Cuál sería el costo para Venezuela si el régimen cierra las 111 universidades públicas y privadas que aún resisten a duras penas, profundiza el abandono de las 27.000 escuelas, la mayoría en ruinas, sin maestros, sin agua, continúa matando de hambre a los docentes cuyo salario no supera los 4 dólares por mes y como alternativa propone una entelequia denominada la Ley de la Gran Misión Chamba Juvenil.
Este instrumento jurídico forma parte de lo que podríamos denominar la estrategia educativa chavista-madurista. En sus inicios el régimen designó como blanco de sus tropelías el contenido programático escolar, la intención era y ha sido tergiversar la historia, exaltar falsos liderazgos como el de Hugo Chávez y algunas figuras emblemáticas del socialismo. Este intento sacudió a la sociedad venezolana y levantó un reclamo con fuerte carácter movilizador bajo la consigna “Con mis hijos no te metas”. Educadores y estudiantes salieron a las calles en su afán de detener la intención del régimen de penetrar las escuelas, subordinar los maestros y estudiantes a través de la divulgación de las bondades del socialismo, la demonización del emprendimiento, la propiedad privada y la libertad.
Ya en 2021 los resultados están a la vista, las fallas de la educación venezolana son harto conocidas, carecemos de seguimiento de la calidad de la educación, como existe en muchos países de Latinoamérica. El SIEE, Sistema Institucional de Evaluación de los Estudiantes de Colombia, un conjunto de procesos acordados por la comunidad educativa para realizar el seguimiento y valoración del proceso de enseñanza y aprendizaje en el aula. Muy lejos estamos de la Agencia de Calidad de la Educación Chilena que ha diseñado el Nuevo Sistema de Evaluación de Aprendizajes que integra componentes para apoyar la labor docente y avanzar en el mejoramiento continuo de la educación.
Ninguna de estas preocupaciones ha estado presente en el régimen militarizado que nos rige, como señala Juan Maragall: “Desconocemos el desempeño en lenguaje, en matemáticas, y tampoco sabemos cómo están las habilidades científicas de nuestros alumnos. No hay ninguna evaluación, ni nacional ni internacional, que lo esté registrando. No se le está dando valoración ni prioridad al aprendizaje. Y la covid-19 está, de alguna manera, profundizando esa situación de abandono. La calidad de un sistema educativo a nivel mundial está determinada por la calidad de sus docentes. En Venezuela, la carrera docente como profesión está totalmente destruida y abandonada. Es decir, no se ha invertido en las universidades y en los pedagógicos que forman a nuestros docentes y se ha politizado todo el sistema de selección y contratación de maestros. Esto en los últimos 20 años ha destruido la calidad académica de nuestros docentes”.
Este es el saldo de lo que ha ocurrido en nuestras escuelas. De las universidades baste decir que el régimen ha decretado su quiebra virtual: la ruina en la asignación presupuestaria alcanza casi una década. La Universidad Simón Bolívar tendrá que “funcionar” con 0,4 % de los recursos que solicitó al Ministerio de Educación. Mientras que a la Universidad Central de Venezuela le aprobaron el 2,27 %.
En el presupuesto 2021 la USB solicitó 123 billones de bolívares, que a la tasa de cambio del 14 de octubre del Banco Central de Venezuela serían casi 273 millones de dólares. Pero de acuerdo con los lineamientos del Ministerio de Educación Universitaria y la OPSU, lo que le será asignado son 1,3 millones de dólares. Es útil recordar, comparar, estas cifras con la inversión de Maduro en Alex Saab, un monto de 65 millones de dólares en pagos a Baltasar Garzón, sin contar la infinidad de vuelos realizados a Cabo Verde.
La respuesta del régimen a las necesidades ingentes de educar, promover capacidades en la juventud es la llamada Ley de la Gran Misión Chamba Juvenil, la cual identifican como el acceso de los jóvenes a empleos productivos, sin ninguna preparación. Totalmente ausente la iniciativa de crear un sistema de formación para el trabajo que otorgue habilidades a los que tienen que ingresar temprano en el mercado de trabajo. Dejan sola a Fe y Alegría y algunas iniciativas particulares en la tarea capacitadora de nuestra juventud. Esta ley la calificamos como la peor de todas las 33 propuestas del régimen, pues significa la materialización del robo del futuro de una generación, sus efectos son irreversibles. Con universidades en proceso de cierre, profesores en búsqueda de medios para subsistir, escuelas abandonadas donde no sabemos siquiera si nuestros niños vencidos por el hambre aprenden a sumar.30% menos alumnos en las escuelas, 8 millones declarados como matrícula pero solo asisten 3,5 millones y 172.000 maestros abandonaron las aulas para migrar a lo desconocido. Esta es la tragedia generada por la estrategia de Chávez-Maduro para nuestra educación, matrícula en caída, maestros en fuga, universidades cerradas, alumnos y docentes en la miseria. La Ley de la Gran Misión Chamba Juvenil es simplemente robarles a nuestros jóvenes la posibilidad de educarse, cambiar los libros por mendrugos como en los momentos más miserables de la humanidad. Es hora de movilizarnos si no queremos que la desventura de nuestra educación deje huellas imborrables en nuestro pueblo. En verdad, la estrategia de Chávez-Maduro se ha metido sin piedad con nuestros hijos. ¿Lo vamos a seguir permitiendo?