Hoy más que nunca, la unidad es un valor importante que debemos reivindicar. Por ejemplo, el concepto permite entender la identidad, fortalece la memoria, la solidaridad, la complementación, lo cual nos lleva a percibir la continuidad de la vida misma. En los momentos históricos más dramáticos de la humanidad, el sentido y la materialización de la unidad la ha salvado, incluso, como especie. Me viene al espíritu aquella formidable y espontánea demostración de unidad del país por entero con los habitantes del estado Vargas cuando se encontró bajo las intensas lluvias y el deslave de 1999, hecho que también suscitó una gigantesca solidaridad.
Sin embargo, la noción de unidad y su valor están muy amenazados por dos fenómenos totalmente inesperados, presentes en la última década, que se dejan sentir con sus nefastas consecuencias. Por una parte, la diáspora, que ha dividido a la familia venezolana como jamás imaginamos, distanciándola, sobre la cual huelgan los comentarios; y, por la otra, la política en el específico campo de la oposición, frente a la que aparenta el gobierno, pues, al fin y al cabo, siendo gobierno, son los grandes intereses los que unen a sus seguidores llegando también a la complicidad que no debemos confundir con el término unidad.
El concepto de unidad en la diversidad es un viejo lema que quizá explique a nuestra oposición. Cada partido tiene su identidad, creencias, tácticas y estrategias, pero debe sacrificar, en buena medida, su independencia al tratarse de levantar las banderas de la libertad, la democracia, la justicia social y el bienestar de todos. De lo ocurrido desde hace alrededor de un año para acá, respecto a la oposición genuina y democrática, ya no hay diferencias insalvables, porque las hubo y, varias veces, inútiles e innecesarias, porque las viejas distinciones estratégicas ya habían sido superadas a través del diálogo y del realismo político cuando se hicieron las consabidas primarias para elegir la candidatura presidencial.
Hoy, esta oposición requiere, urgentemente, identificarse como tal para no diluirse en medio de la tempestad, recordar aquello que la une, auxiliarse mutuamente, darle continuación a los esfuerzos de recobrar al país libre y realmente de los venezolanos. El momento es demasiado dramático, trágico, repleto de incertidumbres, y ¿por qué romper con esa fundamental unidad, fracturarla a favor de individualidades que pueden fracasar e insistir en protagonizar la escena?. Cuando realmente el protagonista de esta situación que ha durado mas de 25 años, es el ciudadano, que cae y se levanta día a día con la bandera de la libertad y la democracia, entendiendo que el valor unitario sobrepasa cualquier ego e individualidad.
Como reseñamos hace ya algún tiempo atrás, es perentorio recordar a nuestro Libertador Simón Bolívar y el costo que pagó por alcanzar la unidad que logró sellar la independencia de Colombia y, por supuesto, la de Venezuela que no fue poca cosa lidiar con Mariño pata lograr de la Independencia una gesta y un hito universal. O a los grandes líderes del siglo 20 como Rómulo Betancourt o Rafael Caldera entre otros quienes, pese a sus diferencias, lograron canalizar y dirigir el descontento de la población hacia una lucha que nos llevó a una democracia participativa e inclusiva de todos los ciudadanos.
La emoción y la razón desempeñan un papel significativo para el comportamiento político, por lo que la actuación de los participantes ha adquirido una mayor relevancia en estos últimos días puesto que protagonizan lo que vemos como giro afectivo, que condiciona nuestra visión de la realidad, muchas veces dejando a un lado la racionalidad. Una realidad generada por las distintas situaciones que acontecen y que muchas veces no son de nuestro agrado o las que la razón nos indica debería ser. Tenemos que mantener en mente y a la mano que para solucionar cualquier situación que ocurra en el país, la mejor herramienta es el valor unitario. La unidad ha sido lo que ha generado las mejores respuestas en los últimos años y la que, nuevamente, nos ayudará a salir de este atolladero que creo este modelo político, el cual dejó de mirar hacia el ciudadano para ponerse al servicio de los que ostentan el poder. En resumen, la respuesta más contundente es unidad, unidad y más unidad para lograr nuestro objetivo.
IG,X: @freddyamarcano
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