Jamás me equivoqué durante discusiones universitarias cuando sostenía que los malvivientes no se corrigen, pero perfeccionan sus métodos garantizándose impunidad para ad infinitum cometer actos aborrecibles.
Humano escapará mientras vida del entramado dilemático relacionado con el Bien y Mal, tema en extremo escabroso: calificado como «maniqueo» por ciertos intelectuales y hasta personalidades influyentes en infinidad de medios de comunicación impresos y redes digitales que han servido para favorecer la distorsión de lo importante o científico, disminuir la trascendencia social de lo magnífico e imponer la indiferencia frente a las atrocidades irrefrenables que se cometen en el mundo.
Durante innumerables noches he pensado que el Mal [con mayúscula] es la exhumación persistente o cíclica de un cadáver al cual los médicos forenses no pueden examinar para hallar las causas de su imperturbabilidad e intacta momificación. Mani-Manes [de cuyo apellido descendió el vocablo maniqueísmo, inevitable recordarlo sucesivas veces] vivió durante el s. III d. d. C. Fue, según la Historia Universal, el moralista persa que fundó la religión llamada maniqueísmo:
➤✎ «El objeto último era liberar la luz-sustancia de la materia» (1)
Todo ello sucedía antes del advenimiento de la Ilustración (https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/luces-versus-ignorancia-la-puja-de-la-ilustracion/) y algunos sabios sostenían la tesis según la cual eran los individuos más geniales quienes tenían por misión enderezar el mundo, despojarlo de aberrados, los todavía primates. El pugilato del Bien contra el Mal se ha presentado desde la irrupción de quienes somos seres presuntamente humanos. ➤✎
Indiscutible que todos los seres más o menos humanos sepamos lo que significan el Bien y Mal, que llevemos ambas inclinaciones en nuestras entrañas, pero durante nuestro proceso de crecimiento biológico y aprendizaje familiar-social nos distanciamos de lo destructivo y todo lo que genera odio educándonos (2). La máxima jurídica según la cual el derecho de cada individuo termina donde comienza el de su prójimo impulsó a quienes tienen el don de la inteligencia superior a pensar en formas para frenar o castigar. El sociópata es un parásito que sólo aguarda por condiciones para desarrollar sus habilidades de forajido.
En muchos momentos suelo hablar y exaltar el discurso relacionado con lo que no es maniqueo sino «maquiavélico», separar ambos conceptos. Maquiavelo (3) fue un estratega de la malignidad que lo convertiría en asesor y propulsor de tiranías. Mi búsqueda de casi prestidigitador incluye hallar virtuosismo en ciertos conceptos del Derecho y su aplicación: todo delincuente debe debe castigado conforme a la dimensión de sus atrocidades, y lo sostengo sin pretender ser percibo como un filosofacto emparentado con Ulpiano (4).
Me siento más filial con Montesquieu [«Développé sa réflexion politique sur la separation des pouvoirs au sein»] y Beccaria [«El juez debe hacer en todo delito un silogismo perfecto: la mayor de este silogismo debe ser la ley general; la menor, será la acción conforme o no a la ley; y finalmente, la consecuencia tendrá que ser la libertad o la pena»]
NOTAS.-
(1)
https://ec.aciprensa.com/wiki/Manique%C3%ADsmo#Disciplin
(2)
https://www.eluniversal.com/venezuela/172238/tarek-william-saab-el-fiscal-de-la-verdad-la-justicia-y-la-poesia-por-christian-farias
(3)
https://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_Maquiavelo
(4)
https://es.wikipedia.org/wiki/Domicio_Ulpiano: «la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su propio derecho»