En un último intento por participar pacíficamente como la oposición organizada que en las elecciones primarias eligió a María Corina Machado como su legítima representante y en vista de la maniobra que el régimen acobardado inventa para bloquear su acceso a las Presidenciales, acaso será posible, como lo anuncia, que ella misma acuda al CNE para postularse de todos modos a través de un suplente, también en persona, cuyo nombre y apellido consignará ante el órgano ministerial oficialista del voto.
Si llegara en verdad ese momento, serviría para reafirmar que 90% de la población venezolana declara su voluntad insobornable para un cambio de sistema gubernamental a fin de preparar la campaña, detalle que Fuerte Tiuna Miraflores teme hasta el pánico. Pero quizá lo que más importa es la conducta que asumirán los precandidatos de partidos políticos tantas veces perdedores, ya transformados en caciques de tribus escuálidas sin doctrina, sin programas, sin otros objetivos concretos de gobernanza, cuya existencia se fundamenta en la exhibición de aspirantes repetidos con sus reyertas o los muy nuevos, a manera de vitrina para formalizar sus egos o beneficiar sus bolsillos.
Es entonces el instante, aunque sea con pañuelo en la nariz, de forjar un solo frente nacional capaz de garantizar el sitial que por verdadera voluntad popular y legalidad corresponde a la Machado, más allá de aspiraciones y resentimientos.
En esta hora, como pocas veces antes, a la ocasión la pintan calva, lo asegura del refrán, si logra conducirse bien amueblada y dispuesta por milagros de conciencia y consciencia, el triunfo será total.
Este episodio marcará un antes y un después en la confianza pública que tiene su tiempo de reloj exacto para marcar el hastío definitivo frente a nombres y apellidos de carne y hueso. Será un autorretrato individual proyectado en colectivo que distinguirá las politiquerías sucias de limpias vocaciones de servicio público.
A propósito del tiempo preciso, vale consignar la sincera confesión del antinazi pastor alemán protestante Martin Niemoller atribuida a su paisano escritor comunista Bertold Brecht.
Bastante Ignorada por las cibergeneraciones Zeta, análogas y sucesoras, vaya pues su mensaje.
Primero se llevaron a los judíos, como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas, como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a lo obreros, yo no lo era, no me importó.
Más tarde se llevaron a los curas, yo no era cura, y tampoco me importó.
Luego vinieron por los intelectuales, no lo era, no me importó.
Ahora vienen por mí, pero ya es demasiado tarde.
El momento define, por activa o pasiva.
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