A Dios lo han sucesivas veces matado quienes más han mencionado su nombre durante siglos. Observen cómo, por ejemplo, en el territorio imperial norteamericano, los hombres públicos e influyentes deicidas suelen expresar:
-«Dios proteja a los Estados Unidos de América».
Pero, sus enemigos, cuya deidad suprema es la misma pero con otro nombre (Alá) celebran las matanzas de norteamericanos diciéndonos que su santidad indiscutible es grande. Miremos y escuchemos a los ingenuamente electos por los pueblos: son asesinos constitucionales, hombres y mujeres cuya codicia los impulsa a provocar éxodos en territorios por ellos devastados. Sólo los motiva la idea de reprimir para permanecer al mando. Necesitan asustarnos, intimidarnos, abatirnos con la ventaja que le conceden los regimientos del sin fronteras Crimen Político-Religioso-Financiero-Organizado. Rápido, pretenden que se les de trato de comandantes supremos.
Los terroristas sin «colegiatura» obtienen sus armas de guerra de esos países donde exitosamente opera la Industria Universal de Armas. Pero, todos son santificados por envilecidos pontífices que platican sobre Apostasía. El Terrorismo es más que un discurso doctoral o discusión para intelectuales adherentes u opositores del Crimen Político-Religioso-Financiero-Organizado.
Dios no hiberna porque, lamentablemente, no existe: no creó la abominación que somos. Te lo advierte alguien al cual no le consultaron si quería irrumpir en esto que presumimos existencia, una criatura vejada que igual potencial victimaria entre salvajes.
No habrá, jamás, una persona en el planeta Tierra que no haya experimentado miedo ante ciertas e incesantes amenazas de muerte o cualquier otro asunto relacionado con su precipitación y advenimiento. Alguien que no tema ser (con o sin motivos) perseguido, torturado, ejecutado o confinado en mazmorras por causa de eso que entendemos como «irracionalidad». Empero: ¿qué es, a partir de cuándo y por qué lo somos?
En esto patético (febril, frágil, absurdo) que llamamos «la vida», defino irracionalidad todo cuanto es perverso y nos estigmatiza inhumanos. Cada instante millones de personas nos sentimos víctimas de ella, de sus profesos y adeptos. No importa si somos habitantes «primer o ultimomundanos», la irracionalidad rige a las naciones. Es un comportamiento que se exhibe mediante musculaturas. Fortalezas perceptibles en masas corpóreas e instrumentos para el exterminio de nuestra especie y otras.
Cometen actos terroristas los jefes de repúblicas que destinan tesoros o dineros patrios a la compra de pertrechos de guerra, con el alevoso propósito de dotar a innecesarios ejércitos o grupos de milicianos/mercenarios para los cuales nada es más glorioso que portar un/a «escupefuego». Infligen contra la civilización los mandatarios que malversan dineros que proceden de naciones para enriquecer una omnipresente Industria Mundial de Armas. Tanto más contribuyen a su crecimiento cuanto más odio fomentan entre individuos a los cuales someten o gobiernan.
Los dictadores, califas, reyezuelos, monarcas o jefaturales autoritarios nos condenan padecer penurias siempre que compran armas de guerra con recursos financieros que no les pertenecen: y que deberían destinarse a la vida buena. A productores de alimentos, cultura, salud e investigación científica. Ellos son «terroristas de colegiatura» que venden armas letales a quienes son sus idénticos, pero en situación de ilegitimidad.
@jurescritor
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