La Inteligencia Artificial (IA) representa un desafío a las capacidades humanas, aunque fue la Inteligencia Humana la que la creo y sin el saber humano, no existirían esos artefactos que han invadido y facilitado la vida en nuestros días. Los chips como células, las microcomputadores como cerebros y los microprocesadores como órganos vitales, actúan en los sistemas informáticos como los órganos humanos al regular su funcionamiento
En un nuevo mundo virtual de programas, plataformas y app, la Inteligencia Artificial a la cual nos referimos en un artículo anterior (04/09/24 ), representa un “question mark” para la ética y la moral al depender de su uso; pero también un gran recurso en la educación, el derecho y la formulación de políticas públicas. Si partimos de la educación, la IA está revolucionando los sistemas educativos en todo el mundo. Sus aplicaciones están transformando la forma en que se aprende y se enseña, ofreciendo numerosas ventajas tanto para estudiantes como para docentes. La personalización del aprendizaje es una de sus cualidades al permitir su adaptación a ritmos individuales. La IA brinda la oportunidad de crear planes de estudio personalizados que se ajustan al ritmo, estilo y capacidad de aprendizaje de cada estudiante. En este orden los profesores, instructores o maestros pueden identificar los déficit intelectuales de los estudiantes: En otras palabras, pueden detectar las áreas en las cuales un estudiante necesita más apoyo y le ofrece recursos adicionales de ayuda. La IA mejora de la experiencia del estudiante en dos sentidos: el -Aprendizaje Interactivo con los llamados “chatbots“ y los asistentes virtuales al poder responder preguntas, ofrecer ejemplos y brindar una retroalimentación inmediata; sumado a la “Gamificación”, es decir transformar el aprendizaje en un juego, aumentando la motivación y el compromiso de los estudiantes con el modelo o actividad. Con sus posibilidades de desarrollar habilidades al estimular el pensamiento crítico permite formular problemas complejos y requerir de los estudiantes soluciones creativas.
A la luz de las anteriores potencialidades, la Inteligencia Estratégica representa una novedosa herramienta para cualquier organización que busque tener éxito a corto y mediano plazo, dada la velocidad con las cuales se desarrolla sus capacidades y potencialidades que le proporcionan una visión clara de las oportunidades y amenazas que plantea el entorno. La IA permite desde los gobierno, universidades hasta las escuelas primarias planificar y tomar decisiones más estratégicas y efectivas.
De igual forma en el derecho, la IA proporciona una visión profunda y actualizada sobre el panorama global, sus capacidades tienen un impacto significativo en las ciencias jurídicas de diversas formas y maneras. En este contexto ayuda a los legisladores crear leyes más efectivas y adaptables a las nuevas amenazas y oportunidades a la sociedad. Por ejemplo, la IA sobre ciberseguridad puede influir en la redacción de leyes más severas para proteger la información digital. En el camp judicial ayuda a los jueces a comprender en un contexto más amplio los casos a juzgar, lo cual le ayuda a tomar decisiones más ajustadas a derecho. Por ejemplo, la inteligencia sobre el terrorismo puede ayudar a los jueces a evaluar la amenaza que representa un acusado, y ayudar a prevenir el delito facilitando identificar patrones de comportamiento y tendencias delictivas, lo cual permite a las fuerzas del orden prevenir el crimen de manera más eficaz. Por ultimo representa un mecanismo para la protección de los derechos humanos, al proporcionar información sobre sus violaciones. En definitiva , la IA puede ayudar a los gobiernos y organizaciones internacionales a tomar medidas para proteger a los ciudadanos y víctimas del delito.
Considerando que el derecho establece un marco normativo que guía las acciones de los individuos y las instituciones, resulta justificable en un ejercicio dominical de opinión, triangular la IA con la educación, el derecho y las políticas públicas como un conjunto de acciones que los gobiernos implementan para abordar problemas sociales, económicos y políticos.
Siendo aceptado, que el derecho y las políticas públicas mantienen una relación simbiótica. El derecho legitima las políticas públicas, proporcionándoles el marco legal necesario para su implementación y cumplimiento. A su vez, las políticas públicas dan vida al derecho, traduciendo principios y normas abstractas en acciones concretas que responden a las necesidades de la sociedad. Sin embargo, esta relación no es unidireccional, ya que el derecho también limita el alcance de las políticas públicas, asegurando que estas se desarrollen dentro de los parámetros establecidos por la Constitución y las leyes. La relación entre el derecho y las políticas públicas es fundamental para el buen funcionamiento de cualquier Estado democrático. El derecho proporciona la legitimidad y el marco normativo necesarios para la acción gubernamental, mientras que las políticas públicas dan vida al derecho, traduciéndolo en acciones concretas que impactan en la vida de los ciudadanos. Esta interrelación garantiza que las decisiones políticas estén basadas en principios justos y equitativos, y que el sistema jurídico se adapte a las necesidades cambiantes de la sociedad.
En resumen, partiendo que la educación, el derecho y las políticas públicas se encuentran en una relación de interdependencia. El derecho proporciona el fundamento legal para las políticas públicas, mientras que estas últimas con la ayuda de la Inteligencia Artificial, concretan y actualizan el ordenamiento jurídico del Estado.