En una Venezuela donde las exportaciones han disminuido en promedio 30% anual durante los últimos años, se evidencia un lastre para el crecimiento económico general. Las exportaciones representan actualmente un segmento cada vez más reducido de la economía, agravado por una disminución del 18% anual en las exportaciones no petroleras, ubicándose por debajo del crecimiento promedio mundial. A su vez, las importaciones no se quedan atrás, lo que ha mantenido al país con un déficit comercial en bienes y servicios hasta la presente fecha.
Venezuela continúa enfrentando ingresos muy bajos, clasificándose como una de las últimas economías per cápita del mundo. Con un producto interno bruto (PIB) muy por debajo de los promedios regionales, mostrando la necesidad de mejorar la situación económica del país.
Además, Venezuela se ubica en el puesto 125º del ranking del Índice de Complejidad Económica (ECI), reflejando una disminución en comparación con la década anterior. Esto debido a la diversificación creciente de las exportaciones hacia productos de menor complejidad, la economía del país se ha vuelto menos compleja, empeorando dos posiciones en el ranking del ECI. Esta situación se presenta a pesar de las oportunidades para diversificar la producción utilizando el conocimiento existente en el país.
La realidad económica de Venezuela es menos compleja de lo esperado en relación a su nivel de ingresos, lo cual se proyecta que resulte en un crecimiento lento. Según las proyecciones de crecimiento para 2030 realizadas por The Growth Lab, se espera un crecimiento anual de 1,2% en Venezuela durante la próxima década, ubicándose en la mitad inferior de los países a nivel mundial.
Por otro lado, la tasa de inflación en Venezuela se triplicó en el mes de mayo en comparación con abril, según el informe del Observatorio Venezolano de Finanzas. Con una inflación acumulada de 84,9% y una tasa anualizada de 458%, se evidencia que, aunque la cifra anual desaceleró, sigue siendo una de las más altas a nivel mundial. En Unidad Visión Venezuela nos preocupa especialmente el hecho de que los alimentos, que habían mantenido aumentos modestos, experimentaron un incremento similar a la inflación mensual el mes pasado.
Para comprender las razones detrás de esta realidad, es necesario tener en cuenta un principio fundamental en economía: la oferta y la demanda. Cualquier factor que afecte directa o indirectamente a una de estas variables tendrá repercusiones en los precios de los productos, bienes y servicios que consumimos.
En Venezuela, desafortunadamente, estamos lejos de alcanzar un equilibrio entre la oferta y la demanda, debido principalmente a la burocracia y la corrupción. Estos obstáculos dificultan el control de la inflación y perpetúan la inestabilidad económica en el país.
En conclusión, Venezuela enfrenta una desafiante realidad económica caracterizada por la disminución de las exportaciones, un déficit comercial en bienes y servicios, bajos ingresos per cápita y una creciente inflación. La economía del país se ha vuelto menos compleja a pesar de la diversificación de las exportaciones, lo que limita las oportunidades de crecimiento. Las proyecciones indican un crecimiento lento en los próximos años, ubicando a Venezuela en una posición desfavorable a nivel global.
Es fundamental abordar estos desafíos de manera efectiva para promover el crecimiento económico sostenible y mejorar las condiciones de vida de los venezolanos. Esto requiere acciones dirigidas a impulsar las exportaciones, diversificar la producción, combatir la corrupción y mejorar la eficiencia en la gestión económica. Solo a través de un enfoque integral y la implementación de políticas sólidas se podrán superar los obstáculos actuales y sentar las bases para un futuro económico más próspero en Venezuela.
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