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La guerra o la paz

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Edmundo campaña

Foto Gabriela ORAA / AFP

“Todos los pueblos tienen derecho a decidir su propio destino mediante la libre expresión de su voluntad”.

Andréi Sájarov, Premio Nobel de la Paz

Venezuela vive momentos cruciales, comparables tal vez con hechos históricos que trascendieron fundamentalmente por un protagonismo popular. Con la mira en el retrovisor, el 19 de abril de 1810 y el 23 de enero de 1958, por mencionar dos de esos eventos, representan el gran peso que tiene la firme determinación que toman los pueblos una vez que se percatan de que pueden -por sí mismo- labrarse con coraje otro destino al que han vivido, tal como sucederá pronto con el actual régimen de 25 años de terror, ignominia y opresión.

Hoy -cuando el miedo pasó de bando- solo le queda al chavomadurismo apelar al hostigamiento y la amenaza para tratar de preservar en lo posible lo que fue su voto duro y así mostrar algún músculo para manipularlo y abultarlo a conveniencia. El caso es que perdió incluso su base popular y nada tienen para exhibir electoralmente, solo desesperación y pánico. Nunca antes, en los gobiernos democráticos hubo pánico por entregar el poder. Ni siquiera cuando se le entregó a Chávez. Este fenómeno se produce de seguro por aquello de “quien la debe, la teme”. Ha sido tanto el desmán, el latrocinio y la represión, que les aterra quedarse vulnerables por el veredicto popular, despojados de la omnipotencia, la impunidad y la coraza pretoriana.

Hoy Maduro nos amenaza con el sesgo de optar por la guerra o la paz; pues, los demócratas votaremos por la paz que representa Edmundo. Una inmensa mayoría de venezolanos, liderados por él y María Corina, le está apostando a esa paz con una salida electoral; de allí que dentro de pocos días acudiremos masivamente a nuestros centros electorales, votando para que haya libertad, justicia y honestidad, pero fundamentalmente para que haya paz en un país que ha sido objeto de una sistemática guerra iniciada por Chavez y su logia con los golpes fallidos del 92, perpetrados contra una democracia que le permitió ostentar un poder que luego involucionó en un régimen antidemocrático, caracterizado por la represión y las persecuciones, desapariciones forzosas, torturas, presos políticos, delitos de opinión, cierre de medios, censura y en el que se le ha segado la vida a muchos venezolanos que solo demandaban libertad y justicia.

Un pueblo sediento de redención es un pueblo incontenible que hará valer pacíficamente su decisión democrática de superar la marginalidad que nos ha dejado a la zaga de los estándares políticos, sociales y  económicos en el mundo. Conculcárselos por vías de hecho o por medio de cualquier subterfugio, dará paso a una resistencia no violenta hasta que sea reconocida la voluntad popular contundentemente expresada el próximo 28 de julio. Se impondrá el determinante poder disuasivo del abrumador voto popular a cualquier aventura militarista, que reniegue de su esencia como institución consagrada constitucionalmente para la defensa del pueblo venezolano.

Solo quedará un Maduro batallando con su propia guerra interior, íngrimo, derrotado, mas deslegitimado y temeroso, rechazado por el pueblo venezolano y la comunidad internacional, seriamente cuestionado por su propio partido como candidato perdedor y responsable de lo que será una aplastante derrota de la izquierda siniestra que encabezan los colonizadores cubanos en nuestro país. No le conviene comerse la luz en su desespero.

@vabolivar

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