«Cuando una sociedad se ve mermada en su capacidad para ejercer la retribución material positiva, se hace menos capaz de estimular a sus miembros para contribuir a la adaptación social, y el resultado previsible es la desadaptación social. Keynes encomendó a los economistas la nueva tarea de asegurar que ésta se mantuviese en el nivel de la capacidad remunerativa de la sociedad. Éste es el núcleo y el principal logro de la macroeconomía».
Polis, Luis Zaballa
Comprender el enorme desastre macroeconómico en el cual ha caído la Venezuela (post)petrolera, no solamente es la concreción de la ignorancia en materia de políticas públicas, sino que tenemos en la praxis una ignominia terrible en el cómo desde aguas abajo o aguas arriba se pudiera motorizar un pais, es decir, es no conocer que desde lo simple hasta lo complejo, o viceversa, deben actuar los Estados modernos para evitar que ocurran colapsos como este que ahora carcome la otrora patria del Libertador.
Asi tenemos, que a esta compleja situación social y económica debemos sumar el quiebre de la educación y la salud, sin ni siquiera analizar los más básicos contextos de autofinanciar tales procesos, demuestra que jamás se han analizado las variables en sus distintas composiciones de articulación societaria, y menos del enorme beneficio que se coloca a un lado de los procesos que deberían nacer en cada espacio comunitario, o se omiten porque se busca causar un enorme daño a la población con fines de ejercer el poder en forma neototalitaria.
En tal sentido, si vemos que la educación que ha sido el área mas golpeada de esta gigantesca crisis, y tomamos como referencia que según informe de la Red Educativa Mundial (Redem), Venezuela para el año escolar 2005-2006 contaba con 25.835 planteles [1] – escuelas y liceos – y sobre tal cantidad tendríamos que sumar los institutos tecnológicos y universidades, estaríamos hablando de más de 30 mil centros educativos en el país.
Si ante la cantidad de instituciones educativas, valoramos por ciertas las cifras de Nicolás Maduro – las cuales ponemos en duda, pero que son «oficiales» – en que la matrícula universitaria para 2018 era de 2,8 millones de estudiantes [2], y sobre tal cantidad asociamos los 8 millones de estudiantes para el inicio de este período escolar 2022 – 2023 situado en 8 millones de niños y adolescentes [3], pues restando parte de la emigración, y la crisis sucesiva del covid-19 entre los años 2020 y 2021, Venezuela estaría contando con una población de unos 10 millones de educandos.
Por ello, un gobierno que ha destruido la capacidad salarial de los educadores y trabajadores es porque jamás ha pensado que aguas abajo, es posible encontrar respuestas positivas ante una crisis que se desata por la quiebra de la industria petrolera, el despilfarro y la corrupción.
Por ejemplo, para un país donde 10 millones de estudiantes -en condiciones de normalidad presencial y suministros de combustibles, y servicios públicos- asistan a esos 30.000 centros educativos, y que 20.000 de estos institutos cuenten con una cantina estudiantil, y que el 10% – de esos educandos consuma 1 dólar cada día, estaríamos hablando de un ingreso diario a tales cantinas de 1 millón de dólares -cantidad mínima estimada-, o sea, 50 dólares diarios por cada una de ellas, y a su vez, estas realizaran un aporte de 5 dólares diarios, serían 100.000 dólares por día en ingresos para las propias arcas de la educación, que pudiera generar por este concepto, más de 2 millones de dólares mensuales, dinero que permitiría cubrir, si fuera la orientación de tales recursos, parte de la salud preventiva de los 10 millones de educandos, asumiendo que las necesidades asistenciales se sitúan entre 3% al 5% de la población.
¡Claro! hablamos de apenas un consumo de 10% de los estudiantes que pudiera aumentar tantas veces haya capacidad aguas abajo de las familias que puedan hacer estos aportes a sus hijos o representados, y por ende, también habría mayores aportes desde lo cotidiano de la educación para el propio sostenimiento de las actividades sociales, y lo más importante, sin sacrificios para la población.
¿Pero cómo puede lograrse eso en la actualidad cuando un gobierno liquidó los ingresos de los docentes, trabajadores y pensionados, cuyos 130 bolívares, representan menos de 6 dolares al mes? ¿Cómo pudo llegar Venezuela a este nivel de postración de ingresos? Así, para elevar los ingresos salariales de los docentes, empleados públicos y pensionados solo quedan dos vias: aumentar los depauperados ingresos, por via de productividad, o por via de impuestos. Y qué hacer cuando ambas vías están obstaculizadas, la primera por la reducción oprobiosa de la destrucción de Petróleos de Venezuela, y la otra, porque ya los impuestos están en su máxima carga sobre la población y la menguada actividad económica.
En consecuencia, Venezuela, aguas arriba desde hace un tiempo está enviando casi 500.000 barriles diarios de petróleo a China [4] en pago de una deuda que no podemos seguir cancelando en este momento histórico, o sea, el gobierno de Nicolás Maduro está en la obligación de cesar tales envíos y renegociar con el gigante asiático tal deuda, porque lo contrario es seguir hundiendo a Venezuela en el hambre y la miseria. No tenemos otra alternativa de ingresos en el corto plazo, y por ende, no hacerlo sería, entonces, confirmar, que el régimen lo que pretende es generar la neoesclavitud como forma perversa de seguir multiplicando la emigración, y la perpetuidad en el poder con prácticas neototalitarias.
El contexto histórico no tiene más respuestas, y urge materializar una salida macroeconómica para quienes estamos en la inanición ante la liquidación de ingresos de Venezuela. El gobierno tiene la palabra.
@vivassantanaj_
[1] https://www.redem.org/america-del-sur/venezuela
[4] https://twitter.com/vivassantanaj_/status/1616206698439651329?s=20&t=ns8Mmd0sKYOPw6slI4hd1A