Los venezolanos que sufragaron este domingo 21 de noviembre lo hicieron para elegir 23 gobernadores y 335 alcaldes, 253 miembros de consejos legislativos y más de 25.000 concejales. La abstención se impuso con indicativos numéricos de 58,2% del registro electoral, conforme expresó el rector Pedro Calzadilla, presidente del Consejo Nacional Electoral.
Leer o escuchar las crónicas de periodistas en los medios independientes reseñar con denodado acierto las citas electorales en Venezuela para escoger representantes locales; bien podrían ser las de este año, el pasado, hace un quinquenio, o década ya que los males son sustancialmente los mismos.
Tales notas reflejan, previa y posterior a la fecha para sufragar, males como negativa del CNE para actualizar fehacientemente el registro electoral; ausente motivación a cedular y registrar nuevos votantes; fallas electrónicas del acto en cada cita; indebida participación de los militares actuantes en la operación república; votantes asistidos ilegalmente por militantes del partido de gobierno; puntos rojos de confrontación cedular; amenazas a empleados del Estado con dejarlos cesante de no votar por una tendencia extrema definida; traslado de circuitos electorales; mudanza de participantes hacia direcciones postales lejanas; votos de ciudadanos fallecidos; detectar receptoras de cómputos activada y alimentada en lugar remoto contrario a la norma, ausente actuaciones ulteriores del ministerio público ante hechos punitivos comprobados sin castigo alguno posterior, etc.
La incierta solución de los directivos por mayoría del poder electoral de tales fallas me hace temer de ellos fines inconfesables para desvirtuar la voluntad del pueblo expresada en las unidades receptoras del encausamiento cívico.
Sin duda para que los pobladores tengan la opción de solucionar la problemática deben retrotraerse a los primeros años de este siglo XXI cuando el entonces presidente del gobierno español Rodríguez Zapatero autorizó el uso de armas y productos químicos para enfrentar las protestas pacíficas en Venezuela. También se impone extrañar a los cubanos.
Sin pensar solo en el pasado para resolver las dificultades que agobian a los venezolanos veamos el presente de lo acontecido este 21 de noviembre y lo que profesionales en estas lides nos aportan.
La organización local venezolana Súmate en evaluación inicial no definitiva indican: Se observó reparto de bolsas de comida CLAP en una de diez mesas de votación. Resaltan que en 44,5% de los centros de votación los llamados “jefes de calle”, léase operadores comunistas, movilizaron o acompañaron electores para supervisar su participación.
De igual proceder, el voto asistido fue evaluado como mecanismo de coacción en 28,7% de los ejes con una incidencia de 80%.Procedieron a escanear el código QR del carnet de la patria en la sede para la constancia interesada.
La abstención tiene un notable significado cuando prestan atención la ausencia de garantías y transparencia reflejándose ello en el alejamiento de 58% del RE, en su mayoría jóvenes, con una participación equivalente a 41.80%, según el CNE.
Sectores universitarios expertos en evaluaciones de campo y data formulan , en base a encuestas a boca de urna, que la abstención está en el setenta porcentual.
En cuanto a los resultados y su incidencia en los estados, versados tecnócratas consideran inconsistencia numérica en la recopilación de información ya que el CNE atribuye con 10% menos la cantidad de votos sufragados por el PSUV debajo de la oposición circuitos ganadores en la mayoría de los estados. Ello demuestra lo torcido de los procesos electorales aceptados como legítimos por la actual directiva.
Es posible que en los índices de abstención electoral los desplazados incidan en la estadística. La coordinadora de refugiados de Naciones Unidas reportan casi seis millones de migrantes en el mundo que provienen de Venezuela.
Los observadores de la Unión Europea en el informe preliminar a ser definitivamente terminado el venidero mes de enero fueron muy cautos a la hora de señalar hechos reñidos con la transparencia del proceso, pero las fijaciones expuestas en torno a la legalidad de las actuaciones del CNE amenaza desde ya debatir acerca de la harta interferencia del Ejecutivo Nacional de Venezuela en citas de escogencia de representantes o mandatarios.
Creer que el diálogo de un sector de la oposición y el gobierno producirá resultas para el retorno de la democracia y el reinicio de la prosperidad en la tierra del libertador Simón Bolívar, en realidad solo estarán, para quienes lo patrocinen de buena o mala voluntad, colocando un ladrillo al recinto carcelario donde depositara el tirano sus futuras generaciones. La libertad se conquista no se negocia.