En el mundo contemporáneo, el desarrollo de competencias tecnológicas se ha convertido en una necesidad imperante. Sin embargo, es crucial reconocer que la adquisición de estas competencias no puede ser un proceso aislado. Para aprender y dominar las herramientas tecnológicas, es esencial primero consolidar las habilidades básicas de lectura y escritura. Como se señala en círculos literarios, las letras son el vehículo que nos lleva al conocimiento, pero no solo eso: también son la base para fomentar la creatividad y la innovación, aspectos que deben ser estimulados a través de la curiosidad y la elevación de la autoestima y la confianza.
La relación entre las competencias lectoras y las competencias tecnológicas es más que un simple vínculo; es una conexión sistémica que debe ser entendida y valorada. En este sentido, aspirar a una formación «óptima» en competencias tecnológicas y de investigación, sin antes haber cimentado las competencias de lectura y escritura, resulta en vano. Esta premisa se respalda en la idea de que un “desarrollo cognitivo-afectivo y lo axiológico actitudinal que estén estrechamente ligados a la creatividad y lo emocional” es fundamental para el aprendizaje efectivo.
Las competencias lectoras permiten a los individuos comprender y procesar información, lo cual es esencial en un entorno tecnológico donde la sobrecarga de datos es la norma. La habilidad de leer para comprender no solo enriquece el conocimiento, sino que también prepara el terreno para que los estudiantes puedan analizar y criticar la información que encuentran a través de diversas plataformas tecnológicas. De igual manera, escribir para comunicarse se convierte en una herramienta poderosa para la expresión de ideas y la creación de contenido, competencias que son altamente valoradas en el ámbito digital.
Por otro lado, la creatividad y la innovación son cualidades que emergen cuando se cultiva un ambiente que fomenta la curiosidad. Cuando los estudiantes se sienten seguros y valorados, su autoestima se eleva, lo que les permite explorar y experimentar sin el miedo al fracaso. Este entorno positivo no solo impulsa la creatividad, sino que también fortalece la confianza en sus propias capacidades, permitiéndoles enfrentar los desafíos que plantea el aprendizaje de tecnologías avanzadas.
En la práctica, esto implica que las instituciones educativas deben diseñar programas que integren estas competencias de manera coherente. Las estrategias de enseñanza deben ser planificadas para que las actividades de lectura y escritura se entrelacen con la enseñanza de habilidades tecnológicas. Por ejemplo, un proyecto que involucre la investigación y redacción de un artículo utilizando herramientas digitales puede servir como un puente que une estas áreas de conocimiento.
En conclusión, la formación en competencias tecnológicas debe ser abordada desde un enfoque holístico que reconozca la importancia de las competencias lectoras y escriturales. El aprendizaje debe ser un proceso integrado, donde el desarrollo cognitivo y emocional se refuercen mutuamente. Al hacerlo, no solo preparamos a los estudiantes para un mundo tecnológico, sino que también les proporcionamos las herramientas necesarias para convertirse en pensadores críticos y creativos, capaces de innovar y contribuir positivamente a la sociedad.
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«Retos en la educación digital: usabilidad, infoxicación e informademia» (El Nacional, Octubre 1, 2024) https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/retos-en-la-educacion-digital-usabilidad-infoxicacion-bulo-e-informademia/
María Ninoska García de Morales. Doctora en Innovaciones Educativas (UNEFA). Magister en Derecho Procesal Penal (ULA). Especialista en Docencia en Educación Superior (UCV). Especialista en Derechos Humanos (Unilibre-Colombia). Abogado (ULA). ninoska@unet.edu.ve WhatsApp +58 426 3764194