OPINIÓN

La ineptocracia es la que gobierna a Venezuela

por Pancho Aguilarte Pancho Aguilarte

Foto: AFP

No es un invento ni mala intención. La ineptocracia está definida como un sistema de gobierno donde los menos capaces son quienes gobiernan. ¿Eso es lo más aproximado a la definición de cuál es el sistema de gobierno que existe en Venezuela?

Esto se puede corroborar y más aún con los acontecimientos que se desencadenaron con el proceso electoral del 28 de julio de 2024, cuando la máxima autoridad electoral se burló de todos los venezolanos -incluyendo a los del gobierno al que pertenece- dando unas cifras mal elaboradas, mal pensadas, incongruentes, ilógicas e irresponsables al anunciar que el ganador de las elecciones fue Nicolás Maduro, un pistolero, guapetón, cuya mejor experiencia fue la de guardaespaldas de Hugo Chávez

En efecto, Nicolás Maduro se aprovechó del hecho de la fragilidad que lucía el presidente al admirar a Fidel Castro y a los regímenes comunistas. Esta situación no la desperdició el espigado Maduro, quien bien pronto se convirtió en la mano derecha del resentido y acomplejado presidente que odiaba a todo lo que olía a blanco, rico e intelectual, pero que en verdad más que odio lo que sentía era un tremendo resentimiento o envidia por todo lo que representaba lo que él no pudo ser.

Esta debilidad lo llevó, cuando supo que las posibilidades de morir eran ciertas, a designar como presidente encargado a Nicolás Maduro y solicitar el voto caso de que ocurriera, como en efecto ocurrió, que dejara este mundo y que se realizaran elecciones presidenciales en Venezuela. Así, a través de Maduro, completaría su venganza contra el sistema que odiaba sin percatarse siquiera de que gracias a la democracia pudo estudiar, asistir a la Academia Militar y graduarse de militar. En vez de estar agradecido, lo que deseaba en lo más profundo de su ser era “destruir” todo y a todos los que le habían ayudado en su propósito.

Claro que sin la cooperación de los intelectuales, políticos y jóvenes ambiciosos no hubiera logrado su plan. Capítulo aparte hay que dedicarle al “enamoramiento suicida” del tirano Fidel Castro, quien lo manejó a su antojo una vez que descubrió que el zambo militar venezolano había desarrollado una admiración psiquiátrica por él y su modelo de gobierno.

Así, Fidel Castro lo manejó, utilizó y controló hasta que ya no le servía más y hoy es casi creíble la idea de que fue él quien ordenó a los médicos cubanos que lo liquidaran.

Así que los peores con conciencia de lo que son lograron llegar hasta las cercanías físicas y afectivas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro para ocupar posiciones que les permitieran, como en efecto les permitieron, hacerse supermillonarios desfalcando el tesoro venezolano. Aparecieron en ese universo de “socialistas oportunistas” los El Troudi, El Aissami, Cabellos, Vielmas, Ramírez. A estas joyitas hay que recordar siempre como las “hienas” que desangraron a uno de los países más ricos del continente.

Hoy hay que decirlo, hemos logrado derrotarlos electoral y políticamente; pero el trabajo no estará completo hasta que no se les derrote militarmente con la ayuda de Dios y del resto de las naciones que recibieron la ayuda de Venezuela desde los tiempos de la guerra de independencia y más recientemente, desde 1958, cuando muchos encontraron en Venezuela la posibilidad de lograr sus sueños.

Hoy somos muchos los que debimos dejarlo todo para salvaguardar la vida y la de nuestras familias, pero Dios mediante estamos cada vez más cerca de lograr la liberación de la patria y expulsar a los demonios que infectaron a Venezuela.

Vivimos tiempos complicados y en esta lucha invocamos a las huestes celestiales y en especial al Arcángel Miguel para que sane a Venezuela y la libre de la “infectología diabólica» que llegó con Chávez.