He estado ausente durante cuatros semanas preparando la salida de mi primer libro, así que busqué un tiempo para escribir este artículo que me pareció importante, pues deseo abordar el tema de la presencia de Petro en Caracas por invitación del inquilino de Miraflores, el ilegitimo Maduro.
Es medular entender cómo las políticas ambivalentes de la izquierda política nos afecta a los venezolanos, máxime cuando estas logran alcanzar el poder, lo que suponen hacer como parte de una estrategia para debilitar a la oposición venezolana, a la que consideran un actor de derecha, terminan convirtiéndose en medios para aliviar, si no remover sanciones contra Maduro, lo que termina convirtiéndose en un gravísimo problema para quienes sufrimos persecución y somos víctimas de Maduro.
Lo que entiendo hacen las cancillerías de estos países bajo control de partidos de izquierda, es que no parecen diferenciar que una cosa es la oposición política y otra los miles de víctimas de Maduro que han caído como consecuencia del aparato de represión del régimen.
Maduro a la hora de activar su maquinaria de terror no discrimina entre actores de oposición e incluso chavistas, este sujeto tiene presos y víctimas en ambos bandos, pero la mayoría incluso ni siquiera podrían calificarse como partidarios políticos, fueron gente común que un día decidieron salir a protestar y consecuentemente cayeron víctimas de la represión. Es un tipo que no tiene límites en su represión, su violencia es tal que amenazan a los mismos líderes de izquierda sino les apoyan, es el caso de Boric en Chile, a quien califican de traidor por no convalidar su política de tierra arrasada y persecución de la oposición.
Se trata de reconocer que el impacto de la política de represión del régimen de Maduro a afectado mayoritariamente a gente común no vinculada de forma estructural con los partidos políticos, salvo algunos casos conocidos como el asesinato del concejal Albán de Primero Justicia, el porcentaje de víctimas no políticas es superior.
Todas las vidas importan, la excusa de la izquierda de evadir sus responsabilidades de gobierno y actuar emotivamente según intereses de partido con el fin de generar solidaridades automáticas, es el caso de Maduro, a quien quieren tratar de camarada, solo los devuelve a la vieja escuela socialista, donde la doctrina y las solidaridades de clase están sobre los derechos humanos.
Lo de Maduro no hay forma de maquillar, de lo que se trata es de un sujeto señalado de asesinar miles de gente; un matón que tiene pendientes serias acusaciones en la Corte Penal Internacional, que no vale bajo ningún motivo brindarle apoyo ni reconocimiento.
En la política exterior relacionada con Venezuela de estos países bajo gobiernos de izquierda que suponen representar repúblicas democráticas, debe primar la búsqueda de la justicia para las víctimas de los crímenes del régimen; en segundo lugar, la liberación de los cientos de presos políticos; y, en tercer lugar, encontrar un camino para una elecciones democráticas justas en Venezuela.
La izquierda no debería temer apoyar medidas de justicia en Venezuela y sus líderes tienen que entender que una acción en esa dirección no es un aliciente o reconocimiento a la oposición venezolana, en los términos estrictamente partidistas, de hecho, la realidad es que con el tiempo estas tres causas me refiero a las víctimas de Maduro, los presos y los partidos políticos se han tornado en caminos distintos.
El caso de los presos políticos, se sabe que después de años de encierro, algusn han sido liberados, pero quedan otros en las cárceles, muchos de ellos militares, a quienes se les ha sembrado causas para inculparlos en delitos que ellos (los maduristas) califican como políticos.
El informe de la misión de las naciones unidas ofrece un análisis detallado del papel que desempeñaron personas en los distintos niveles de las cadenas de mando de los organismos de seguridad de Maduro, se trata del Dgcim y del Sebin, en la ejecución de un plan orquestado por Nicolás Maduro y otras autoridades de alto nivel para reprimir a la oposición al gobierno, incluso mediante la comisión de torturas de extrema gravedad, que son constitutivas de crímenes de lesa humanidad.
“La Misión ha documentado 122 casos de víctimas que fueron detenidas por la Dgcim, de las cuales 77 fueron sometidas a tortura, violencia sexual y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. La tortura se llevó a cabo en su sede de Boleíta, en Caracas, y en una red de centros de detención encubiertos en todo el país”.
En la actualidad la oposición venezolana es prácticamente inexistente, producto de la disolución controlada de los partidos y reabsorción por el régimen, que ha colocado en las directivas a gente de su entorno.
Lo cierto es que se deshace el apoyo a la oposición venezolana representada en Guaido y el grupo de cuatro partidos grandes, quienes parecen estar en un estado de paulatino decrecimiento y deslegitimación, incluso en el caso de Estados Unidos, es notorio el distanciamiento de la administración Biden con el gobierno interino de Guaido, tenemos que asumir que ese liderazgo de la oposición ha perdido credibilidad y no está claro cómo remediarlo dado que la situación venezolana dista de ofrecer una oposición capaz de hacerle frente al desafío de Maduro.
La visita de Petro a Caracas es un acto increíblemente lesivo para la causa de las víctimas, refleja el nivel de insensibilidad y pragmatismo de esa administración colombiana con los venezolanos; no son buenas noticias para los venezolanos.
Después de lo de Petro, lo que viene a mi mente es el hecho de que ganen los partidos de izquierda en el continente representa una terrible amenaza a la justicia internacional, es el caso del señor AMLO en México quien se muestra en una estrategia para impulsar el reconocimiento del gobierno de Maduro en la OEA, el mismo caso de Alberto Fernández de Argentina,y ahora lo Petro de visita en Caracas, está convirtiendo a la izquierda en el mayor desafío para la prevalencia del Estado de Derecho.
Hago énfasis en el significado del viaje de Petro a Caracas. Lo que hace es pisar sobre las cenizas y huesos de las miles de víctimas de Maduro, convalidar los crímenes del régimen. Es una verdadera lástima que Petro invierta y arriesgue su capital político en una sociedad con el régimen de Maduro, allí lo que vemos es un abrazo entre camarada donde uno mancha de sangre inocente al otro.
Petro, AMLO, Fernández y en todo caso ahora Lula, más allá de sus deseos y negativas a reconocer lo que hizo y hace Maduro en Venezuela, a pesar de sus tolerancias al terror de Estado en Venezuela, está el hecho de que las instituciones internacionales sí están trabajando. Así lo dice el más reciente dictamen de la Corte Penal internacional, en la figura del fiscal Karim Khan, quien ha solicitado una autorización para reanudar las investigaciones en Venezuela, luego de considerar que las reformas hechas por Maduro han sido insuficientes.
Es francamente una terrible decepción la izquierda política, salvo contadas excepciones, y me refiero a la posición de Boric en Chile, el resto de los actores se han convertido en parte de la red de complicidad de Maduro y sus secuaces.
Sin embargo, Venezuela sigue en pie, luchando contra el tirano, tenemos fe que más pronto que tarde organizaremos una verdadera forma de lucha legitima en favor de devolver la democracia, la paz y la justicia en nuestra amada Venezuela.
@estebanoria