Hablar de la integridad es considerar esta característica presente en los individuos que consiste en un atributo inherente a las personas, a través del cual demuestran rectitud en su comportamiento. Ellos, siempre hacen lo correcto tratando de no afectar de ninguna manera a los demás, en cuanto a sus intereses, dificultades y puntos de vista o a la apreciación personal que puedan tener.
Igualmente, se traduce en el cumplimiento de otros principios como el respeto, la responsabilidad, lealtad, puntualidad, honestidad, disciplina, congruencia, entre otros. Si se trata de ciertas manifestaciones por parte del individuo, entonces se le puede llamar integridad personal. Mediante esta, se demuestran la honradez, el nivel de educación y la pulcritud en nuestras acciones.
Podemos decir que los individuos apegados a la integridad cumplen con sus compromisos, se comportan acatando sus valores, tienen convicciones establecidas y mantienen firmes sus ideas, a pesar de que su entorno sea muy exigente o problemático. Este atributo les permite respetarse a sí mismos y demostrar igual nivel de consideración hacia los demás.
Las personas íntegras se sienten a gusto actuando correctamente, son confiables, hacen un esfuerzo al buscar ser mejores personas, pues este comportamiento les permite vivir con tranquilidad y bienestar mental. Además, les facilita el enfoque necesario para trabajar y luchar por el logro de sus propósitos.
Por su parte, cuando se refiere a la capacidad de tomar decisiones en cuanto a nuestros asuntos, de manera que podemos solucionar problemas o situaciones de forma equilibrada y acertada, entonces se le llama integridad moral. Esta es una habilidad que permite analizar nuestros pensamientos, ideas, convicciones y creencias, las cuales influyen en nuestras acciones y en el camino que tomemos.
En este sentido, se puede decir además que las personas deben hacer valer sus derechos, en cuanto a la defensa de sus valores y de lo que piensan, haciendo respetar así su integridad moral, pues todos tenemos la facultad de actuar según nuestras creencias y convicciones. De esta manera, debemos exigir respeto a nuestra voluntad de apegarnos a las ideas y a los preceptos que practicamos.
Por último, también se puede mencionar el enfoque de la integridad, referido a nuestro derecho fundamental con respecto al resguardo físico. Se refiere a que los individuos en la sociedad, no pueden ser objeto de agresiones o ataques, ni corporales, ni desde el punto de vista psíquico. Esto, considera también la necesidad de mantener un adecuado estado de salud tanto físicamente como a nivel mental.
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