Uno de los factores destructores del consumo es la inflación.
Es una realidad que Venezuela pasó un periodo de contracción económica en los últimos 6 años. El consumidor viene siendo uno de los principales factores para que exista un crecimiento económico. La inflación destruye el poder de compra del consumidor. Para darle la importancia que merece, el consumidor viene siendo como el propulsor del crecimiento económico, ya que sin él hay poco crecimiento. El consumo masivo es un efecto colaborativo que beneficia a muchas personas y empleados, y necesario para que una nación salga hacia adelante.
El objetivo primordial de una política económica sana siempre debe ser controlar los precios, que conlleva a que el consumidor tenga mayor confianza para adquirir productos y servicios. Una de las mayores enfermedades que puede tener una economía es la inflación desaforada. Podemos denominar a la inflación como una bola de nieve en bajada, donde a medida que aumenta de tamaño más daño hace. La mayor evidencia de este fenómeno es la Venezuela de los últimos 8 años, que ha sufrido de hiperinflación.
Uno de los factores principales de la mayor emigración que ha sufrido Venezuela en sus últimos 100 años sin duda ha sido la inflación. Que el dinero no alcance para dar de comer a miembros de la familia tiene mucho que ver con la inflación. Si de por si la inflación es destructiva, la hiperinflación es más dañina, causando un efecto similar a un tsunami, que tiene la capacidad de destruir a todo un pueblo en poco tiempo.
Las políticas económicas deben estar centradas en beneficiar al consumidor. Facilitar las condiciones para aumentar el consumo beneficia a la sociedad. También cabe rescatar que un consumo sin controles puede generar distorsiones más si es financiado por un crédito. La clave entonces esta en buscar un balance, donde la demanda sea constante y los precios estables.
La inflación no tiene tendencia política de izquierda o derecha, ni debe ser politizada, ya que su carácter destructivo no conviene a ningún gobierno. Si nos fijamos en el país comunista de china nos damos cuenta de que, a pesar de sus tendencias políticas, la inflación se ha mantenido en cerca de 1,9% en 2022. La expectativa del Fondo Monetario Internacional es que la inflación en China se reduzca a 0,7% en 2023. En un país capitalista como Estados Unidos la inflación se ha mantenido en 3,7% en el mes de septiembre de 2023.
Un país con una alta tasa de inflación es un país mediocre, que no permite el crecimiento del poder adquisitivo de la población y de su país. El permitir una alta tasa de inflación es hundirse en la mediocridad y someter a una nación a un yugo económico que no beneficia a la población.