La noticia es dramática, pero no ha tenido la repercusión que merece, tal vez porque creemos que nada en Venezuela puede ir a peor. Pero sí, el régimen castro-chavista aún tiene margen para seguir destruyendo. En este caso, a través de sus peones del Tribunal Supremo, que acaban de sentenciar a muerte a El Nacional, el último gran periódico que sobrevivía al asedio liberticida. Porque eso, el cierre, significa la condena por difamación que le obliga a pagar 13 millones de dólares a Diosdado Cabello.
Para que se hagan una idea, es como si Jack el Destripador hubiera ganado una demanda a la prensa inglesa por mancillar su honra al informar sobre sus crímenes. Cabello, en su día número dos de Hugo Chávez, está acusado de narcotráfico por Estados Unidos, que ha puesto precio a su cabeza, y acumula denuncias por corrupción y malversación a lo largo de su prolífica trayectoria: de simple teniente a multimillonario pasando por ministro, gobernador o presidente de la Asamblea Nacional. Varios ex altos funcionarios del régimen lo sitúan al frente del llamado Cártel de los Soles, la red estructurada por la cúpula militar chavista (los soles son los emblemas de los generales) para sacar la cocaína colombiana hacia Estados Unidos y Europa.
Sobre eso informó en 2015 El Nacional, que recogió la exclusiva de los diarios ABC y The Wall Street Journal sobre la deserción de Leamsy Salazar, jefe de seguridad de Cabello, y su demoledor testimonio ante la fiscalía estadounidense. Cabello demandó al diario y a cuantos se hicieron eco de la noticia. El Nacional fue condenado en 2018 al pago de una indemnización de 1.000 millones de bolívares (equivalentes entonces a 10.000 dólares). Y ahora, con la excusa de «indexar» esa cifra a la galopante inflación, el Supremo ha cambiado el monto y lo ha fijado en petros, una criptomoneda que Caracas se ha sacado de la manga (¿sería esta la del famoso informe por el que cobró un pastón Monedero?). Total: 237.000 petros, 13 millones de dólares.
Cabello ha anunciado grandes planes filantrópicos con las instalaciones de El Nacional. Su editor, Miguel Henrique Otero, confía en que la sentencia no llegue a aplicarse. Fundado en 1943 por su abuelo, el periódico suspendió la edición impresa en 2018 ante la falta de papel. Desde entonces sigue publicando online, con los servidores fuera de Venezuela. Solo la presión internacional podría salvarlo, si logra disuadir a Nicolás Maduro de satisfacer la avidez de un personaje amortizado como Diosdado Cabello.
Artículo publicado en el diario El Mundo de España
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