No hay duda de que estamos en presencia de un Estado que le niega la calidad de vida y bienestar social a un pueblo que sigue hundiéndose cada día en la pobreza, sin esperanzas de soluciones a corto plazo.
Como es habitual en estas líneas que escribo semanalmente, no puedo más que condenar esta conducta inhumana de no hacerle frente a la grave situación económica que están viviendo los menos pudientes en nuestro país. Es inaceptable el silencio, la indiferencia o quizás el término más adecuado es el desprecio que muestran ante las luchas y reclamos de los diversos gremios, de los jubilados, los pensionados, los sindicatos y trabajadores en general. Es una actitud definitivamente criminal.
La Asamblea Nacional sigue siendo un foro político sin sensibilidad social, quedó una vez más demostrado que no le importa el sufrimiento del pueblo al contemplar en el nuevo presupuesto una migaja del solo 10% de aumento salarial.
Hago un llamado al Estado a rectificar en cuanto al aumento de salarios y pensiones porque es urgente aliviar el ruido estomacal que hay en 80% de los hogares venezolanos por esos ingresos inhumanos que actualmente perciben.
Precisamente hoy 15 de enero, cuando se celebra el Día del Maestro, vuelven los docentes a las calles a protestar contra la pobreza y el hambre que padecen. Una lucha que en realidad es de todos los venezolanos y que no cesará hasta que la situación cambie.