OPINIÓN

La inteligencia artificial, el control social y Venezuela

por William Santana William Santana
Inteligencia artificial

Foto: Pixabay

El tema de la inteligencia artificial se encuentra actualmente en el epicentro de prácticamente todos los ámbitos del quehacer humano. Desde la educación, la política, la tecnología robótica, la medicina, el uso militar hasta en la sociología y la filosofía planteando escenarios impensables como que pueda ser trasplantada nuestra consciencia y también la posibilidad de que se revierta contra sus propios creadores, es decir, el fin de la humanidad.
La aplicación generalizada de la inteligencia artificial impacta también en la privacidad y la libertad de los individuos, debido a su capacidad de recopilar y analizar grandes cantidades de datos. Además, los Estados pueden emplearla para ejercer el control social, la vigilancia y la censura.
Es tal su importancia que el secretario general de las Naciones Unidas en el lanzamiento del Alto Grupo Asesor sobre Inteligencia Artificial enumeró los posibles daños de la misma, expresando preocupación por la desinformación y la información falsa, el afianzamiento del sesgo y la discriminación, la vigilancia y la invasión de la privacidad, el fraude y otras violaciones de los derechos humanos. Dijo: «Sin entrar en una serie de escenarios apocalípticos, ya está claro que el uso malicioso de la IA podría socavar la confianza en las instituciones, debilitar la cohesión social y amenazar la democracia misma».
Por consiguiente, es sumamente preocupante que al menos 75 países ya están utilizando herramientas de inteligencia artificial para monitorizar, seguir y vigilar a sus ciudadanos según el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, en un estudio reciente.
Ejemplo emblemático es China donde el gobierno de Xi Jinping está utilizando las tecnologías para aumentar el control que el gobierno chino ejerce sobre la sociedad, perfeccionando el sistema aplicado durante el maoísmo. La digitalización, la difuminación del ámbito privado de los ciudadanos y la ampliación de la esfera pública, junto con la creación de un mercado digital propio desconectado del resto del global, le está permitiendo al gobierno chino ampliar el control social superando los límites de la esfera privada de los individuos. Fundamental la IA para lograr sus objetivos y más preocupante aun es su exportación a otros países como parte de su expansionismo a través de la franja y la ruta.
En Rusia, por otra parte, la aplicación de la IA en sus famosos laboratorios de elaboración de fake news pudiera potenciarlos de tal manera que ya no solo influirían en los procesos electorales, sino también en cambios de gobierno en esos países con el refinamiento y efectividad controlando grandes masas de población usando estas tecnologías novedosas.
Caso Venezuela
Paola Bautista de Alemán, doctora en Ciencias Políticas por la Universidad de Rostock y presidenta ejecutiva del Instituto FORMA, afirma que, junto con la propaganda, el régimen chavista ha utilizado de forma preferente dos tipos de mecanismos de control social: el dinero y el castigo. Estos mecanismos han sido utilizados de forma arbitraria, de acuerdo con la afiliación política de los ciudadanos, ejemplo de ello los CLAP y los bonos de la patria. A ello habría que agregarles las famosas listas Tascón y Maisanta, que restringieron los derechos de millones de ciudadanos para acceder al sistema laboral y realizar cualquier tipo de trámites. La imposición del carnet de la patria, como requisito para que la gente pueda tener acceso a derechos y a servicios básicos fue rechazada en 2018 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), denunciándola como un «mecanismo para mancillar la dignidad de los venezolanos, y para institucionalizar el control político y social de los ciudadanos”.
El uso de la tecnología IA aumentaría el número de controles y la efectividad de los mismos. Aunado con esto, en tiempos de la posverdad que es la distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales por una parte, y por la otra los avances en la inteligencia artificial con sus capacidades para potenciar el control del individuo, de continuar Maduro en el poder subyugado por voluntad propia a los intereses chinos y rusos, teniendo en cuenta que Venezuela ha pasado a ser un laboratorio importante para la desinformación y para la manipulación informativa y propagandística en la medida en que estamos en un país donde el propio Estado propicia la desinformación y perfecciona el control ilegítimo de sus ciudadanos, nos encontraríamos en una total indefensión y sometimiento.
Es prioritario que nos preparemos para que la aplicación de la IA no desborde los límites del contrato social. Para ello, debemos comprender que la inteligencia artificial no es una entidad propia, sino que la han diseñado y programado personas con intereses y objetivos. Por tanto, es importante que estos estén en línea con el bien común y los valores fundamentales de la sociedad.
Para Venezuela es capital un cambio de gobierno para evitar caer en un perverso sistema que intenta vulnerar nuestros derechos humanos y las libertades fundamentales por todos los medios posibles y con el apoyo de agentes extranjeros, además del uso perverso de la IA, ya empleada en Telesur, remedo de la nefasta Rusia Today.
Esperemos que la distópica y emblemática 1984 de Orwell no se convierta también en futurista en Venezuela, teniendo afiches en todas partes del Big Brother Watching con la cara del que te conté.