Después de un solazo y un calorón, también ha estado lloviendo repentina y copiosamente en Caracas. Hay quien dice: el clima está como loco. Luego de un sol tropical tan potente como de costumbre, vuelve raudamente otro torrente de agua que se va como vino y, de nuevo, el calor y los mosquitos.
Así de variable la naturaleza como nuestros humores por estos días que van de la furia más rabiosa a la tristeza más acuosa, o a la felicidad más plena de optimismo… Así los aires, así los temperamentos, así las nostalgias y las reflexiones, así las aguas…
Una leyenda urbana nos contaba hace muchos años sobre una pronta apertura del cerro Ávila por la mitad. La montaña iba a abrirse exactamente por la mitad para dejar pasar a la mar que vendría desde el Caribe para tragarse a nuestra loca y querida ciudad. Han pasado los años y todavía no ha ocurrido ese prodigio.
Otra leyenda cuenta sobre la enorme serpiente de siete cabezas que habita en el Orinoco. Una Hidra grandísima que vive en sus aguas debajo de La Piedra del Medio, entre Soledad y Ciudad Bolívar.
Y allí se han hundido canoas, barcas, chalanas y, sobre todo, gente maluca con todo y ropa, con todo y sus sombras. La enorme hidra, la serpiente gigantesca de siete cabezas que allí habita se traga el agua y el Orinoco baja; y cuando la vomita, el caudal del río padre sube. También se traga a infames, traidoras y traidores, gente descuidada que va de verde y se la echa de mucho, así como a bichas y bichos de su madre.
Indudablemente, la Hidra enorme y enfurecida está manifestándose y ya sabemos por quién viene, bicho infame. Viene por ti, por tu casa, por lo que esperas y no esperas. Fuera, Satanás!!!
Y esto ocurrirá porque, por supuesto, la derrota es de ustedes, tarugo.