El día 4 de junio ha sido declarado Día Mundial del Niño, sin embargo y paradójicamente vemos que en este planeta de diversas maneras y situaciones se libra una callada guerra híbrida contra la infancia. Si entendemos la guerra híbrida como una teoría de la estrategia militar que utiliza toda clase de medios y procedimientos, fuerza convencional o cualquier otro medio irregular como la insurgencia, el terrorismo, la migración, preceptos ideológicos, uso inadecuado de recursos naturales, junto a otros más sofisticados con una influencia sobre la población que resulta vital. Es un nuevo tipo de guerra que «viene a dar por superada la guerra asimétrica (ejército convencional contra fuerza insurgente)». Una ventaja de esta estrategia es que el agresor puede evitar que le atribuyan el ataque, no crea culpas aparentemente. En estos días de 2022 pareciera que la población infantil en Venezuela y en el mundo enfrenta presiones propias de esta estrategia de guerra híbrida.
En primer lugar, citaremos las víctimas de episodios de guerra, caso Ucrania y violencia como los tristes y repetidos ataques a niños en escuelas en algunas ciudades norteamericanas.
En el triste episodio de Ucrania vemos que a medida que las operaciones rusas han fallado, se atacan objetivos no militares, escuelas, hospitales, propiedades residenciales y centros de transporte, lo que indica la voluntad de Rusia de atacar la infraestructura civil en un intento de debilitar la determinación de Ucrania.
Una escuela de arte en la ciudad portuaria de Mariúpol, en la que se refugiaban cerca de 400 adultos y niños, fue bombardeada por las tropas rusas, denunció el ayuntamiento de esa ciudad, en el sureste de Ucrania. Hasta la fecha se citan cifras de más de 250 niños abatidos por las tropas rusas y más de 400 heridos, mutilados o en peligro de muerte.
En Uvalde, Texas, se repitió de nuevo el inexplicable ataque a la población infantil con un saldo de 19 víctimas caídas en el sitio donde estudiaban y socializaban con sus compañeros y maestros en plena armonía. La suma de niños abatidos en Estados Unidos por estos episodios de violencia es lamentablemente creciente, sin que hasta los momentos se haya asumido un estado de conmoción nacional que movilice al país en búsqueda de respuestas y estrategias frente a esta imperdonable tragedia. Entre enero de 2013 y el 24 de mayo de 2022 se han registrado 926 eventos y más de la mitad (505, 55%) se iniciaron con el objetivo de atacar a la población escolar.
Otro episodio crítico que muestra la vulnerabilidad de la infancia es el abandono, antiguamente en las puertas de hospitales, instituciones religiosas y en los últimos tiempos en indistintos lugares, parques, botes de basura. En general estos infantes van a parar a hospicios cuyo trato está lleno de episodios de maltrato, violencia que marcará sus vidas adultas y sus posibilidades de reinserción exitosa en la sociedad. Aunque las cifras estén encubiertas por los gobiernos, esta situación es muy extendida en países socialistas donde la familia es sustituida por las instituciones de Estados totalitarios.
En Rumania, la BBC publicó un informe con detalles de la realidad de los hospicios: «Una cosa que particularmente describen son los sótanos. Había niños que no habían visto la luz natural por años. Cuando fueron sacados por primera vez. La mayoría de ellos se aferraban a las paredes, subían sus manos para protegerse los ojos de la luz».
Muchos niños fueron enviados a otras instituciones no especializadas en atención a la infancia porque no había cupos en los orfanatos y las familias eran impotentes para cuidarlos por el acoso del Estado comunista.
Mihai, un hombre que vivió en uno de esos centros, le contó a la BBC que los niños eran golpeados por el personal y que en muchos casos los menores eran víctimas de los abusos de los mayores.
«Mi vida era comer y dormir, solo existir«, dijo.
Según el testimonio de residentes del lugar, a los niños se les daban medicinas, incluso aunque no estuvieran enfermos.
«El personal nos inyectaba para calmarnos. No sé qué era, pero nos hacía dormir por mucho tiempo«, le señaló Vasil en 2005 a la BBC.
Por último, quizás el más doloroso episodio de esta guerra híbrida multiforme es la infancia víctima de la privación de alimentos básicos para asegurar el pleno desarrollo de sus potencialidades físicas y mentales. Según informa el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en 4 países y una región de África experimentan graves crisis humanitarias, 10,4 millones de niños sufrirán estados de desnutrición aguda en la década de los veinte, debido a la escasez de alimentos, la pandemia, la guerra de Rusia contra Ucrania (gran productor de cereales). Estos diferentes casos o situaciones muestran la vulnerabilidad de la infancia ante cualquier episodio de violencia, guerra, malas políticas y desastres naturales.
En Venezuela la población infantil afectada por problemas de desnutrición es creciente y expandida, sin ninguna medida o acción gubernamental para atender directamente este robo del futuro que impacta a cerca de 50%.
La guerra híbrida contra la infancia lamentablemente se nutre de estos elementos negativos, los episodios de guerra, la violencia repetida en las escuelas, la destrucción de la capacidad protectora de la familia por razones ideológicas, el abandono por parte de la familia y la desnutrición que priva a los infantes de la oportunidad de lograr un desarrollo pleno de sus potencialidades y aspiraciones.
Por todas estas razones, es imprescindible repetir que los candidatos a las probables elecciones primarias en Venezuela deben convertir la salvación de nuestra infancia en una gran prioridad. Los proyectos integrales ya están diseñados, tales como avanzar hacia una economía abierta al mercado, productividad y competitividad; cimentar un Estado de Derecho basado en idoneidad, capacidad y transparencia de todo el sistema responsable de impartir justicia. Igualmente sabemos que estas propuestas económicas y jurídicas se montan sobre una plataforma de libertad, respeto al ciudadano y convivencia política. Es el momento de proponer acciones concretas, grandes cruzadas que puedan unir a todos los venezolanos en objetivos compartidos. Hay que declarar que para las fuerzas democráticas una de las grandes tareas y responsabilidades es salvar a nuestra infancia del abandono, violencia, hambre y maltratos, problemas que nos convertirán en un país miserable y sin futuro, si no lo encaramos con la importancia y prioridad que merece.
A salvar nuestra infancia.