, la Iglesia, pastores, periodistas, miembros de la oposición y del gobierno; e hizo especial mención a la loable actuación del expresidente español Rodríguez Zapatero.
Es un hecho notable –casi único– que tan disímiles factores se hayan puesto de acuerdo en una gestión política-humanitaria como esta, lo cual saludamos; pero la misma representa un esfuerzo que debe mantenerse en favor de todos los detenidos y perseguidos políticos, se trata de la construcción, en lo concreto, de instancias de solución de conflictos y corrección de las injustas situaciones de violación de los derechos humanos en el país, para que el gobierno abandone estas nefastas prácticas que tanto dolor han traído a los venezolanos y cese su actuación violenta para imponer el miedo a toda la sociedad.
Ningún factor político nacional o internacional debe abandonar a los presos políticos y detenidos injustamente, ni ignorar la situación de violación de los derechos humanos en el país; por eso hemos hecho reiterados llamados al presidente Gustavo Petro, al presidente Gabriel Boric y ahora al presidente Lula Da Silva, para que exijan al gobierno de maduro respeto a los derechos humanos y la liberación de todos los detenidos por razones políticas en el país. Cualquier iniciativa política o esfuerzo de diálogo debe tener como prioridad la resolución de este asunto, que resulta aberrante en pleno siglo XXI, y que debe ser condición fundamental para avanzar en la democratización de nuestra sociedad y el restablecimiento pleno de la Constitución y las leyes de la República.
Mañana, 23 de enero, el pueblo en la calle conmemorará un aniversario más de la gesta cívico-militar que dio al traste con la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en 1958. Es un día para recordar a Fabricio Ojeda y la Junta Patriótica. Ella tiene lecciones y enseñanzas, que ameritarían un artículo o un libro solo para su discusión, el pueblo del 23 de enero es el mismo del 13 de abril, lo importante es la dirección.
Hoy reafirmamos su plena vigencia, la necesaria unidad de los venezolanos y la lucha de los trabajadores de todo el país, por la reconquista de sus derechos; nosotros, a pesar del exilio y la terrible persecución política, estaremos siempre con el pueblo y sus justas luchas ¡Venceremos!