
Cabalgata en Dublín en una Fiesta de San Patricio
Cada 17 de marzo, millones de personas alrededor del mundo celebran el Día de San Patricio, vistiendo de verde, desfilando por las calles y levantando sus pintas de cerveza en honor al santo patrón de Irlanda. Sin embargo, más allá del júbilo festivo, hay una historia más profunda, una herencia espiritual e histórica que conecta a san Patricio con otra figura clave en la tradición católica irlandesa: san Malaquías.
San Malaquías desempeñó un papel crucial en la reforma de la Iglesia irlandesa, pero su legado ha quedado eclipsado por la imponente figura de San Patricio. Más aún, su nombre suele asociarse a la enigmática Profecía de los Papas, una lista de 112 pontífices que supuestamente predice “el fin de la Iglesia como la hemos conocido”.
En un momento en que Irlanda experimenta un cambio radical en su identidad religiosa y cultural, y cuando el mundo se prepara para conmemorar el 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, la historia de estos santos invita a esta reflexión: ¿cómo ha evolucionado el fundamento espiritual de Irlanda? ¿Está la nación abandonando la visión de sus santos patronos, o su influencia sigue moldeando su destino?
La visión de san Patricio y la misión de san Malaquías
La misión de san Patricio en el siglo V para cristianizar Irlanda es bien conocida, pero pocos saben que su visión de una Iglesia estructurada y unificada se materializó siglos después gracias a san Malaquías. Nacido en 1094, Malaquías, en su calidad de arzobispo de Armagh (hoy en Irlanda del Norte), lideró una campaña de reforma audaz: introdujo la organización diocesana, impuso prácticas litúrgicas romanas y reforzó los lazos con el papado. Recientemente pude entrevistar a estudiosos de la historia del pueblo irlandés y de la Iglesia Católica en Belfast y Armagh, y abundaré en esto en una pieza posterior.
Los esfuerzos de Malaquías fueron fundamentales para la integración de Irlanda en el mundo católico, pero su nombre suele ser más recordado en relación con la discutida Profecía de los Papas, un documento atribuido a él que lista a los futuros 112 pontífices hasta el «último Papa». Aunque muchos académicos lo consideran una falsificación medieval, la profecía sigue fascinando a creyentes y escépticos. Con el papa Francisco frecuentemente señalado como el último Papa en la secuencia, la cuestión sigue en el aire: ¿tiene aún relevancia la visión de Malaquías para la Iglesia moderna?
El rostro cambiante del catolicismo irlandés
Irlanda, otrora conocida como la “Tierra de Santos y Sabios”, vive un declive sin precedentes en la influencia de la Iglesia católica. La asistencia a misa se ha desplomado, las vocaciones sacerdotales han disminuido drásticamente y los escándalos han erosionado gravemente la confianza pública. Mientras que San Patricio y San Malaquías alguna vez fueron los pilares de la identidad espiritual irlandesa, la Irlanda contemporánea es cada vez más secular, con muchos cuestionando si la Iglesia aún tiene un papel en la configuración de la nación.
Esta transformación es evidente en la forma en que se celebran las festividades religiosas más importantes. El Día de San Patricio, que comenzó como una fiesta solemne, se ha convertido en un evento cultural global más que en una conmemoración religiosa. Mientras tanto, San Malaquías, cuya misión cimentó el papel de la Iglesia en la sociedad irlandesa, es en gran medida ignorado fuera de los círculos teológicos.
Aun así, las raíces católicas de Irlanda siguen siendo profundas. El continuo debate sobre la fe en la vida pública —ya sea en la educación, los valores sociales o la política— demuestra que las preguntas que San Patricio y San Malaquías enfrentaron siglos atrás siguen sin resolverse.
Un legado en la política vaticana: Malaquías fue el Gran Reformador
Si bien el Vaticano nunca ha reconocido oficialmente la Profecía de los Papas, su influencia es innegable. En los tiempos de transición papal que se viven en este momento en la Iglesia Católica y en su impacto global, la especulación sobre las predicciones de Malaquías resurge, avivando debates sobre la reforma, la continuidad y la gestión de crisis en la Iglesia. Algunos historiadores argumentan que las reformas de Malaquías en Irlanda fueron un anticipo de cambios más amplios en la Iglesia, lo que hace que su legado sea un estudio de caso en cómo la institución se adapta a las circunstancias sociopolíticas cambiantes.
Trauma histórico en Irlanda, reconciliación y el papel de la religión
Más allá de los debates teológicos, la intersección entre historia, fe e identidad en Irlanda es más evidente en sus luchas por la reconciliación. Durante décadas, el conflicto conocido como The Troubles dividió Irlanda del Norte con muros de piedra sectarios, dejando heridas profundas que aún persisten. El papel de las iglesias católica y protestante en este periodo es complejo: a veces actuaron como mediadoras, otras fueron percibidas como cómplices de la división.
Un paralelo contemporáneo se observa en los murales y banderas de Belfast: en los barrios protestantes, predominan las banderas israelíes y los murales pro-Israel, reflejando una afinidad con la lucha del Estado judío. En las zonas católicas, en cambio, las banderas palestinas y los murales muestran solidaridad con la causa palestina. Esta manifestación visual de la división subraya cómo las narrativas históricas siguen dando forma a las identidades comunitarias y cómo la fe sigue desempeñando un papel en los alineamientos geopolíticos. ¿Podrían figuras como San Patricio y San Malaquías, quienes abogaron por la unidad en la fe en una cultura pagana, ofrecer lecciones para los esfuerzos de reconciliación contemporáneos?
Justicia restaurativa y un nuevo modelo de paz
A medida que Irlanda del Norte sigue lidiando con el legado de The Troubles, la justicia restaurativa ha surgido como una herramienta crucial para la sanación. En lugar de centrarse únicamente en el castigo, este modelo enfatiza el diálogo, el reconocimiento del daño y las soluciones impulsadas por la comunidad.
Este enfoque podría ser clave para construir una nueva narrativa en Irlanda del Norte, una que supere los agravios del pasado y abrace un futuro compartido. ¿Podría un mural o una escultura que simbolice la paz entre comunidades divididas ayudar a facilitar el diálogo? Paseando por una de las dos zonas del conflicto, leía en la calle carteles entre los cuales uno rezaba en la calle principal de The Shankill “Cada generación necesita regeneración”.
La reciente creación de murales de paz en Gaza —donde se representan niños israelíes y palestinos juntos — es un ejemplo poderoso de esfuerzo para la reconciliación. Aunque estos proyectos a menudo enfrentan oposición, destacan cómo el arte y el simbolismo pueden actuar como catalizadores de la conversación y curación. Si Belfast adoptara una iniciativa similar, ¿podría cambiar percepciones y tender puentes entre comunidades enfrentadas?
@jordipicazo
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