Atrás quedaron los años en los que muchos venezolanos durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez lograron estudiar una carrera universitaria en el exterior y convertirse en profesionales exitosos gracias a las becas de Fundayacucho. En Venezuela actualmente miles de jóvenes han visto sus esperanzas de estudio castradas gracias al legado de Chávez: Nicolás Maduro. Las gloriosas casas de estudio nacionales que encumbraron a los más ilustres personajes de nuestra historia, hoy yacen bajo el abandono, la escasa asignación presupuestaria y los robos e incendios provocados por los delincuentes que operan sin ningún tapujo ante la falta de personal de seguridad; situación derivada por los recortes económicos aplicados por el gobierno. Los antisociales han destruido las instalaciones de universidades como la UDO y la UCV, entre otras.
Duele en el alma ver cómo jóvenes con ganas y con edad de ingresar a la universidad están perdiendo su futuro, empujados a un sistema laboral precario para poder subsistir dentro de una economía que se los traga. Son demasiados los que se han tenido que marchar escapando del hambre y la inseguridad, sin poder iniciar, continuar o culminar con éxito sus estudios, debido a que las cosas en el extranjero tampoco son nada fáciles. Los que emigraron de Venezuela lo tienen difícil para poder matricularse en una universidad, en muchas naciones la educación pública hay que pagarla a un coste, que de barato tiene muy poco. En esas circunstancias y bajo condiciones laborales similares a las de la esclavitud, quienes alguna vez soñaron con ser grandes profesionales están viendo menguar cada día sus aspiraciones, arropados por una realidad que deja poco espacio para soñar.
En Venezuela se ha perpetuado un ataque generalizado a la educación superior a escala nacional. Por ejemplo, la Universidad Central de Venezuela sigue enfrentado un atroz déficit presupuestario al igual que ocurre en el resto de las instituciones públicas académicas. En ese panorama también se registra la mayor deserción estudiantil de su historia. Muchos de sus alumnos se fueron del país abandonándose a la suerte. La mayor obra del arquitecto Carlos Raúl Villanueva —declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco— sufrió un incendio provocado por la acción delictiva, que causó daños en la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos el año pasado, paradójicamente los bomberos no contaban con agua suficiente para poder apagar el fuego rápidamente, lo que complicó aún más el siniestro. Esta no es la primera vez que ocurren este tipo daños en “la casa que vence las sombras”.
Actualmente hay un déficit de profesores en la UCV, se habla de cátedras desiertas, además los reportes señalan que muchas de las clases sólo se pueden ver de día por falta de bombillos en las aulas. A eso hay que agregarle los robos y los daños generales que presenta su infraestructura, en 2020 un tramo de techo de 300 metros, se vino abajo (por suerte sin dejar heridos).A finales del 2021 Maduro inició algunas reparaciones en esa institución que arribó a sus 300 años enfrentando una crisis sin precedentes. Miguel Barone representante estudiantil, declaró a la prensa que esas medidas por parte del gobierno, son “un caballo de Troya” para realizar una intervención.
La Universidad de Oriente también ha sido una de las más golpeadas en el país. Una ola de incendios y actos vandálicos se han efectuado en los últimos años en sus sedes, uno de los más horribles sucesos ocurrió en 2020 en Cumaná: el fuego arrasó con casi 120.000 ejemplares de la biblioteca central. Miles de investigaciones, tesis de grado y libros que desde hace más de 50 años pertenecieron a la universidad, fueron reducidos a cenizas. Nada más en mayo de ese año se hicieron más de 50 denuncias —38 de estos eventos se registraron en la UDO— de incidentes en varias casas de estudio venezolanas.
La Universidad de Oriente lleva años sufriendo ataques criminales, además de la biblioteca central, el oceanográfico y el auditorio, también fueron incendiados la Unidad de Estudios Básicos del núcleo La Sabanita en 2021 en el estado Bolívar entre otros sucesos que han estado perpetuándose a lo largo del tiempo. En la UDO los delincuentes han desmantelado y robado cuanto han querido, desde pizarras, puertas, pupitres, ventanas, estantes, computadoras y cables hasta los laboratorios y obras de un gran aporte científico y cultural para la humanidad.
La Universidad Simón Bolívar es otra que no se encuentra en su mejor estado, hay problemas de deterioro, falta de profesores, problemas de transporte, disminución en el número de estudiantes e insuficiencia presupuestaria. El personal que hace vida en sus instalaciones hace un gran esfuerzo para poder mantener en pie su funcionamiento. Para colmo de males el chavismo ha realizado una designación arbitraria de autoridades interinas.
La situación de deterioro y destrucción de las universidades en Venezuela es general y crítica. Detallar todo lo que está ocurriendo en cada una de ellas es un trabajo digno de varios libros, pero en un sólo artículo resulta imposible de enumerar y exponer la extensa gravedad de los hechos. No obstante toda visibilización del problema significa un aporte a la lucha de una generación que a pesar de todo sigue teniendo fe en superarse. Es esta una generación proscrita, que merece un futuro mejor. Por ellos y por los que vendrán debemos recuperar la democracia. Ningún esfuerzo será en vano.
Todos sabemos que al chavismo no le interesa tener a una sociedad con estudios, el propio Maduro no se preparó nunca para el cargo que ostenta y quienes tienen el poder en este momento apuestan por mantener a la sociedad adoctrinada e iletrada para poder manipular y destruir aún más a Venezuela. Lo que ellos pretenden se podría resumir perfectamente en un pensamiento de Simón Bolívar: “Un pueblo ignorante es el instrumento de su propia destrucción”.
Yo creo en un país en el que absolutamente todos nuestros jóvenes tengan la oportunidad y los recursos para ir a una universidad y convertirse en esos profesionales que están destinados a ser.
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